En vísperas del primer Grito de Independencia que encabezará Alejandro Armenta como gobernador de Puebla, vale la pena recordar cómo sus antecesores vivieron esta tradición cívica que cada 15 de septiembre convoca a miles de poblanos en el Zócalo de la ciudad. Desde el improvisado templete de Melquiades Morales tras el sismo de 1999, pasando por las verbenas multitudinarias del bicentenario en tiempos de Mario Marín y el acto sin público por la pandemia durante el gobierno de Miguel Barbosa, hasta las ceremonias recientes de Sergio Salomón Céspedes. También puedes leer: Habrá transporte nocturno y cierres viales por el Grito de Independencia en Puebla Melquiades Morales y el grito sin Palacio En 1999, Melquiades Morales Flores encabezó su primer Grito de Independencia apenas unos meses después de asumir la gubernatura de Puebla, en medio de un escenario marcado por la tragedia. En junio de ese año, un fuerte sismo golpeó al estado y dejó severos daños en edificios históricos, incluido el Palacio Municipal, lo que obligó a modificar la sede tradicional de la ceremonia. El 15 de septiembre, Morales lanzó en menos de 10 minutos la arenga desde un templete que recreó la fachada de Palacio Municipal, instalado sobre la 3 Oriente, frente al Palacio de Gobierno, acompañado de una verbena popular mucho más austera de lo habitual. ![]() El “Gober Precioso” y el BicentenarioDurante el sexenio del priísta Mario Marín Torres (2005–2011), los Gritos de Independencia en Puebla se realizaron de manera multitudinaria en el Zócalo capitalino, con espectáculos de pirotecnia y verbenas populares que reunían a miles de asistentes. Sin embargo, el ambiente festivo contrastaba con el creciente desgaste político del mandatario, cuyo gobierno quedó marcado por el escándalo de la periodista Lydia Cacho y las acusaciones de violaciones a derechos humanos, lo que le ganó un amplio rechazo social. Aunque las ceremonias mantenían el protocolo y la solemnidad, el descontento ciudadano se hizo cada vez más visible, permeando la forma en que fueron percibidos sus actos públicos, incluido el tradicional “Grito”. ![]() Moreno Valle y el espectáculoRafael Moreno Valle Rosas gobernó Puebla de 2011 a 2017 y durante su sexenio encabezó en seis ocasiones la ceremonia del Grito de Independencia en el Zócalo capitalino. Desde su primer año buscó imprimirle un sello de espectáculo y proyección mediática, con transmisiones televisivas, juegos de luces y pirotecnia que daban un aire moderno a la celebración cívica. Además de contratar diversos y afamados grupos musicales, para las verbenas organizadas en su mayoría en Los Fuertes. Sus gritos estuvieron marcados por la presencia de miles de poblanos en la plaza, así como por la constante imagen de su esposa, Martha Érika Alonso, a su lado en el balcón. ![]() La discretas arengas de Antonio GaliJosé Antonio Gali Fayad gobernó Puebla de 2017 a 2018 y encabezó únicamente dos ceremonias del Grito de Independencia. En ambos años mantuvo la sede en el Zócalo capitalino, con un formato tradicional que incluyó la arenga desde el balcón del Palacio Municipal, música en vivo y espectáculos de fuegos artificiales. A diferencia de sus antecesores, sus gritos estuvieron marcados por un tono más familiar y cercano, con énfasis en la convivencia ciudadana y en el carácter festivo de la verbena popular. ![]() La inestabilidad de Puebla y lxs gobernadorxs sin gritoEn este recuento también quedan los nombres de quienes no encabezaron ninguna ceremonia. Martha Érika Alonso, primera gobernadora de Puebla, falleció trágicamente en diciembre de 2018, apenas diez días después de rendir protesta, por lo que nunca tuvo oportunidad de dar el Grito de Independencia. Tampoco lo hicieron los gobernadores interinos Guillermo Pacheco Pulido, que estuvo en funciones de enero a julio de 2019, ni Jesús Rodríguez Almeida, designado encargado de despacho tras la muerte de Alonso, pues en ambos casos el calendario cívico no coincidió con su breve periodo en el poder. ![]() Miguel Barbosa pandemia y confrontacionesMiguel Barbosa Huerta asumió la gubernatura en agosto de 2019 y encabezó cuatro ceremonias del Grito de Independencia hasta 2022. Su primer acto fue multitudinario en el Zócalo capitalino, pero al año siguiente protagonizó un episodio inédito: el Grito de 2020 se realizó sin público debido a la pandemia de COVID-19, con la plaza vacía y únicamente la transmisión oficial como testigo. En 2021, las diferencias políticas con la alcaldesa Claudia Rivera Vivanco lo llevaron a trasladar la ceremonia a Casa Aguayo, sede del Ejecutivo estatal, en un hecho que rompió con la tradición de realizarla en el Palacio Municipal. Para 2022, ya con nueva administración en la capital, la celebración volvió al Zócalo, en lo que sería su último Grito como gobernador antes de su fallecimiento en diciembre de ese mismo año. ![]() Sergio Salomón y el grito de unidadSergio Salomón Céspedes Peregrina asumió la gubernatura en diciembre de 2022, tras el fallecimiento de Miguel Barbosa, y alcanzó a encabezar dos ceremonias del Grito de Independencia, en 2023 y 2024. En ambos casos eligió mantener la tradición en el Zócalo capitalino, con transmisión en vivo por redes sociales y un formato híbrido que combinó la presencia multitudinaria con la difusión digital. Sus gritos estuvieron marcados por el tono institucional y de unidad, en un contexto político de transición rumbo al relevo de diciembre de 2024, cuando entregó el cargo al también morenista Alejandro Armenta. ![]() 25 años de tensiones con las y los alcaldes de PueblaLa ceremonia del Grito de Independencia en Puebla ha sido, históricamente, un escenario de tensiones políticas entre gobernadores y presidentxs municipales. El ejemplo más reciente fue el distanciamiento entre Luis Miguel Barbosa y la entonces alcaldesa Claudia Rivera Vivanco, cuya disputa no sólo reflejó diferencias personales, sino también la herencia de proyectos políticos encontrados. La confrontación llegó a tal grado que en 2021 el gobernador decidió trasladar la arenga a Casa Aguayo, rompiendo con la tradición del Zócalo capitalino. ![]() Pero los choques no comenzaron ahí. Manuel Bartlett Díaz relegó a Rafael Cañedo Benítez para pactar con el síndico; Melquiades Morales se opuso al ascenso de Mario Marín y mantuvo distancia con Luis Paredes; Mario Marín, a su vez, bloqueó a Enrique Doger y limitó a Blanca Alcalá; Rafael Moreno Valle convirtió en enemigo político a Eduardo Rivera, al grado de impedirle asomarse al balcón durante el Grito; y Antonio Gali, tanto como edil como gobernador, tuvo desencuentros con Banck y hasta con el propio morenovallismo.
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