Educación rural y urbana, la brecha que marca el rezago

La mayoría de niños que no logra culminar sus estudios pertenece a zonas rurales, donde a veces no tienen acceso a infraestructura básica

De cada cien alumnos poblanos que ingresan a la primaria, sólo una cuarta parte concluirá una carrera universitaria.

Y la prospectiva no es alentadora. En su último informe estadístico, la Secretaría de Educación Pública (SEP) revela que aun si continúa la tendencia de los últimos años, anualmente se garantiza que un alumno más concluya sus estudios profesionales en 2037.

Parte del problema, refiere el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), tiene que ver con la brecha entre la población que habita en zonas rurales y la que reside en zonas urbanas, donde hay más disponibilidad de servicios educativos y de mejor calidad, lo que impacta en el aprovechamiento de los alumnos.

“La condición más ventajosa del ámbito urbano es sin duda el acceso a la información, además de que la diversidad en los centros educativos es mucho mayor que en las comunidades rurales,” sostiene Rogelio Mujica, profesor-investigador del Instituto de Ciencias Jurídicas de Puebla.

Para el académico, la variedad de modelos pedagógicos y la posibilidad de ingresar a una escuela privada, cambian totalmente el horizonte educativo.

Mientras que en la ciudad está prácticamente garantizado el acceso a Internet, continúa, en algunas comunidades rurales es posible que ni siquiera se cuente con la infraestructura adecuada para impartir clases, como agua potable o electricidad.

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Sin embargo, acota que el desarrollo fuera de la ciudad puede traer consigo un desarrollo personal y una cosmovisión distintas.

Además, debido a lo inmediato del espacio, es más difícil que se rompan las relaciones familiares y afectivas más próximas, aunado a que el impacto social al que un estudiante puede aspirar es mayor al de sus pares urbanos.

La ventaja urbana

Lo cierto es que esta supuesta ventaja urbana, a pesar de las excepciones que representa la educación rural, es medible.

De acuerdo con el análisis de la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE) a la prueba PISA, un estudio que mide el rendimiento académico de los alumnos de los países miembros en matemáticas, ciencia y lectura, los estudiantes que asisten a escuelas en ciudades con más de 100 mil habitantes obtienen mejores resultados que aquéllos que están inscritos en centros educativos en pueblos, zonas rurales o ciudades de menor tamaño al referido.

En tanto que la media de la brecha entre los países de la OCDE es de 20 puntos en la prueba PISA, lo que equivaldría a medio año de escolaridad. En México y Portugal la diferencia es de alrededor de 50 puntos; es decir, poco más de un año de atraso en los estudiantes rurales en comparación con los urbanos.

La autonomía en la asignación de los recursos, un mejor ambiente disciplinario, empleos bien pagados para sus padres, menos probabilidad de escasez de personal y mayor cualificación de los mismos, son algunos de los elementos que la organización internacional identificó para justificar el porqué del mejor desempeño de los alumnos de zonas urbanas.

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