Con la finalidad de rescatar una tradición religiosa, la Arquidiócesis de Puebla organizó el Viacrucis Angelopolitano de San Francisco Calvario, cuyo recorrido comenzó a realizarse en el año 1606.

Los fieles católicos se dieron cita en el Templo de San Francisco para acompañar a las imágenes religiosas: la Santa Cruz de la Iglesia del Alto; Jesús Nazareno de la Iglesia del Santo Ángel Custodio en Analco; y Nuestra Señora de los Dolores de la Iglesia de Nuestra Señora de Ocotlán.

El viacrucis poblano está conformado por 14 estaciones que emulan los sitios sagrados de Jerusalén. Se trata de una tradición que fue propagada por los franciscanos con ayuda de la Tercera Orden y los devotos de la ciudad.

La arquitectura de las capillas es con fines procesionales, es decir, contaban con una puerta de entrada y otra de salida con la intención de no interrumpir el recorrido. En Puebla, muchas de las puertas se encuentran clausuradas aunque aún es posible apreciarlas.