Tocar las palabras: la integración de personas ciegas con sistema braille

El sistema braille, un puente de comunicación para las personas ciegas

En algunas calles del Centro Histórico de Puebla se puede encontrar en sus esquinas letreros que indican el nombre de la calle, uno con las letras habituales y otro escrito en braille.

La señalética en braille se colocó hace algunos años con el propósito de facilitar el tránsito de las personas ciegas o con alguna discapacidad visual por la zona y así pudieran saber en qué parte de la ciudad se encontraban. 

En un análisis superficial esto podría considerarse como un gran paso hacia la inclusión de estas personas en la ciudad.

Sin embargo, en la práctica, esa medida se queda lejos de dicho objetivo, asegura José Enrique Galán Candia, director general del Instituto de Rehabilitación para Ciegos Leyer's de Puebla.

La razón, que incluso resulta irónica, es que hay señalética diseñada con el sistema braille, pero hay muy pocas personas que lo saben leer o interpretar; algunas incluso lo desconocen.

Y no se habla de la población en general, sino simplemente de las personas ciegas o con alguna limitación en su visión. Entre estas, el porcentaje de quienes utilizan el sistema braille como un puente de comunicación con las personas normovisuales (las personas que tienen visión normal, o que no presentan problemas ópticos), es mínimo.

“El braille se utiliza poco, realmente muy poco, no hay mucho apoyo de los gobiernos, la misma SEP no apoya con la difusión del sistema braille. Desgraciadamente las autoridades se enfocan en otras situaciones, y a nosotros, por ser minoría, no se nos toma mucho en cuenta”, señala el también profesor en educación para ciegos.

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El aprendizaje y la enseñanza del sistema de lectura y escritura braille son fundamentales para que las personas ciegas puedan tener una integración o inclusión plena en la sociedad.

Para una persona con esta condición —ya sea adquirida o de nacimiento— todo el tiempo que pasa sin conocer y utilizar este sistema representa un grado más de rezago.

Un infante que es ciego de nacimiento y que no conoce el sistema braille o que en su escuela no cuenta con los elementos adecuados para utilizarlo se comienza a rezagar en sus estudios y en su formación como actor social, lo que limitará en el futuro sus oportunidades laborales, sociales y económicas.

Lo mismo pasa con un adolescente o una persona adulta que por algún accidente o enfermedad adquiere esa discapacidad.

El sistema braille, un puente de comunicación para las personas ciegas

El braille es un sistema de lectura y escritura táctil inventado por el pedagogo Luis Braille en el siglo XIX. Se inventó con el fin de que las personas ciegas tuvieran acceso a las actividades antes mencionadas.

En México es utilizado desde 1870, año en el que se fundó la Escuela Nacional para Ciegos.

El braille, explica Galán Candia, es un sistema en alto relieve —es decir, que resalta en la superficie en la que está escrito— que consta de seis puntos paralelos, los cuales le permiten a las personas realizar diversas combinaciones, más de 60, para representar letras, números o símbolos.

Los puntos marcados del lado izquierdo, de arriba hacia abajo, representan el uno, el dos y el tres; los otros tres puntos del lado derecho, el cuatro, el cinco y el seis.

La representación de un signo en sistema braille no tiene nada que ver con la representación del mismo en letra negra (sistema de escritura convencional), subraya el director, las combinaciones de los puntos no simulan la forma de las letras o de los números, arrojan un código propio.

Según la combinación de los puntos marcados, será el signo que se represente. Así, si se marca sólo el punto uno, la letra plasmada será la a; si se marcan el uno y el cuatro será la c.

Cada letra del abecedario, número natural o signo de puntuación tiene su combinación específica.

La lectura se hace de izquierda a derecha, habitualmente con el dedo índice. Para la escritura es al revés. Se tiene que hacer de derecha a izquierda, pues los puntos quedan marcados del otro lado del papel, no del lado donde se marcan.

La escritura se puede realizar con una máquina de escribir, adaptada al braille, o con un punzón, con el cual se marcan los puntos en la hoja de papel opalina.

Otro instrumento que se utiliza para la escritura en braille es la regleta, un objeto muy parecido a una regla para medir que en lugar de tener números en su superficie, tiene los espacios definidos para que se plasmen los puntos necesarios para representar un signo.

“Es lo mismo que una persona que ve; ustedes usan libretas y lapiceros, nosotros usamos hoja opalina, punzón y regleta, y con eso escribimos, realmente no es algo extraordinario”, expresa el profesor Enrique Galán.

Hay un alto nivel de analfabetismo entre las personas ciegas

En Puebla, al igual que en todo el país, hay un alto porcentaje de analfabetismo entre las personas ciegas, asevera Galán Candia.

“Muy poca gente conoce el sistema braille, de hecho muy poca gente sabe que existen formas o maneras de rehabilitar a las personas ciegas o de integrarlos al núcleo social”, refiere el director.

El Estado ofrece pocas opciones para la alfabetización de las personas ciegas, en la mayor parte de las ocasiones son las asociaciones civiles quienes se encargan de facilitar este proceso.

En las escuelas públicas regulares, por ejemplo, —que son parte de una etapa esencial para que los infantes con discapacidad visual aprendan el sistema braille y demás recursos como el ábaco para que puedan ir a un ritmo paralelo con sus compañeros normovisuales— no hay profesores que estén familiarizados con dicho sistema de lectoescritura, lo que complica la enseñanza y el aprendizaje de las materias escolares para los estudiantes ciegos.

Existen las Unidades de Servicio de Apoyo a la Educación Regular (USAER), las cuales fungen como un apoyo para estudiantes con discapacidad que se incorporan en escuelas regulares. También hay escuelas de educación especial que trabajan únicamente con este sector estudiantil.

En ambos casos, menciona Enrique Galán, a un sólo profesor se le asignan diversos estudiantes con diferentes discapacidades, lo que los satura y evita que puedan dar una atención óptima.

En el caso del braille, esto provoca que los profesores les enseñen el sistema a los estudiantes con métodos obsoletos o confusos, lo que ocasiona que tengan una lectura lenta o incompleta, y que tengan errores en las combinaciones al momento de escribir.

Si desde el preescolar se les apoyara con el sistema braille, matemáticas y ábaco estaría perfecto, porque todos los papás los integrarían y se conocería este sistema de lectoescritura para ciegos”

Para Galán Candia es impensable que la población en general se interese por aprender el sistema braille, pero considera que hay ámbitos en los que necesariamente se debe tomar en cuenta, como en las escuelas, un punto clave para un adecuado desarrollo educativo y profesional de las personas ciegas.

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