Transfeminismo: la lucha de las mujeres trans por la equidad de género en Puebla

Te contamos la historia de Gabriela Chumacero y Anastasia, mujeres trans activistas que buscan terminar con la discriminación.

En el mes de marzo no solo se conmemora el Día Internacional de la Mujer, también celebramos las existencias trans y su lucha

El transfeminismo existe y es tan real como el feminismo, incluso sus causas aunque no son iguales son similares, ambas buscan el respeto, la valoración y la igualdad, así como la equidad de género. 

Las mujeres trans pasan por todo un huracán de cambios y emociones cuando se están descubriendo, cuando están despertando. Al final tienen la fortuna de tener el apoyo de su familia,  otras no. 

Gabriela Chumacero, líder del Colectivo Grupo Trans Puebla, relató su difícil lucha en su camino para expresar su yo real y deshacerse de Gabriel, el nombre que se le dio por nacimiento. 

Mujeres trans

“Una mujer trans, es ser yo misma, una mujer trans es cuando realmente te realizas por lo que quieres ser, por lo que representa tu género”, explicó. 

Gaby nació en una época donde aún no existían colectivos para apoyar a la comunidad trans, es más, la palabra transgénero ni siquiera existía como tal. 

Las mujeres transgénero eran llamadas de manera general como jotos o vestidas, solo por querer utilizar vestidos y maquillaje femenino. 

Gabriela Chumacero 

Eran los años 80’ y Juan Gabriel Chumacero era un joven “desmadroso”, pero muy femenino. Quien tuvo la suerte de contar con el apoyo de su madre. 

Sin embargo Gabriel, decidió dejar esa vida y fue cuando nació Gabriela Chumacero, quien se ha convertido en una activista de la comunidad trans y un referente de la misma. 

La vida la volvió activista

La vida de Gaby no ha sido fácil, y menos lo fue cuando decidió dedicar su vida al activismo. Y es que la vida la llevo por ese camino. 

La empatía de Gabriela le ha costado lágrimas de alegría, tristeza y de rabia. Las injusticias que pasaban muchas personas de la comunidad LGBT+, han sido un factor medular para que su labor humanitaria continúe hasta hoy día. 

Dicen que la mejor escuela es la calle, en ver los sufrimientos. En sufrir en carne propia las discriminaciones, las muertes hoy en día son transfeminicidios y antes era la muerte del hombre vestido de mujer. Cuando los ultrajaban, los mataban, los degollaban. No había quien los defendiera”, explicó.

Gabriela, señaló que no llegó al activismo sabiendo cómo defenderse, tuvo que conocer personas que le explicaron que tenía derechos y que lo que le pasaba no era normal ni tenía que permitirse. 

Alejandra Fonseca nos enseñó nuestros derechos y la señora Beatriz Ruiz nos enseñó a no dejarnos, tanto por el ayuntamiento como de la policía municipal o estatal, ellos eran los que más nos agredían. Nos golpeaban y nos metían a las celdas con los hombres y nos violaban en cierto momento”, relató. 

30 años después, Gabriela Chumacero se ha convertido en un estandarte de la comunidad trans, y ha sido un parteaguas fincando el camino para las generaciones que van llegando. 

Anastasia y su lucha por NO escuchar el QUÉ DIRÁN 

Anastasia tiene 26 años, es una joven poblana que estudia teatro y trabaja en un call center. Y es una mujer trans que nació en una familia conservadora. 

Para Anastasia, ser una mujer trans, es sinónimo de liberación personal, de poder ser ella misma sin limitarse al qué dirán. 

“Una mujer trans es, elegir tu propia identidad, elegir realmente lo que quieres, tener lo que realmente quieres y no seguir reglas ni estereotipos que la sociedad nos ha impuesto”, explicó.

Anastasia supo desde muy chica que el cuerpo en el que estaba no le pertenecía. Sin embargo, nacer en una familia conservadora le costó realizarse personalmente. 

Aceptó que el temor al qué dirán impidió su desarrollo personal y, las normas que estaban establecidas en su familia no abonaron nada bueno. Lamentablemente para que Anastasia naciera, se vio obligada a dejar su núcleo familiar y todo lo que conocía o le era familiar. 

“Tuvo que tomar el valor para salir de su casa, salir de su municipio y venirse a la ciudad para poder desarrollarse y ser Anastasia, la que ahora es una mujer trans de 26 años y activista”, expresó.

Actualmente, Anastasia vive su vida de manera plena y lucha por sus derechos por medio del activismo. Aun así sufre discriminación por ser mujer trans, ya que asegura que encontrar trabajo es un problema monumental, pues muchas empresas le ponen trabas solo por su género. 

“Personalmente he sufrido mucha exclusión laboral, social, familiar y es muy triste porque al final del día estamos siendo discriminadas y menos premiadas por el simple hecho de haber elegido una identidad”, señaló. 

Cambiar la mentalidad de la sociedad no ha sido fácil. Si bien la discriminación no se compara a la que existía en los años 80’s pero, aún existe, la diferencia es que ahora hay más voces que gritan justicia, respeto e igualdad

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