Con investigación, BUAP busca detonar la agricultura en la Sierra Norte y Tecamachalco

Desde 2011 un equipo multidisciplinario asesora a productores de la región.

Los murciélagos son un mamífero con mala fama. En la comunidad de Dolores Hidalgo, en el municipio de Huitziltepec, en la Sierra Norte, representaban una amenaza para los cultivos de pitaya y pitahaya, y por ello los productores los eliminaban. Sin embargo, desconocían que los murciélagos nectarívoros son los principales polinizadores de la también llamada fruta dragón. Para impedir su caza, investigadores de la BUAP realizaron un análisis para explicar su importancia biológica.

Los pobladores acompañaron a los académicos a visitar las cuevas, se involucraron en la captura de los ejemplares y tomaron sus medidas antropométricas. Al final reconocieron que no les disgustaba la presencia de estos animales y dejaron de aprehenderlos. Se trató de un proceso de cambio de mentalidad y actitud para preservar la diversidad biológica.

Este es un ejemplo de las investigaciones derivadas del proyecto “Agroindustria rural y agricultura sostenible como detonadores para el desarrollo territorial de nuevos productos alimenticios y seguridad alimentaria en la región de Tecamachalco y Sierra Norte, Puebla”, en el que participan María Leticia Calderón Fernández, de la Facultad de Ingeniería Química; Héctor Bernal Mendoza, del Complejo Regional Centro, sede Tecamachalco; así como María Guadalupe Hernández Linares y Daniel Jiménez García, del Instituto de Ciencias.

Este proyecto inició en 2011 en la región de Acatzingo, Tepeaca y Tecamachalco con agricultores de hortalizas, nopal-tunero, nopal-verdura, cereales y de cultivos frutales. Con el paso de los años, se amplió para trabajar con cooperativas de cultivos frutales, transformadoras de productos y crianza de ganado bovino en la Sierra Norte.

Nuevas propuestas

El integrante del Cuerpo Académico Manejo Sostenible de Agroecosistemas, Bernal Mendoza, comenta que los mayores retos a enfrentar son las secuelas de la agricultura convencional, modelo de producción empleado hace más de 50 años caracterizado por el uso excesivo de fertilizante y plaguicidas. Por ello, asesoran a productores de nopal-tunero y nopal-verdura para combatir plagas y enfermedades con tecnologías menos agresivas con el medio ambiente.

En la región de Acatzingo se aprovecharon los desechos agroindustriales y urbanos generados en esta zona como sustrato para producir hongo seta. Esta investigación utiliza diferentes residuos; por ejemplo, rastrojo de maíz y paja de frijol, para producir un alimento inocuo y nutritivo.


Una situación similar ocurre en la central de abasto del municipio de Huixcolotla, donde se generan alrededor de 40 toneladas diarias de desperdicios. Allí se planea una serie de talleres con los presidentes municipales para convertir estos desechos orgánicos en lombricomposta.

En la Sierra Norte se busca la diversificación de la producción. “Los productores han estado acostumbrados al monocultivo y a darle preferencia a cultivos comerciales. Ahora les pedimos retomar sus sistemas anteriores: sembrar varios cultivos simultáneamente”.

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