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Regresa a Puebla Jorge Pellegrini, el expolicía asesino

En 1985, el capitán de la extinta Policía Federal de Caminos ultimó a los castrenses durante un operativo

Regresa a Puebla Jorge Pellegrini, el expolicía asesino
Archivo Enfoque | Privó de la vida a 4 militares y a 1 reo. Regresa a Puebla Jorge Pellegrini, el expolicía asesino

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Jorge Pellegrini Poucel, excapitán de la hoy extinta Policía Federal de Caminos que junto a otros miembros de su corporación, de la Policía Estatal y su "madrina", privó de la vida a cuatro militares el 19 de enero del 1985, está de vuelta en Puebla, en el reclusorio de San Miguel.

Procedente de un penal de máxima seguridad federal, vuelve a Puebla convertido en un adulto mayor para enfrentar cargos por el homicidio de un reo apodado El Mongol, quien tenía el control del penal y que al parecer mató en complicidad con otro recluso, el multihomicida Florentino Fajardo.

Ha habido múltiples historias sobre lo que aconteció con El Mongol. En algunas se señala que Fajardo le arrancó el corazón y que el cadáver fue destazado para ser botado en alcantarillas, basureros… y en ollas de la comida del penal para que, de forma involuntaria, fuera comido por otros reos.

Otra versión indica que el cadáver fue cortado en pedazos para después ser enterrado en el dormitorio que ocupaba Pellegrini Poucel, y que el cuerpo fue sacado poco a poco del penal.

Así, 32 años después del homicidio de los militares por el cual fue encarcelado, Pellegrini Poucel vuelve al penal de Puebla capital para enfrentar cargos por el asesinato de El Mongol.

El comienzo

De acuerdo con varias versiones periodísticas, el viernes 18 de enero del 1985 el excapitán de la Policía Federal de Caminos (PFC), Jorge Pellegrini Poucel, junto con su "madrina" -El Torcho-, el médico Arturo Shields, el subteniente Marcos Moreno Cabrera, de la Policía Estatal (hijo del entonces director de esa corporación), el sargento de la PFC Luis Jacobo González Ruiz y los policías estatales Fernando Ceregido Moreno y José Luis Robles Valencia, montaron un operativo de la campaña antialcohólica en inmediaciones de Atlixco.

Alrededor de las 4 horas del sábado 19 de enero, El Torcho marcó el alto a un Valiant donde viajaban el teniente Gerardo Enrique Sánchez Rosas y los subtenientes Roberto Sánchez Poo, Sergio Erives Apodaca y Ángel Castillo López, enviados a cumplir una comisión a San Lucas Colocan, en la región de Izúcar de Matamoros.

Se sabe que los militares terminaron en un lupanar de Atlixco, donde se embriagaron. Cuando El Torcho les marcó el alto, uno de ellos llevó su mano hacia el interior de sus ropas, no se supo si para sacar la identificación o para desenfundar la pistola, pero El Torcho no quiso adivinar y disparó dos veces al militar; los impactos dieron en pecho y hombro.

Los otros tres fueron golpeados por los federales de caminos y por los estatales. Momentos después uno de los golpeados alcanzó a identificarse como militar, por ello Pellegrini y El Torcho planearon desaparecerlos.

Así idearon llevar el Valiant hasta las Cumbres de Acutzingo, donde asesinaron a los cuatro militares. Les inyectaron una solución de cloruro de potasio que según el médico del grupo les causaría un infarto, pero dos de ellos no morían y por ello tuvieron que estrangularlos.

Después rociaron el carro con gasolina y lo lanzaron a un despeñadero de 100 metros de profundidad, donde los cuerpos resultaron calcinados. Se dijo que se había tratado de un accidente, pero la necropsia arrojó que uno de ellos había sido privado de la vida a balazos.

Ese dictamen y unas fotografías que dos días después llegaron a manos de los militares de la 25 Zona Militar incriminaron a los policías estatales, ya que en ellas se veía a los castrenses recibiendo una golpiza y además se apreciaba la unidad oficial.

Cuando los militares entrevistaron a los policías estatales Fernando Ceregido Moreno y José Luis Robles Valencia, éstos confesaron lo ocurrido. Sólo horas después fueron detenidos sus cómplices, excepto El Torcho, quien escapó desde el primer momento, así como Marcos Moreno, que se entregó días después ante la presión que sufría su padre; el sargento de la PFC Luis Jacobo González Ruiz también escapó, en ese primer momento.

El caso Mongol

Tiempo después, durante un motín en el Centro de Reinserción Social (Cereso) de San Miguel, Jorge Pelligrini y Florentino Fajardo habrían aniquilado a El Mongol, quien tenía el control de la cárcel.