Muerte de Martha Erika y Moreno Valle, un año perdido a partir del siniestro

Académicos opinaron que el escenario político en Puebla sufrió una transformación a partir del 24 de diciembre de 2018 donde fallecieron los Moreno Valle

Muerte de Martha Erika y Moreno Valle, un año perdido a partir del siniestro
Especial | El morenovallismo dejó su lugar para que el espacio fuera ocupado por otro grupo Muerte de Martha Erika y Moreno Valle, un año perdido a partir del siniestro

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Al cumplirse un año del incidente en el que murieron la gobernadora Martha Erika Alonso Hidalgo y el senador Rafael Moreno Valle Rosas ─y otras tres personas─, académicos ven que en Puebla se reconfiguró el escenario político, con nuevos personajes, grupos y fuerzas.

No obstante, consideran que si bien se observan viejas prácticas de parte de quienes ahora detentan el poder, no puede decirse que se extraña el estilo de gobierno y las acciones implementadas por el morenovallismo.

Miguel Calderón, coordinador de la licenciatura en Ciencias Políticas y Administración Pública de la Universidad Iberoamericana, menciona que, en estricto sentido, se trató de un año perdido a partir del siniestro.

El académico comenta que esa “pausa” en 2019 ocurre porque Guillermo Pacheco Pulido llegó sólo a administrar y gastar, y Miguel Barbosa Huerta asume en el segundo semestre, pero ya sin margen de maniobra presupuestal.

En suma, expresa, lo más relevante que ocurre en el periodo, a partir del fallecimiento de Alonso y Moreno Valle, consiste en el cambio de fuerzas en el tablero de la política.

“En Puebla ocurrió una reconfiguración completa del escenario político, ya que los actores destacados desaparecieron y otros adquirieron nueva relevancia desde la perspectiva local y nacional,” asegura.

El accidente puso en juego todo, con un escenario complicado para nombrar al interino, y luego para definir a los candidatos; los partidos políticos no tenían candidatos (…) y viene un proceso electoral con una participación bajísima,” manifiesta.

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Sin embargo, dice que pese a esas complicaciones políticas, nadie puede extrañar nada del morenovallismo por tratarse de un gobierno autoritario, de apariencias y de endeudamiento para la entidad.

En ese contexto, Calderón explica que ahora es importante observar a dónde se dirige el actual gobierno de Barbosa, debido al comportamiento de éste y sus allegados, así como de todo el grupo político.

“Creo que lo preocupante es ver que este gobierno también tiene algunos reflejos autoritarios; no queda claro si se van a acentuar o no, esperaríamos que no; pero hay ciertos signos,” menciona el politólogo de la Ibero.

Uno de esos signos es lo que pasó con la Comisión de Derechos Humanos (CDH-Puebla), que hacen pensar que no hay un compromiso pleno con la transparencia ni un sentido democrático de ser más tolerante, de escuchar más,” agrega.

Respecto de los miembros del grupo morenovallista, dice Miguel Calderón que pueden tener futuro, en la medida de la inefectividad del gobierno local.

Expresa que si el gobierno local no es efectivo, podrían abrirse espacios para estos cuadros políticos, quienes, añade, podrían contar con la Zona Metropolitana como espacio natural para articularse.

El 24 de diciembre de 2018, 24 horas después de que Martha Erika Alonso difundiera un mensaje con motivo de las fiestas de Navidad y Año Nuevo en su cuenta oficial de Twitter, el helicóptero en el que viajaba con su marido, Rafael Moreno Valle, se desplomó en el municipio de Coronango.


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Por la noche, autoridades estatales, encabezadas por Jesús Almeida, entonces titular de la Secretaría General de Gobierno (SGG), confirmaron la muerte de los dos personajes políticos, los pilotos y un acompañante.

Ese hecho, dice Hervey Rivera, profesor de la Facultad de Derecho de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP), cimbró la vida política de la entidad, aunque con modificaciones de forma, no de fondo.

Coincide con Miguel Calderón, de la Ibero, en que un grupo político, el morenovallismo, dejó su lugar para que el espacio fuera ocupado por otro.

Cambiaron los actores, cambiaron las fuerzas políticas, pero en el fondo ciertas prácticas persisten, como en el caso de la elección del ombudsperson, del auditor estatal, gente vinculada a los que hoy gobiernan,” menciona.

“Y es evidente, por más que se hable de un discurso de que eligieron a un perfil técnico, esas prácticas difícilmente se terminan, pese al grave hecho de la muerte de la gobernadora y de su esposo, que estaba perfilado como un actor político a nivel nacional muy importante,” dice.

Rivera explica que los personajes políticos se adecuaron a las nuevas circunstancias estatales, ocuparon los espacios de poder y después los coparon, “en el buen y mal sentido”.

El académico de la BUAP asegura que definitivamente ocurrió un cambio en la élite del poder, que estaba previsto fuera panista durante seis años más, pero los acontecimientos modificaron esa relación y ahora imperan Morena y el equipo de Miguel Barbosa.

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En una reflexión acerca de los 10 días del mandato de Martha Erika Alonso, afirma que lo más significativo era la construcción de acuerdos con diferentes grupos, no sólo políticos, para fortalecer la administración después del resultado cerrado del que emanó, en la elección de 2018.

Me parece que estaban intentando construir acuerdos con grupos políticos y que empezaban a dar resultados en esos primeros días,” menciona el profesor universitario de la máxima casa de estudios.

Son datos sin confirmar, pero se habla de que se trataba de actores sociales, políticos, económicos; todo esto para cerrar filas con la gobernadora ante un resultado que para ese momento ya era irreversible, porque ya estaba en funciones,” apunta Rivera.

El académico comenta que Martha Erika Alonso trabajaba, más que para una ambición personal, para el proyecto político de Rafael Moreno Valle, quien estaba en el proceso de edificación de una candidatura a la Presidencia de México.

“Ella era la cabeza del proyecto político de Moreno Valle, que estaba tomando fuerza, y vino la tragedia,” menciona.

Menciona que Alonso y ese escenario de la construcción de acuerdos le habrían permitido transitar en un ambiente de tensión, pero sin enfrentamientos directos.

En particular, dice, porque el exgobernador, su esposo, reconocido como político pragmático, habría encontrado una forma de que, si bien las relaciones no fueran de cercanía, al menos sí de respeto y trato en los momentos que fueran necesarios.

Manifiesta que, sin embargo, a nivel estatal las tensiones serían las mismas que se observaron en los 10 días del mandato de Alonso.