Las curiosidades e historias más sorprendentes de la ruleta

Todos los casinos tienen una, incluso aquellos que se visitan a través de internet. ¿Has jugado alguna vez a la ruleta? Es uno de los juegos más famosos que hay gracias a su simplicidad y su atractivo, el mejor ejemplo de la emoción de los grandes casinos y también uno rodeado por infinidad de historias.

Y es que la ruleta es mucho más de lo que aparenta. Su antigüedad le ha permitido protagonizar infinidad de historias que demuestran hasta qué punto pueden sorprender las personas cuando hay un juego de por medio, como también las grandes hazañas que se pueden conseguir con algo tan sencillo como una mesa que gira con una bola en su interior.

Datos que seguro que no conocías sobre la ruleta

Es uno de los juegos de azar más antiguos y conocidos que existen, el gran querido en los casinos por su facilidad y sus premios, pero también el que está acompañado de una historia que muy pocas personas conocen. Existen muchos datos realmente curiosos sobre la ruleta que son bastante desconocidos, pero también realmente sorprendentes.

Y es que, aunque sea el juego al que todos miran cuando buscan consejos para jugar algo fácil y que sirva para acceder a premios rápido, no todo el mundo conoce realmente este famoso juego. Por eso, aquí vamos a ver algunos de sus datos más curiosos y sorprendentes:

Otra ruleta no tan divertida: Existen muchas variantes de la Ruleta que se pueden encontrar en los casinos, aunque todas ellas funcionan exactamente de la misma manera. Las principales categorías que hay son la americana y la europea, aunque existe otra que comparte nombre, pero es totalmente letal: la temible ruleta rusa.

Esto no es un juego de azar tradicional, ya que lo que se juega en él es la vida. Se carga una bala en un revólver, se gira y los jugadores aprietan el gatillo hasta que uno de ellos se lleva el fatídico premio. Es algo que muchos conocen de las películas y que, obviamente, nadie debe poner en práctica en sus casas.

La ruleta diabólica: La primera persona que llevó la ruleta a Montecarlo, y normalizó este famoso juego de azar, es François Blanc. Se dice que esta persona hizo un pacto con el diablo para crear este juego y aprender todos sus secretos. De hecho, quienes defienden esta teoría consideran que el mayor secreto de su maldición está en su numeración.

¿Por qué? Porque, si se suman todos los números del 1 al 36, el resultado final es 666, la cifra conocida como el número de la bestia. ¿Casualidad? Probablemente, aunque no hace más que reforzar esta teoría que defienden sobre todo quienes están en contra de este juego.

Los números, ni fríos ni calientes: Uno de los mayores mitos en los juegos de azar es que hay números bonitos y feos, y en la ruleta también se aplica, aunque aquí se les conoce como números fríos y calientes. ¿Y qué son exactamente? Se dice que los números fríos son aquellos que tienen menos probabilidad de salir, y los calientes los que tienen una probabilidad mayor.

Es algo que se suele decir cuando se repiten durante una sesión de juego. Sin embargo, la realidad es que la que manda en la ruleta es la probabilidad, y la que hay es de 1 entre 37, al contar los números que van del 0 al 36.

Un defecto que costó millones: El mismo Casino de Monte Carlo donde se introdujo la maldición de la ruleta, Joseph Jagger decidió encontrar una fórmula para ganar siempre en la ruleta y estudió el comportamiento de la bola en cada partida. Descubrió que había un defecto mecánico en las mesas de juego, por lo que había números que aparecían con más probabilidad que otros.

Gracias a esto, empezó a ganar más y más apuestas y ganar una fortuna jugando. El método funcionó hasta que el casino se dio cuenta y cambió las mesas para acabar con este error que les costó millones.

Ganar o perderlo todo: En el año 2004, se construyó una leyenda. Ashley Revell vendió todo lo que tenía e hizo una de las jugadas más locas y arriesgadas de la historia. Aposto 135.000 dólares a doble o nada en la Ruleta y se lo jugó al color rojo. La suerte le sonrió y la bola aterrizó en el 7 de color rojo, lo que le permitió duplicar la apuesta que había realizado.

Es una de las jugadas más históricas de la Ruleta, y también una que no se ha vuelto a repetir y que nadie debería probar, sin lugar a dudas.