Sin tendencias, criminalidad hacia las mujeres, sólo factores: IDHIE
Galilea y sus alumnos identificaron que las mujeres privadas de su libertad tenían varias ocupaciones
Sin una perspectiva de género que tome en cuenta desde las primeras violencias a las que están sujetas las mujeres —incluso antes de relacionarse con alguna conducta delictiva—, y hasta los derechos humanos que les son violentados en el interior de los centros penitenciarios, no se pueden entender los prejuicios en contra de las mujeres privadas de la libertad, asegura Iliana Galilela Cariño Cepeda, directora del Instituto de Derechos Humanos “Ignacio Ellacuría” (IDHIE). En lo que fue el primer encuentro del Círculo Feminista de Análisis Jurídico en Puebla, donde se dieron cita abogadas, criminólogas, psicólogas y otras estudiantes y profesionales, la especialista insistió en que la criminología tradicional, pero en general las aproximaciones y el contacto del todo el sistema penitenciario mexicano, están marcados por una visión positivista de las mujeres privadas de su libertad; es decir, por un análisis científico que no considera todos los factores que las arrojan finalmente a un proceso o una sentencia condenatoria. “Uno de mis alumnos me decía —cuando empezábamos a meter cuestiones de género—:‘a mí lo que me han enseñado (el papá, los tíos), es que las mujeres son como los alacranes, te descuidas y te pican’. Imagínense a un juez con esa mirada... eso es a lo que nos enfrentamos.” Lee: Firma Barbosa acuerdo de indulto para mujeres que abortaron
A partir de ochenta encuestas realizadas en ocho centros de detención, Galilea y sus alumnos identificaron que las mujeres privadas de su libertad tenían varias ocupaciones, algunas hasta con tres trabajos que se sumaban a los cuidados del hogar. “No es que las mujeres estaban sin quehacer y un día dijeron ‘vamos a asaltar la tienda’,” asegura, pues algunas mujeres llevaban meses sin recibir apoyo económico de su pareja, o ésta se encontraba ausente. Y aunque existen casos de mujeres asociadas con el delito de venta o tráfico de drogas, Cariño Cepeda estima necesario observar cómo es que llegaron ahí.
“Yo fui entrando porque conocí a mi novio y él estaba en un grupo, pero en ese entonces yo tenía un padrastro que me violaba, y yo prefería estar en la calle que con él,” es uno de los testimonios recuperados que dan cuenta de las justificaciones que vinculan a las mujeres a un proceso penal, atravesado por una victimización antes, durante y después de la detención, debido a la violencia a la que son sujetas desde niñas por sus familias y parejas, pasando por las autoridades que las detienen y juzgan, y su tiempo al interior de los centros penitenciarios. |