“Una no puede ni enfermarse”, lamenta trabajadora del hogar

Doña Jose es una de las 2.3 millones de personas que se dedican al trabajo del hogar

“Una no puede ni enfermarse”, lamenta trabajadora del hogar
Agencia Enfoque | El 88 por ciento de trabajadoras del hogar no tiene prestaciones laborales. “Una no puede ni enfermarse”, lamenta trabajadora del hogar

"Eso sería magnífico", me responde Doña Jose cuando le pregunto sobre la posibilidad de afiliarse al Seguro Social. Ella tiene 53 años y es una de las 2.3 millones de personas que se dedican al trabajo del hogar remunerado en nuestro país, y parte de ese 88 por ciento que no tiene prestaciones laborales y 98 por ciento que carece de contrato.

Todos los días, sin embargo, se traslada desde Agua Santa hasta Lomas de Angelópolis, en donde barre y trapea las cocinas, los baños y las recámaras de sus patrones; todos ellos jóvenes estudiantes o profesionistas.

A diferencia de su hermana -que la recomendó con su primer patrón-, Josefina nunca había trabajado. Hasta hace algunos años, ocupaba la mayor parte de su tiempo cuidando a los nietos; dos de sus hijas están casadas y otra más acaba de recibirse de criminóloga.

Al fallecer su esposo, cuyo salario de taxista era suficiente para mantener a la familia, tuvo que emplearse; lo que en un principio fue difícil, asegura. Como el 81 por ciento de las trabajadoras que respondieron a la encuesta del Conapred en 2015, se empleó por necesidad económica; otras más lo hacen por factores asociados a la marginación y la pobreza, como el rezago educativo y la falta de oportunidades.

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Cuatro años más tarde dice sentirse bien, más libre y más activa. "A veces sí es un poco cansado, pero gano mi dinero", asegura. Doña Jose gana 270 pesos diarios -2.5 salarios mínimos-, alrededor de 5 mil 400 pesos al mes, lo que se suma a las placas de taxi que le dejó su esposo y que renta, y un pequeño local que también le genera un ingreso extra. Sin embargo, a veces no le alcanza y sus hijas la apoyan con lo que pueden: 200 o 500 pesos.

Esto generalmente sucede cuando tiene alguna enfermedad o como el mes pasado, cuando se le subió el colesterol y la glucosa; entre el doctor, los estudios y las medicinas, se le fue poco más de una cuarta parte de su salario. "Luego una no puede ni enfermarse a gusto joven", dice entre risas.

A tres meses de haber iniciado el programa piloto de Trabajadoras del Hogar, sólo 84 poblanos se han afiliado al Instituto Mexicano del Seguro Social; 90 por ciento de estas personas son mujeres. A nivel nacional, se han recibido 6 mil solicitudes, lo que indica que a pesar de que la relativa facilidad con la que pueden iniciarse los trámites, aún existe cierta resistencia por parte de los empleadores, inseguridades por parte de los trabajadores del hogar, o desconocimiento en el caso de ambos.

"Yo he querido platicar con la señorita pero no se ha dado la oportunidad o no sé que diga ella también", reconoce Doña Jose. Incluso sus hijas le han sugerido que le diga al menos a Tatiana, su empleadora de los martes y viernes, que es con la que más días trabaja al mes.

En realidad, de acuerdo con las instrucciones de afiliación al programa -disponibles en internet y a través de la subdelegación más cercana-, ella puede registrar a todos sus empleadores, y mes con mes, ambos deberán juntar sus aportaciones y pagar el monto correspondiente.

Utilizando la calculadora de cuotas obrero-patronales para personas trabajadoras del hogar, disponible en la página del IMSS, Doña Jose debe contribuir con 25.65 pesos por día laboral, mientras que sus empleadores deberán aportar 216.95.

Esos 1,213.01 pesos al mes le garantizarán a Josefina, por primera vez: servicios médicos, farmacéuticos y atención obstétrica, incapacidades, pensión por invalidez y vida, fondo para el retiro, y prestaciones sociales como velatorios y guarderías.

Al entrevistar su empleadora, quien considera que sin Doña Jose su departamento "estaría de cabeza", ésta aseguró que considerará comenzar los trámites de afiliación, pues cree que le sería de gran ayuda. "Es un trabajo muy pesado, no está nada mal el plan (del Gobierno Federal)".

Durante la prueba piloto, cabe aclarar, la inscripción es voluntaria. No obstante, una vez inscrita, no existen riesgos de cancelación del programa, simplemente se convertirá en obligatorio -o verdaderamente obligatorio porque ya fueron publicadas en el Diario Oficial de la Federación las reformas a la Ley de Seguro Social y la Ley del Trabajo-, cuando tras haber transcurrido 18 meses del piloto, se entregue un informe de avances y problemáticas al Legislativo para que se establezcan los mecanismos de supervisión e inspección correspondientes.