La laguna de San Baltazar es un ejemplo de rescate

La laguna de San Baltazar que antes era un depósito de aguas negras que en la actualidad es un oasis gracias a un biofiltro

Hace 32 años, el espacio que ocupa la Laguna de San Baltazar era un depósito de aguas negras que poco a poco iba siendo devorado por el crecimiento de la ciudad y el abandono de las autoridades. A pesar de ser un cuerpo de agua natural protegido por un decreto presidencial de mediados del siglo pasado, se encontraba en riesgo de desaparecer tan sólo unas décadas atrás.

Actualmente, por una módica cuota de recuperación, los asistentes encuentran un oasis en medio de una capital que ha ido secando sus mantos acuíferos y permitiendo que se contaminen sus ríos.

En un recorrido por la laguna, Verónica Mastretta Guzmán, del patronato Puebla Verde, aseguró a este medio que han sido muchas las acciones —ecológicas, científicas, administrativas y hasta legales— que han emprendido para que no sólo el público, sino la fauna y la flora abundantes hayan encontrado aquí un lugar único, pero replicable.

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“Esto tendría que ser el Río Atoyac, nomás imagínatelo más angosto, con toda su arboleda: unos ahuehuetes de 300-500 años que están viviendo con esa contaminación, resistiendo. Si tú le quitas toda la mugre que tiene el río, lo dejas como un río que atraviesa toda la ciudad, como en otros países,” dijo.

La laguna no hubiese podido ser rescatada en su totalidad de no ser por un biofiltro, localizado en la intersección de las avenidas Bugambilias y De las Rosas —al interior del parque—. Una serie de presas de gavión (cajas rectangulares) con diferentes materiales —grava, arena, piedra— va decantando el agua que llega finalmente a la laguna.

“Es un regalo de la vida este lugar. Te devuelve mucho estar a cargo de un lugar natural y ver cómo se va recuperando. Ha sido un gusto haber podido estar aquí y haber podido hacerlo con las limitadas herramientas que tenía en su momento,” dijo al finalizar el recorrido por el parque, un proyecto que, a decir de Mastretta, cuenta con todo el apoyo de los vecinos, quienes han sido testigos de la evolución del cuerpo de agua, del crecimiento de los árboles y la llegada de fauna donde antes no había más que tierra y aguas negras. 


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