La falta de deseo sexual es normal, seas asexual o no: experta

Los asexuales pueden disfrutar del sexo, pero no necesariamente por deseo hacia la otra persona

Existen momentos en las relaciones de pareja en los que la dinámica sexual puede experimentar altibajos, sin importar la edad o el tiempo que lleven juntos. Incluso la sexualidad y las dinámicas sexuales de una persona en lo individual pueden cambiar a lo largo del tiempo debido a diversos factores entre fisiológicos, emocionales, culturales o sociales. Por ejemplo, personas que atraviesan temporadas en las que no experimentan ningún deseo sexual, lo cual no necesariamente las define como asexuales.

La clave para comprender y definir estas situaciones radica en explorar las curiosidades y comprender que la sexualidad es fluida y variable para cada individuo. Cada una de estas experiencias es válida, tal como explica Alina Núñez, una experta en comunicación y sexología.

¿Significa que soy asexual si carezco de deseo sexual? 

En este sentido, la especialista aclara que existe un pequeño grupo de personas que no experimenta ni desea mantener relaciones sexuales, ya que esta actividad no es prioritaria en sus vidas. A estas personas se les conoce como asexuales.

"Así como hay individuos con una sexualidad muy activa, hay quienes no sienten ese deseo. No lo experimentan durante la adolescencia, ni en la etapa adulta, ni en la tercera edad, y esto no les genera preocupación respecto al ámbito sexual", explica.

La asexualidad se refiere a una orientación sexual en la cual la persona no siente atracción sexual hacia otros individuos de manera primaria, aunque aún pueden experimentar atracción romántica o intelectual. Se estima que aproximadamente el 1% de la población mundial es asexual.

Los asexuales pueden disfrutar del sexo, pero no necesariamente por deseo hacia la otra persona, sino por otras circunstancias, como el placer de su pareja o la conexión emocional que les brinda. Sin embargo, cualquier persona puede pasar por etapas similares a la asexualidad en diferentes momentos de su vida, sin necesariamente ser asexual. Durante la adolescencia o la edad adulta, es común experimentar momentos de baja libido. La especialista señala que en la actualidad, la sobrecarga de trabajo y otras actividades pueden influir en la forma en que la mayoría de las personas disfruta o practica su sexualidad.

"Existen etapas en la vida en las que, debido a cuestiones biológicas y cronológicas propias del cuerpo, el deseo y las hormonas disminuyen, así como también disminuye el interés en el aspecto sexual", indica.

¿Qué sucede si mi vida sexual no se parece a lo que veo en el porno? 

La experta explica que las películas pornográficas y la imagen que la sociedad tiene del sexo no permiten que estos períodos de inactividad se vean de manera normal. Se tiende a juzgar especialmente a las mujeres que dejan de tener intimidad con sus parejas, calificándolas de "frígidas".

No obstante, la sexóloga señala que, contrariamente a lo que piensa la sociedad, en la tercera edad también se puede experimentar una sexualidad activa y placentera. Ella ha tenido la oportunidad de trabajar con parejas de entre 60 y 65 años, lo cual demuestra que la sexualidad de las personas varía según su propio estilo de vida.

Alina Núñez enfatiza que la falta de deseo no siempre tiene que ver con la pareja con la que se comparte una relación, y esto puede generar conflictos en las relaciones. Quienes no reciben atención sexual tienden a pensar que se debe a una infidelidad o a su falta de atractivo, entre otras preocupaciones que surgen si no se dialoga sobre la situación.

Como experta, recomienda que la mejor manera de explorar nuevamente nuestra propia sexualidad, ya sea individualmente o en pareja, es a través del uso de juguetes sexuales. Estos pueden facilitar una interacción más amena al tener sexo con uno mismo o con la pareja.

En conclusión, Alina destaca que la sexualidad es diversa y cambia con el tiempo, e incluso el deseo sexual puede ausentarse en algunas etapas. Creer que tiene un interruptor de encendido y apagado implica una visión lineal de la sexualidad, en lugar de entenderla como una curva que fluctúa en frecuencia. Se trata de experimentar.

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