"Una de las maravillas que China ostenta en el escenario global es que su cultura jamás fue desgarrada ni mutilada, como lamentablemente ha ocurrido con otras culturas. En nuestro caso, solo podemos vislumbrar las ruinas de un pasado glorioso. A lo largo de los años, después de la conquista, nuestra identidad cultural ha sufrido transformaciones. En contraste, China ha conservado su vasta cultura a lo largo de milenios, lo que ha desembocado en un desarrollo económico ininterrumpido, marcando una diferencia con otras naciones",

afirmó Ehécatl Lázaro Méndez, investigador del Centro Mexicano de Estudios Económicos y Sociales (Cemees), durante la conferencia titulada "China en el concierto de las naciones". Este evento tuvo lugar en Balcones del Sur y congregó a 500 artistas del Movimiento Antorchista.

Lázaro Méndez subrayó la historia económica de China y compartió con los presentes el sometimiento que padecieron los chinos tras el auge capitalista en las naciones europeas.

Aseguró que este factor fue una de las principales razones de su declive y la exaltación de las potencias imperialistas hasta la Segunda Guerra Mundial.

Además, recordó que China vivió un siglo de humillaciones a manos de otras naciones que intentaron dominarla en un período en el que su economía no era sostenible por el gobierno de aquel entonces.

Añadió que el término de este periodo coincidió con el triunfo de los comunistas, evento que consideró como el principal catalizador del desarrollo del gigante asiático.

Por otro lado, explicó que gracias a la orientación Marxista-Leninista dentro del Partido Comunista Chino, Mao Tse-Tung trató de acelerar el progreso de China con su iniciativa "El gran salto adelante" en 1949.

Aunque este esfuerzo resultó en un proceso demasiado precipitado con consecuencias graves, quedó claro para el partido que el socialismo no se puede instaurar de manera tan rápida como se planteó en este proyecto.

Méndez agregó que la recuperación de la economía china se debió a su integración en el mercado capitalista, aunque con toques socialistas propuestos por Deng Xiaoping.

"Esta estrategia realmente funcionó. La China que observamos en la actualidad, bajo la dirección de Xi Jinping, es el resultado directo de los esfuerzos de Deng Xiaoping y también de Mao en su tiempo. A partir de 1978, este enfoque desencadenó un crecimiento económico tras haber sido uno de los países más rezagados del mundo".

En la parte final de su exposición, el experto en Estudios de Asia y África con especialidad en China, enfatizó que la ambición de China por prosperar y lograr un desarrollo económico sobresaliente tuvo el propósito de distribuir la riqueza entre sus ciudadanos con el objetivo fundamental de mejorar sus condiciones de vida.

"Para que la cantidad de habitantes en China pudiera beneficiarse, primero era necesario generar riqueza y luego repartirla. Ninguna nación capitalista ha logrado lo que China ya ha conseguido bajo el marxismo-leninismo", afirmó.

Finalmente, Lázaro Méndez dejó dos conclusiones claras para los presentes: "En primer lugar, todo lo que China ha logrado hasta hoy ha sido bajo la bandera del socialismo. Los embajadores, ministros y políticos aseveran que lo que acontece en China es una dictadura del proletariado, ofreciendo al mundo la esperanza de que el socialismo puede dar forma a sociedades donde todos puedan vivir como seres humanos, sin que la riqueza quede concentrada en manos de unos pocos individuos. Mi segunda conclusión es que en la actualidad, China se alza como una de las potencias mundiales más influyentes. Su avanzada tecnología y su papel en la arena política internacional están forjando la idea de un mundo multipolar, desplazando la hegemonía estadounidense y su intervención en naciones que buscan defender su soberanía".