Impulsa poblano combinar agricultura con tecnología 

Miguel Ángel Damián Huato investigó durante 15 años el manejo del maíz y la milpa para desarrollar un nuevo proceso

Si se combina el uso de la agricultura campesina con la nueva tecnología en los cultivos mexicanos, la producción de alimentos se duplicaría en 10 años, lo que significaría un crecimiento anual del 10 por ciento; sin embargo, con los procesos actuales aplicados al campo, el crecimiento se ha limitado a un .35 por ciento durante 35 años.

Esto lo comprobó el profesor investigador en agroecología de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP), Miguel Ángel Damián Huato, en un estudio aplicado en 13 municipios poblanos, cuyo resultado presentará en el Simposio Internacional de Agroecología de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), a realizarse del 3 al 5 de abril en la sede central en Roma, Italia.

Durante 15 años, el Miguel Damián investigó la forma en la que los campesinos poblanos manejan el maíz y la milpa, así como la manera en la que el conjunto de cultivos funciona para mejorar la productividad de la siembra.

El modelo productor innovador que fue identificado por el investigador, funciona gracias a que los agricultores cultivan maíz, frijol y calabaza dentro de un mismo terreno, al tiempo en que combinan tecnologías campesinas y modernas para la conservación de suelos, así como el uso de fertilizantes, "el grupo funciona como un pequeño bosque que es capaz de mantenerse por su propia cuenta".

Cuando los campesinos logran acoplar ambas partes de las tecnologías, la producción es superior y les da mayor calidad a los alimentos, explicó el académico en entrevista con El Popular, diario imparcial de Puebla.

Así se genera una complicidad entre cultivos para funcionar como una sola atmósfera que se beneficia por las capacidades de los demás. De esta manera, el frijol es capaz de mantener el nitrógeno de la atmósfera y pasarlo al maíz, mientras que las plantas que conviven en la milpa necesitan de distinta cantidad de energía solar y agua, es por eso que las plantas pueden trabajar al máximo.

En el caso de las milpas, los insectos que pueden afectar los cultivos de maíz, tienen enemigos naturales debido a que las plantas que se encuentran en el conjunto más grande tienen animales que son enemigos naturales de los primeros, es así que se forma una cadena alimenticia beneficiaria entre la comunidad orgánica de la plantación.

A diferencia de cuando se siembra un sólo cultivo, un agricultor que usa el modelo productor innovador, es capaz de cosechar más alimento tanto para la venta como para el consumo propio.

Una prueba clara de esto, es que con el estudio de Damián Huato, un productor del municipio de Jolalpan obtuvo 350 kilogramos de pepita para pipián al año, que en el mercado alcanza un valor de hasta 50 pesos el kilo y para autoconsumo no ocupan más de 50 kilos al año, lo que significa una ganancia de hasta 15 mil pesos por año sólo en ese cultivo.

Si un campesino logra sembrar frijol, calabaza y maíz en un terreno de mil metros cuadrados, cuatro miembros de una familia podrían comer durante todo un año, así un productor eficiente tendría también un alto nivel de alimento.

Es por esta razón que el investigador buscará motivar a los directos de la FAO para que se abran puertas en el gobierno mexicano que impulsen este tipo de producción alimenticia que beneficie tanto a los productores como a los consumidores.

El académico puntualizó que en el caso de los campesinos que utilizan un sistema moderno de cultivo con herbicidas no podrán beneficiarse del modelo productor innovador, pues estos químicos impiden a los cultivos de frijol y calabaza funcionar de manera correcta.

Otro obstáculo por solucionar, agregó, es que los corredores agrícolas son diferentes según la zona en la que se encuentren, por lo que el modelo productor innovador, como se le conoce, sólo funciona correctamente a nivel local.

Es así que hay que identificar los patrones tecnológicos que corresponden a cada área del país para encontrar cuál es funcional, según la zona en la que se encuentre.

Huato aseguró que en México existen entre 200 y 300 agronichos y hay uno en específico que va desde Guerrero hasta Oaxaca que presenta condiciones similares a las de su estudio en Puebla.

Debido a que en México no se tienen estadísticas oficiales del sembradío de milpa sólo se sabe que representa el 20 por ciento de la superficie total sembrada; no obstante, el conocer y expandir el cultivo de milpa ayudaría a que se produzcan alimentos de mayor calidad.

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