San Juan Raya, el secreto mejor guardado de la Reserva de la Biosfera

San Juan Raya está en un área natural protegida desde 1998 y con el nombramiento de la UNESCO forma parte de un Patrimonio Mixto mundial

San Juan Raya, el secreto mejor guardado de la Reserva de la Biosfera
Karen ROJAS | Los 250 pobladores de San Juan Raya saben de la riqueza natural y de la historia de su tierra San Juan Raya, el secreto mejor guardado de la Reserva de la Biosfera

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Atravesar un camino de terracería es la única manera de llegar a San Juan Raya, así ha sido siempre, por eso los turistas y autoridades deciden sólo llegar a Zapotitlán Salinas, el más beneficiado de los 20 municipios y comunidades poblanas que abarcan la Reserva de la Biosfera Tehuacán-Cuicatlán, declarada el pasado 2 de julio, como Patrimonio Mixto de la Humanidad por la Unesco.

Los 250 pobladores de San Juan Raya saben de la riqueza natural y de la historia de su tierra, con lo cual pareciera que la comunidad debería al menos tener lo mínimo para ser turísticamente explotable, pero la realidad dista mucho de ese ideal. Basta ver la condición social y económica en la que viven sus habitantes, las carencias de infraestructura y las necesidades básicas de acceso.

San Juan Raya está en un área natural protegida desde 1998 y ahora con el nombramiento de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO por sus siglas en inglés), forma parte de un Patrimonio Mixto mundial, por su variedad de flora, la historia de su tierra y cultura. Los pobladores lo saben y orgullosos han aprendido a vivir en medio de prohibiciones para cultivar y el pastoreo de sus animales, pero también de satisfacciones por presumir de su entorno.

Zapotitlán es el municipio y San Juan Raya una de sus comunidades; sin embargo, es el primero el que se ha llevado los reflectores, y con ello las obras de acceso para atraer más turismo, ahí se encuentra el Jardín Botánico Comunitario "Helia Bravo Hollis", nombrado así en honor a la científica mexicana que inició las investigaciones en esta zona.

Turismo internacional y nacional ha pisado Zapotitlán Salinas, nombre recibido por la producción de sal orgánica elaborada de manera ancestral. Contrario a San Juan Raya, en Zapotitlán, los comuneros y ejidatarios han impedido y se han inconformado por nuevos títulos para la reserva ecológica; para ellos, son prohibiciones para explotar sus propias tierras.

Como muestra de su enojo en julio de 2017 impidieron al presidente del país, Enrique Peña Nieto, ingresar con su comitiva, incluyéndolo a él, para grabar un spot como parte de su Quinto Informe de Gobierno. No querían recibir al responsable de que la Reserva de la Biosfera fuera Patrimonio Mixto, obtenido un año después.

En San Juan Raya, el escenario es distinto, ellos anhelan y han buscado insistentemente que los ojos del mundo giren a su comunidad y a Zapotitlán, saben que es la única manera de mejorar sus condiciones de vida y cuidar su fauna.

Antes tráfico, hoy protección y restricciones

Tráfico de cactáceas y contrabando fue a lo primero que se enfrentaron los pobladores, desconocían el valor de su tierra y por eso aceptaban que viniera gente extranjera, les pagaban unas monedas y se llevaban las plantas, o que en San Juan Raya, su propia gente comercializara turritelas (caracoles fósiles), sin saber que vendían parte de su historia.

Un difícil encuentro con lo suyo, relata Juan Reyes Barragán, oriundo de San Juan Raya y promotor turístico, que ha buscado difundir su comunidad y también a Zapotitlán, quiere compartir la naturaleza de la región: 700 especies diferentes de flora, de las cuales, al menos 11 por ciento son endémicas, es decir, sólo se encuentran en este lugar.

Puebla comparte con Oaxaca esta Reserva ecológica que integra 490 mil 86 hectáreas, 20 municipios poblanos y 30 del estado sureño. Pasar la carretera Tehuacán-Huajuapan, que es la que atraviesa la zona, es ya turístico por la localidad de San Antonio Texcala, perteneciente a Zapotitlán, donde trabajan ónix como artesanía, pero ya procedente de otros estados debido a que no pueden explotar más minas en la zona protegida.

Llevar a los animales a pastar también se ha complicado para los propietarios de chivos; esta opción ya no es viable ante la protección del lugar, por lo que quienes trabajan para el ritual étnico de La Matanza realizado en octubre de cada año, el pastoreo debe realizarse en las tierras de los estados vecinos de Veracruz o Oaxaca.

San Juan Raya, el lugar escondido

Después de poco más de una hora y media, tras atravesar el árido paisaje, el clima seco, un baño de polvo por la terracería que dirige a San Juan Raya, es como se llega, no sin antes lograr un pequeño pedazo de pavimento, el cual instaló el gobierno de Tehuacán para favorecer a su junta auxiliar, Santa Ana Teloxtoc, cercana a San Juan, y la única con carretera.

