BUAP se une a la cultura de no violencia y respeto hacia las mujeres
La violencia entre estudiantes, especialmente en relaciones de pareja, son principalmente las mujeres quienes buscan el apoyo, sobre todo cuando ya existe ciertos tipos de violencia.
Juan Carlos Pinacho Cruz, titular de la Dirección de Acompañamiento Universitario (DAU), afirma que cualquier estudiante puede sufrir distintos tipos de violencia, la cual puede ser normalizada, encubierta o no visibilizada, sobre todo en una cultura patriarcal que vincula los roles femeninos a la idea de debilidad o inferioridad, por lo cual, la pandemia por COVID-19 dejó al descubierto el grado de vulnerabilidad que enfrentan mujeres y niñas en sus propios hogares. En BUAP, tan sólo en lo que va de este año se registró un incremento en los servicios de apoyo emocional. Las estadísticas de la DAU refieren que en 2018 tuvieron 3 mil 677 usuarias; en 2019, 3 mil 308; y en lo que va de 2020 un total de 4 mil 126, lo que representa un crecimiento de 25 por ciento. En 2019, sólo mil 876 hombres utilizaron estos servicios, y en lo que va de 2020 la cifra es de mil 503, lo que refleja, una falta de cultura de autocuidado en los hombres, sobre todo en lo emocional, de acuerdo con Pinacho Cruz. “Suelen delegar el cuidado de su persona a un tercero: la mamá, la abuela, hermana, tía, esposa, novia o hija, ellas son quienes cuidan, y eso está muy vinculado con la forma en la que aprendemos a ser hombres, con esa masculinidad hegemónica y machista”, comenta. BUAP, no es ajena ni indiferente a los problemas de violencia y discriminación que enfrentan las y los estudiantes, busca garantizar la igualdad entre los miembros de su comunidad, a través de la creación de protocolos de género, programas, talleres, asesoría legal, terapia psicológica y acompañamiento emocional. Para llevar a cabo estas acciones, la Universidad se apoya en la Dirección de Acompañamiento Universitario (DAU), la Oficina de la Abogada General, la Dirección Institucional de Igualdad de Género (DIIG) y la Defensoría de Derechos Universitarios (DDU), entre otras instancias que trabajan para evitar la discriminación y la violencia de género dentro de la comunidad. Una tarea difícil, pero necesaria En 1999 se decretó oficialmente por la ONU, el Día Internacional para la Erradicación de la Violencia contra las Mujeres, sin embargo, se observa difícil, ya que sobre todo ante los altos índices de impunidad que hay no sólo en el estado, sino también en el país. En lo que va del año hay un registro de 47 feminicidios en Puebla, ubicándose en la sexta posición nacional con el mayor número de casos ocurridos en los primeros 10 meses del 2020, de acuerdo con la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana (SSPC) del gobierno federal. Para visibilizar la violencia de la mujer en el mundo se establece el Día Naranja, que se conmemora no sólo cada 25 de noviembre, sino cada 25 de mes. En esta fecha se busca movilizar a la opinión pública y a las organizaciones para emprender acciones concretas que fomenten la cultura de la no violencia contra las mujeres y niñas. Respecto a la elección del naranja, este color responde a un anhelo por un futuro brillante y optimista, libre de violencia para todas. El trabajo conjunto Como parte de que realiza la Universidad y que han sido impulsadas por el Rector Alfonso Esparza Ortiz, destaca la línea de emergencia (22 23 44 89 05) de la DAU, que actualmente atiende de lunes a domingo, de 9:00 a 21:00 horas. A través de este canal, los y las estudiantes pueden recurrir de manera inmediata a psicólogos que los escuchan y orientan. Respecto a los casos donde existe una mayor injerencia, el maestro Pinacho Cruz señala la violencia entre estudiantes, especialmente en relaciones de pareja, y destaca que son principalmente las mujeres quienes buscan el apoyo, sobre todo cuando ya existe ciertos tipos de violencia. También señaló que cuando un estudiante varón solicita la atención emocional para temas de pareja, regularmente involucra a su novia porque piensa que a partir de la atención que les den mejorará la relación, o bien será a través de las terapias como la novia entenderá que está actuando mal, cuando en realidad el del problema puede ser él. Otra área en la que han tenido éxito es en la Oficina de la Abogada General (OAG), ya sea por casos de violencia de género y discriminación o por asuntos que implican acoso o bullying por la orientación sexual o la identidad y expresión de género. “Con ellos y ellas hemos tenido orientación emocional, pero también acompañamiento para que inicien una queja, las cuales sí han derivado en sanciones por parte de la OAG, lo que ha permitido satisfacer a la o al estudiante y continuar su proceso terapéutico. Desgraciadamente, también estamos conscientes que algunos problemas son estructurales y hay casos que salen de toda competencia de la Universidad o incluso implican un delito. Sin embargo, el compromiso por trabajar a favor de una vida libre de violencia y discriminación dentro de la Universidad continúa como uno de los ejes fundamentales de la actual gestión”, comenta. La violencia que mata a las mujeres representa un desafío no sólo para los futuros ciudadanos que se forman dentro de la Universidad, si no de un reto para el Estado y para la sociedad en conjunto, por eso es importancia incluir el análisis de la academia desde distintas disciplinas, además de las acciones que buscan promover, proteger y garantizar los derechos humanos con la implementación de políticas y acciones de prevención. |