Discriminación dificulta la preservación de lenguas indígenas: intérprete

La apuesta tienen que seguir siendo los niños, más que el trabajo con adultos, que aprenden a escribir por primera vez una lengua

No existe un sistema educativo que te enseñe a valorar lo que es tuyo, que te enseñe que lo que tú sabes vale muchísimo, vale oro; ése ha sido el asunto de todas las lenguas, la discriminación propia e incluso de los medios de comunicación dominantes, que siempre han tratado a las poblaciones indígenas como de segunda,” reflexiona Pedro Kalpotitan, profesor bilingüe del magisterio que comenzó a trabajar como traductor e intérprete hasta hace dos años, cuando descubrió una convocatoria en redes sociales para traducir un libro de cuentos sobre el Mictlán, el inframundo de la mitología mexica.

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Para él, la apuesta tienen que seguir siendo los niños, más que el trabajo con adultos, que aprenden a escribir por primera vez una lengua transmitida exclusivamente de forma oral.

Los niños son los únicos que pueden salvar una lengua en peligro de extinción,” asegura mientras se acuerda de la muerte de uno de los cuatro últimos hablantes de kiliwa, en el estado de Baja California, lamentándose también por la falta de interés de los no hablantes y los hablantes universitarios o profesionistas —refiriéndose a sus colegas profesores—, quienes son testigos de estas pérdidas culturales y poco hacen para rescatarlas, aprenderlas y reproducirlas.

Para Fabián García Ramírez, estudiante chinanteco de la carrera de Comunicación en la BUAP, la pérdida gradual de espacios para hablar su lengua ha sido fruto de la inercia de continuar sus estudios.

Originario de San Miguel Maninaltepec, en la Sierra Norte de Oaxaca, no recibió una educación bilingüe a nivel básico y medio superior, nunca aprendió a escribir la lengua y desde hace tres años que se encuentra en Puebla ha perdido todo contacto con chinantecohablantes.

Ya sólo hablo en chinanteco con mi familia, por llamadas telefónicas y cuando llego a ir a Oaxaca, aunque ya ni en esas ocasiones visito mi comunidad,” pues su familia se mudó hace algunos años a la capital.

Esta situación no es privativa de México, pues según refiere el Banco Mundial, existe una correlación evidente entre las comunidades indígenas latinoamericanas y el tipo de educación que reciben, lo que dificulta o facilita que las lenguas maternas caigan en desuso.

Entre más educación formal reciban, menos posibilidades tienen de seguir hablando en su lengua, pues de 60 por ciento de personas con un nivel educativo primario incompleto que hablan una lengua indígena, el porcentaje se reduce hasta 2 por ciento para personas de 24 años y más que alcanzaron estudios universitarios.

Cualquier lengua es una manera de conocer el mundo, dice Fabián, y verse obligado a hablar todo el tiempo en español, también contribuye a que poco a poco se vayan perdiendo esas historias, concepciones y rituales que le dan sentido a la vida de sus hablantes.

Más que dejar un registro de que la lengua existió, lo importante es mantenerla viva, usándola sin importar que exista o no una forma escribirla.”

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