Puebla ocupa el lugar 27 de 32 en rezago educativo

Puebla es uno de los estados con mayor rezago educativo; lo que lo ubica en la posición número 27 de las 32 entidades federativas

Puebla ocupa el lugar 27 de 32 en rezago educativo
Especial | Puebla está muy por debajo de la media nacional (33.05 por ciento) Puebla ocupa el lugar 27 de 32 en rezago educativo

Franklin Carballo, un profesor rural del sureste mexicano, se ha enfrentado a muchos retos desde que terminó la Escuela Normal en 2011. Director de la telesecundaria de una comunidad de no más de 500 habitantes, se las arregla cada día, junto con su esposa y otro compañero, para manejar una escuela multigrado. Sus alumnos, algunos de ellos obligados a trabajar desde pequeños, no terminarán sus estudios: un viaje hacia la frontera, un trabajo remunerado en la ciudad más cercana o incluso la obligación de ayudar a sus papás durante la siembra y cosecha de maíz, les ofrecen "un futuro más concreto". Sin su intervención oportuna, sus alumnos, algunos sobresalientes, no concluirán su educación media y media superior, y muchos menos, aspirarán a una carrera universitaria.

Mientras esto pareciera ser una constante privativa de las regiones más empobrecidas del país, a decir de la Encuesta Nacional de los Hogares (ENH) 2017, Puebla es uno de los estados con mayor rezago educativo; es decir, la proporción de la población que no completó los estudios de primaria y secundaria es de 40.17 por ciento, lo que lo ubica en la posición número 27 de las 32 entidades federativas, muy por debajo de la media nacional (33.05 por ciento) y tan sólo por arriba de Chiapas, Oaxaca, Michoacán, Veracruz y Guerrero.

De acuerdo con la ENH 2016, de los 89.7 millones de personas de 15 años y más, 34.37 por ciento se encontraba en situación de rezago educativo. Ese año, Aurelio Nuño, entonces secretario de Educación, aseguraba que al final del sexenio de Enrique Peña Nieto sacarían a 6 millones de mexicanos de esta situación.

Un año más tarde, según refiere la ENH 2017, 33.3 por ciento permanecía con rezago educativo: 30 millones 472 mil 241 personas, cuando en 2016 eran 30 millones 840 mil 836; en este periodo, la población de 15 años y más aumentó en 1 millón 788 mil 519, para llegar a los 91 millones 506 mil 562. En Puebla, el rezago educativo pasó de 38.46 por ciento a 40.17 por ciento, de 2016 a 2017.

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Según el Informe Anual 2018 del Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), existen en México 38.2 millones de niños, niñas y adolescentes, de los cuales, 4 millones están fuera de la escuela, mientras que otros 600 mil se encuentran en riesgo de dejarla. Franklin comenta que al llegar a su comunidad como profesor rural, el nivel de deserción se ubicaba en 10 por ciento; diez años más tarde y con el doble de alumnos, esta no sobrepasa de 2 por ciento; un caso ejemplar que poco se replica en el resto del país.

El rezago educativo posee razones transversales que tienen que ver con la violencia estructural de las instituciones del Estado: 1 de cada 2 niños, niñas y adolescentes, por ejemplo, se encuentran en pobreza; y de estos, 2 de cada 10 en pobreza extrema (UNICEF 2018); Franklin por otro lado ofrece un panorama más cercano a las decenas de casos que ha tenido la oportunidad de observar a lo largo de casi una década.

"Tiene que ver mucho con su cultura y sus papás. Cuando llegan a la adolescencia, los ven con energía como para ir a trabajar y entonces los llevan al campo a echar machete, a cultivar el maíz. Entonces, ya con eso, los jóvenes se empiezan a distanciar de la escuela, dejan de asistir y luego ya no quieren seguir estudiando."

"Las muchachas, por otro lado, se casan a muy temprana edad. No existe una fase de noviazgo; si están saliendo con alguien, simplemente se juntan y no les dan permiso de seguir estudiando," agrega.

Hace 5 años, en la comunidad donde trabaja Franklin, se fundó un telebachillerato, de donde han salido, hasta el momento, dos generaciones de cerca de 40 alumnos; ninguno ha continuado sus estudios superiores: algunos prefirieron irse de la región para buscar trabajos no calificados en zonas turísticas, mientras que otros temen que no alcancen a financiar sus estudios, lo que se suma a que no existe ninguna persona que haya salido del ejido y terminado una carrera, lo que no los inspira a tomar el riesgo.