Efra, el músico de la calle y sus retos en la vida

Te traemos a Efra, El Músico de la Calle, un talentoso joven nacido en Cuautla, Morelos pero autonombrado como “más Poblano que el Chile en Nogada”.

Hoy en Historias de Vida te traemos a Efra, El Músico de la Calle, un talentoso joven nacido en Cuautla, Morelos pero autonombrado como “más Poblano que el Chile en Nogada”, encargado de llevar con su música felicidad a los oídos de muchos espectadores a lo largo de Puebla y de otros estados de la República Mexicana.

Efraín Martínez Murrillo es un joven de 24 años que desde muy pequeño supo que poseía un don especial para sentir las melodías que escuchaba a su alrededor y así más adelante convertirse en el músico viajero que ha recorrido una gran parte del territorio mexicano llevando en sus maletas su música y sus sueños de compartir su talento con la gente.

Efra, como se le conoce en el mundo digital se ha hecho viral en plataformas como Tik Tok, Instagram, YouTube, Facebook entre otras esto debido a sus videos donde muestra su travesía como músico callejero que visita muchos lugares de la República con su dinámica ¿cantas conmigo? la cual consiste en invitar a la audiencia a que juntos canten una canción mientras él toca el piano, además de esto comparte contenido de entretenimiento que postea a sus miles de seguidores.

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Los antecedentes musicales de Efra surgen gracias a su mamá quien es una excelente pianista y pasaba gran tiempo creando música, por tal motivo creció escuchando las melodías que surgían de las manos mágicas de su progenitora... "el amor a la música se lo debo a mi mamá".

Efra relata a El Popular, Periodismo con Causa que en realidad esta actividad no le llamaba la atención pero casualmente cada vez que su mamá practicaba, el pequeño músico sin aún saberlo se sentía atraído al sonido que salía de las teclas del piano y el como todo pequeño tenía la necesidad de querer ser igual que ella "mamá y papá son los mejores ejemplos".

Al percatarse que su pequeño sentía interés por lo que observaba, su mamá nunca lo desmotivó sino todo lo contrario, "le entusiasmaba ver que a su hijo le gustaba lo que a ella le apasionaba" nos menciona Efra con mucha emoción.

La familia de Efra se dio cuenta de que llevaba la música en las venas cuando sin haberle enseñando como se tocaba una melodía de pronto escucharon que por sí solo tomó el piano y comenzó a tocar una tema que él había aprendido solamente observando a su mamá, así fue que comenzó su travesía y aprendizaje.

Efra fue creciendo y cuando cursaba la preparatoria se enfrentó ante una problemática económica por la cual tenía que dejar la escuela pero sus deseos por seguir estudiando lo llevaron a emprender en su proyecto después de haber sido rechazado en sus múltiples búsquedas de empleo hasta que un amigo le dió la idea de sacarle provecho a su talento.

Un día, decidido, tomó su piano y salió a las calles con un cartel que decía ¿me ayudas a seguir estudiando? Y sentado en el suelo en compañía de su instrumento comenzó a tocar. La mayoría de la gente ni siquiera lo escuchaba pero al ver su letrero se veían en la obligación moral de apoyarlo y algunos le decían la típica frase "échale ganas mijo" y les hizo caso, continuó cantando y tocando por las calles y se le ocurrió invitar a la gente a que lo acompañaran cantando, al paso del tiempo se percató de que esta temática le hacía bien a las personas porque se la pasaban bien y notó la aceptación del público.

Efra fue aumentando su repertorio, tuvo más ingresos, incluso pudo cambiar su teclado por uno más nuevo y la mejor parte de esta historia es que fue tan sonado el caso del niño que cantaba para pagar su escuela que la misma institución que lo quería expulsar por su atraso de pagos fue la misma que terminó becándolo al 100 por ciento por todo el año restante que le quedaba por cursar. ¡Adoramos los finales felices!

Escalando poco a poco y enfrentando las adversidades, Efra tiene como propósito cambiar la vida de millones de personas, haciéndoles ver que todas las metas se pueden cumplir  pero hay que trabajarlos, siempre con esfuerzo los sueños se hacen realidad.

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