Unos viejos letreros advierten de la cercanía de San Juan, como pidiendo a los viajeros no desesperarse ante el intenso calor y el polvo al interior y exterior de los autos. Al menos para extranjeros, eso no parece ser un impedimento para conocer un poco de lo árido de México, es por ello que al menos dos operadoras internacionales de tour han integrado a San Juan Raya como paso obligado en el sureste mexicano, para conocer las cactáceas de la región. De esta manera, tanto franceses, coreanos, estadounidenses, chilenos, argentinos, españoles y alemanes, conocen de San Juan Raya.

Más allá de la riqueza en flora, la Reserva y hoy Patrimonio Mixto cuenta con diversidad de fauna: hasta 33 especies entre las que se pueden encontrar jaguares, venados cola blanca, águilas reales, conejos, coyotes y serpientes como la víbora de cascabel.

El recorrido es de al menos 10 kilómetros desde la ciudad de Tehuacán. Hay dos opciones para que los pobladores se conecten con su municipio: el auto propio y tres corridas de transporte público por día.

Casas de carrizo son visibles, aunque ya con el paso de los años existen viviendas que muestran el ligero crecimiento económico del lugar, debido al turismo y a la organización de sus pobladores, y es que eso se presume de San Juan, su gente es la que ha mostrado interés por organizarse y mejorar sus recorridos, aprender de investigadores y solicitar capacitaciones para la gente, derivado de esto, es como se construyó un acceso para turistas donde se instalaron artesanos del lugar para ofrecer sus productos: diseños con palma.

Artesanas limitadas y familias favorecidas

Cactus en palma, aretes, adornos de mesa, dinosaurios en palma, miniaturas, sombreros, anillos, tenates, la fauna hecha palma en diferentes tamaños, biznagas gigantes, copias de turritelas con yeso y mucho más puede un turista encontrar en la mesa de las artesanas instaladas en el inmueble destinado a turistas. Para lograr sus artesanías, relatan las mujeres, rajan la palma, la humedecen, tiñen y finalmente tejen, hay quienes utilizan la corteza ya muerta de los 'pata de elefante', las plantas denominadas así por el grosor de su torso y raíz.

Cada año, las artesanas rifan los lugares del acceso a turistas, nos relata Juan Reyes Silva, quien en sus manos muestra el trabajo que implican estas artesanías, el mismo que ha buscado compartir con sus hijas desde muy pequeñas para que aprendan del oficio de su madre, algo que es común en la región, por eso es común ver a niñas ofreciendo lo que ellas mismas elaboran desde pequeñas.

Juan, acompañado de otra artesana, afirma que hay familias cuya única forma de subsistencia es la artesanía desde San Juan, por eso lamenta que una sola sea la beneficiaria de la administración de la Reserva. Dicen desconocer los motivos, porqué o cómo se tomó tal determinación, pero años han pasado y a una sola familia llevan y traen en ferias regionales y nacionales, al resto sólo les queda el espacio construido en San Juan.

Mientras una joven de al menos 19 años explica a un turista los recorridos que ofrecen llega Juan Reyes, con su camisa con el logo de turismo de San Juan, su sombrero y sandalias algo desgastadas por el recorrido y sol quemante que ha llegado a alcanzar 38 grados. Sabe de la historia de San Juan Raya y la Reserva, como que desde 1990 comenzaron a llegar los primeros investigadores y exploradores procedentes de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), quienes pidieron a la población evitar que gente ajena al lugar extrajera fósiles y plantas, y que mucho menos intercambiaran por dinero lo encontrado en su región.

Recuerda Juan Reyes, cuando unas personas fueron detenidas tras encontrarlas recolectando turritelas en San Juan Raya por la década de los 90 del siglo pasado, posterior al decreto de zona protegida, hecho que conmocionó a la población y ante el temor y todavía desconocimiento, enterraban las turritelas con miedo y un pequeño enojo, como si en lugar de ser privilegiados, resultaran maldecidos por la flora de su comunidad.

En 1998 se decretó la Reserva de la Biosfera Tehuacán-Cuicatlán bajo la gestión presidencial de Ernesto Zedillo Ponce de León donde se aborda la región xerofítica mexicana, localizada al sur de Puebla y al noroeste de Oaxaca, conformando la cuenca alta del Río Papaloapan y un poco del Río Balsas.

Apenas cuatro años antes, en 1994, los pobladores lograron construir el museo comunitario Paleontológico de San Juan Raya, el cual contiene una exhibición de fósiles marinos, madera petrificada, así como piezas de cerámica popoloca.

Huellas de dinosaurios

El recorrido empieza. Se pueden encontrar en el camino biznagas en forma de piña, endémica de la región, con hasta 40 años de vida; patas de elefante; cactus columnares de hasta 16 metros el más alto y peso de hasta 1 tonelada, con tiempos de vida de entre 450 a 500 años los más longevos.

Historias detrás de cada cactácea sólo contadas por los pobladores como Juan Reyes, quien relata el caso del 'asiento de suegra' como se le conoce por la época de la Revolución, donde los que luchaban durante la guerra, exigían a las madres confesar el escondite de las mujeres jóvenes, sus hijas, obligando a las mayores a sentarse en dicha planta: "así declaraban o declaraban", detalla.

