Cafeticultoras, orgullo de la Sierra Norte de Puebla

Su principal objetivo es que sus familias tengan un sustento digno y sus hijos puedan acceder a una educación y un futuro mejor.

Cafeticultoras, orgullo de la Sierra Norte de Puebla
EFE | Reciben capacitación en el Centro de Apoyo al Productor. Cafeticultoras, orgullo de la Sierra Norte de Puebla

La vecindad Podcast

Ver Chignahuapan | Fiestas Patronales de Santiago Apóstol

Hace año y medio, 29 mujeres de Totonacapan, en la Sierra Norte de Puebla, iniciaron un proyecto que las ayudaría a ser el sostén de su hogar a través del cultivo del café. Así se formó la Cooperativa de Café de Totonacapan.

Gracias a la capacitación de una franquicia de café, las caficultoras recibieron capacitación en prácticas agrícolas y orientación sobre administración básica de sus cultivos, lo que permite que ellas administren su propia parcela y tomen las decisiones.

Cada una de las 29 mujeres colabora en el proceso de producción de café, desde la siembra, el mantenimiento de la plantación y la cosecha, hasta la molienda húmeda.

Las cafeticultoras reciben capacitación en el Centro de Apoyo al Productor, ubicado en San Cristóbal de las Casas en Chiapas, donde la franquicia que las apoya tiene previsto instalar un beneficio húmedo ecológico para la Cooperativa de Café de Totonacapan.

En el beneficio húmedo la comunidad procesará la transformación del café, de cereza a café pergamino seco, mediante el despulpado, fermentación, lavado y secado del grano.

También lee: Informarán sobre Covid-19 en luengas indígenas

Dedicación y esfuerzo

Olimpia Gabana se levanta a las 4 horas para ir al molino. Ella es la que mantiene su hogar y ha logrado que sus hijos estudien una carrera.

“Me voy al molino a esa hora para preparar mis tacos del día, hago mi quehacer de la mañana y me voy al rancho a cuidar mi café. Regreso a casa en la tarde y sigo con el quehacer,” explicó la agricultora de 43 años.

El terreno de Olimpia fue una herencia de su mamá. Al ingresar a la Cooperativa y al participar en las capacitaciones, se dio cuenta de que podía hacer rentable su parcela.

“Me regalaron plantas de variedad Marsellesa, entonces empecé a tumbar los árboles viejos afectados por la roya, un hongo que ataca y enferma a las plantas de café, y empecé a renovar, sembrar las plantas nuevas y ahorita mi parcela está muy bonita,” explicó.

Gracias al esfuerzo de Gabana, su hijo mayor, de 25 años, estudia una maestría en Gastronomía en Puebla, y su hijo menor, de 19, está aprendiendo mecánica automotriz.

Jetzabel Pérez López y Natalia Simón Ponce, de la etnia totonaca, son responsables de las hectáreas y se sienten orgullosas de trabajar libremente en el campo.

Natalia posee 2.25 hectáreas de campo junto a su marido, quien tuvo que emigrar hacia la ciudad hace cuatro años cuando la plantación sufrió una grave devastación.

Desde entonces, esta campesina, que sólo habla la lengua totonaca, se unió a la agrupación empresarial y trabaja para recuperar la productividad de su finca, lo que le permitiría vivir junto a su marido y construir una casa para su hija adolescente.