Las seis imágenes veneradas de este año fueron Jesús de las Maravillas, Jesús Nazareno, la Virgen de la Soledad, Virgen de Los Dolores, Padre Jesús de las Tres Caídas y, por ocasión especial, el Niño Doctor de Tepeaca.

Con porras de "Viva el Niño Doctor", "Cúranos Niño Doctor de Tepeaca", "Que Viva Jesús de las Maravillas", cantos religiosos, pétalos de rosa, confeti, dulces, frutas y agua regalada fue como por lo menos 160 mil creyentes recorrieron el Centro Histórico.

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Al inicio del recorrido, Sánchez Espinosa se detuvo en la esquina de Avenida Reforma y corredor 5 de Mayo para bendecir a personas de la tercera edad y a las de capacidades diferentes; aprovechó para leer un pasaje de La Biblia referente a la sanación de los enfermos.

Al llegar al Santuario de Nuestra Señora de Guadalupe, el arzobispo dio su reflexión entre cantos y porras y recordó que en estas fechas se conmemora la muerte y crucifixión de Jesucristo. 

Si bien el trayecto para llegar a Paseo Bravo fue largo, después de su reflexión en Nuestra Señora de Guadalupe, el recorrido fue más rápido; incluso estuvo acompañado por bandas de música que alababan las imágenes religiosas.

Personas de todas las edades marcharon detrás de las imágenes y de los líderes religiosos, a pesar del calor que se sentía a dichas horas. Al llegar de nueva cuenta al atrio de la catedral de Puebla, monseñor esperó a que se acomodaran las seis imágenes.

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Una vez ordenadas, Sánchez Espinoza dio su mensaje de despedida y agradeció a los creyentes por haber llevado a cabo una edición más de la procesión.