Contrario a Zapotitlán Salinas, en San Juan Raya es posible ver huellas de dinosaurios carnívoros y fallas geológicas, al menos 100 huellas de reptiles voladores de la época cretácica inferior, conocidos como Pterosaurios. Nerineidos, que son conchas grandes en espiral o pisadas de saurópodos, dinosaurios de enormes proporciones con cuello largo, cabeza pequeña y patas gruesas.

Escuchar y ver a Juan Reyes hablar de la historia de su región, es ver a un mexicano sentirse orgulloso de su país. Comparte cuando recibió a un grupo de 60 observadores de la UNESCO para realizar el recorrido en la zona en 2017, y saber que contribuyó a que se recibiera el título de Patrimonio Mixto, por la diversidad biológica, ecológica, cultura y paleontológica de San Juan Rayas es una satisfacción.

Todo ese conocimiento se ha compartido, y actualmente existen al menos 30 guías en San Juan, sin importar la edad, ya que el más joven tiene 13 años, y ya le ha tocado ver nuevos descubrimientos, como en 2005, cuando el tío de Juan, Juventino Reyes, descubrió las pisadas de dinosaurios de tres dedos, lo que llevó a los paleontólogos a la región para certificar que sí eran huellas de dinosaurios de al menos 110 millones de años. La investigación correspondió al Instituto de Ciencias del Mar y Limnología de la UNAM, encontrando huellas de lo que antes fue mar y ahora un lugar seco.

Demandan un hospital y carretera

Aunque por la riqueza cultural e histórica que presenta San Juan Raya pareciera un lugar privilegiado, la realidad es otra. Más allá de solicitar apoyos asistencialistas, sus pobladores demandan obra, salud y capacitación, acercar proyectos productivos a la gente para levantar económicamente el lugar del que viven y se sienten orgullosos, pero que en mejora de su calidad de vida, no parece contribuir mucho.

Con un nivel de marginación alto, donde 46.9 por ciento de las viviendas tienen piso de tierra y al menos 32 por ciento de los hogares no cuentan con agua entubada, los pobladores de San Juan Raya piden que las autoridades logren consolidar la carretera de acceso a la comunidad, saben que eso atraería mayor turismo. Una clínica de salud más grande o un hospital, beneficiaría tanto a turistas y los habitantes, que para recibir atención médica, su única posibilidad es salir del pueblo e ir a Tehuacán a más de una hora de distancia.

Proyectos sustentables que impulsen a su gente, a través de lo encontrado en el lugar, como las plantas comestibles, la flor de izote, la flor de agave, o los gusanos de maguey, toda una variedad de gastronomía que aseguran, los hace auténticos, pero que poco se han explotado comercialmente.

"Sólo queremos un empujón. Necesitamos facilidades para aprovechar esta zona", expresa Juan Reyes, al señalar que si ayudaran a los artesanos de palma a comercializar sus productos fuera del lugar, lograrían más por su pueblo, al igual que si los apoyaran en la creación de Unidades de Aprovechamiento y Manejo Sustentable de cactáceas, pero recuerda lo tardado y lento que resultan los trámites burocráticos los cuales detienen el avance de proyectos a su comunidad.

Mientras habla de la historia del lugar, Juan muestra un semblante de orgullo, pero éste cambia cuando recuerda a los representantes del gobierno expresar que en Puebla no pueden explotarse proyectos como las propiedades del maguey, cuando sabe que su tierra es rica en eso y que su propia comunidad, sin autoridades, ha organizado la Feria del Pulque, misma que va por su tercera edición, y sí, sin apoyo del gobierno.

Incrementa el turismo

Tras la denominación de la Reserva de la Biosfera Tehuacán-Cuicatlán (RBTC) por parte de la UNESCO como Patrimonio Mixto de la Humanidad, el turismo en Zapotitlán se ha incrementado 100 por ciento.

El alcalde Isidro Espinoza Fuentes señala que la afluencia turística contribuye a mejorar la economía pues en las semanas pasadas se recibieron más de 5 mil visitantes.

El 60 por ciento de los turistas son de origen europeo, otro 10 por ciento de la Unión Americana y el resto es nacional.

Las diversas variedades de cactus han causado la admiración, ya que algunas especies miden hasta 18 metros de alto, además de que muchos tienen cientos de años y sorprende que se ubiquen en los cerros, sin que se explique cómo llegaron ahí.

Uno de los sitios más visitados es el Jardín Botánico Comunitario "Helia Bravo Hollis", dado a que cuenta con senderos y servicios turísticos. Otro, es el Museo Comunitario Paleontológico.

Entre los lugares emblemáticos están las artesanías de San Antonio Texcala hechas de mármol y ónix, así como las salinas que se ubican en la entrada de esta población.

Para disfrutar de la naturaleza está el Parque Ecoturístico de la Turritelas, mientras que en Los Reyes Mezontla podrán conocer la elaboración de artesanías de barro bruñido.

*Con información de Yomara PACHECO