Esto significan los murales que verás en la Capilla Sixtina de Catedral

Son las nueve representaciones del libro del Génesis

Por encargo del Papa Sixto IV, la antigua Cappella Magna —restaurada entre 1473 y 1481— fue adornada por los maestros Botticelli, Pinturicchio, Ghirlandaio, Rosselli y Signorelli, quienes realizaron dos series de frescos en los costados —sobre la vida Moisés y Jesús—, por encima de las cortinas pintadas que también fueron reproducidas para la exhibición itinerante de esta capilla que, vista desde fuera, se asemeja a un arca bíblica.

Para 1508, en pleno proceso de colonización americana, el papa Julio II recurrió al florentino Miguel Ángel, quien antes de pintor de frescos era un escultor dotado, gran conocedor del cuerpo humano.


A diferencia de sus antecesores, cuyas representaciones apelaban más a lo local —a lo netamente euroasiático—, Miguel Ángel modificó la bóveda celeste y estrellada de la capilla por nueve escenas que englobaran a todos los seres de la tierra; desde La Creación de Adán y Eva hasta la Caída del Hombre y La Embriaguez de Noé, todas historias del Génesis.

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A la Sixtina le faltaría únicamente coronarse con un impresionante fresco, también de Miguel Ángel, atrás de la capilla; lugar que en la versión original sólo puede ser vista de lejos, ya que el paso sólo está permitido hasta la mitad del recinto, justo por debajo de los frescos de La Creación.

El fresco y sus más de 300 cuerpos —entre los que se encuentra el propio autor—, representan el Juicio Final. Fue pintado entre 1536 y 1541, en medio de otras grandes transformaciones como la Reforma Protestante, y a unos años del Saqueo de Roma; este último encomendado por los papas Clemente VII y Paulo III.

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