Más allá de la muerte
La publicación de esta obra ha sido posible gracias al apoyo de la Fundación Casa del Mendrugo A.C. así como del Instituto de Investigaciones Antropológicas, UNAM
En el año 2012 un conocido abogado de Puebla nacido en Oaxaca, el Lic. Jorge Roberto Ortiz-Dietz, estando gravemente enfermo, donó al Museo Casa del Mendrugo una peculiar colección arqueológica que le fue entregada 40 años antes por un grupo de personas de la región zapoteca del valle central oaxaqueño con quien desde niño había mantenido una profunda relación y a quienes había ayudado en cuestiones familiares y agrarias. El Lic. Ortiz-Dietz falleció en Alemania un mes después de la donación. La colección consistía en 10 cráneos humanos al parecer muy antiguos, deformados intencionalmente y tallados con imágenes afines a las de los códices mixtecos; además de otros huesos humanos y diversos objetos de cerámica y piedra con diseños relacionados. Dada la aparente relevancia de esta colección se invitó a investigadores del Instituto de Investigaciones Antropológicas de la UNAM a conocerla y a plantear su estudio. Los primeros resultados del trabajo de investigación se dan a conocer en el libro Más Allá de la Muerte publicado en coedición con el Instituto de Investigaciones Antropológicas de la Universidad Nacional Autónoma de México y la Fundación Casa del Mendrugo A.C. Estos resultados validan la autenticidad de la colección y plantean importantes descubrimientos que enriquecen el conocimiento sobre las culturas prehispánicas que habitaron el México antiguo. La revisión efectuada a las piezas de la colección reveló de inmediato su notable importancia e interés antropológico. Al observar las figuras grabadas, particularmente en cráneos y caracoles, se pudo evocar de inmediato objetos similares descritos en la literatura, como huesos y caracoles grabados, que han sido asignados principalmente a una tradición cultural oaxaqueña que presentan características muy similares a las de los ejemplares objeto de este estudio. Con estos antecedentes, no dudamos que se trataba de objetos de genuina procedencia arqueológica y que merecían un cuidadoso estudio. Con el apoyo de un grupo de estudiantes de arqueología de la Escuela Nacional de Antropología e Historia, iniciamos el registro y catalogación de los diez cráneos grabados, 17 huesos largos también esgrafiados, y siete caracoles marinos que se usaron como trompeta, con las mismas características de trabajo artístico. Se efectuó la curaduría de los restos y el registro fotográfico. En general se observó un buen estado de conservación. Es importante señalar que los cráneos conservaban características que sugieren que posteriormente al esgrafiado, poco después de ser utilizados para los fines a los que estaban destinados, fueron depositados en un sedimento arcilloso. Posiblemente se trataba de un contexto funerario, como ha sido el caso de algunos hallazgos de este tipo de material en la región oaxaqueña. Algunos ejemplares se vieron afectados por un proceso de interacción con el medio donde estaban depositados lo que implica un lapso de tiempo considerable en contacto con la matriz de tierra; se observó la erosión de partes de la superficie ósea por un proceso de lixiviado, es decir, la pérdida de componentes químicos del hueso que degradó las figuras esgrafiadas. Este mismo proceso afectó tres recipientes de ónix que muestran huellas de la acción química del terreno sobre el área en la que descansaban, dañando también el esgrafiado allí representado. Asimismo, debemos mencionar que la colección se encuentra ya inscrita en la Dirección de Registro Público de Monumentos y Zonas Arqueológicos del INAH, y ha tomado su lugar en el museo La Casa del Mendrugo de la ciudad de Puebla. Entre los primeros objetivos de este estudio se plantearon consideraciones como: ¿a quiénes pertenecieron los cráneos y huesos largos grabados?, ¿cuál fue la edad de los individuos, su sexo, sus características físicas y posibles lesiones patológicas? El trabajo de investigación fue multidisciplinario, consistiendo en los estudios siguientes 1.- PERFIL MORFOLÓGICO Y SIGNIFICADO BIOCULTURAL En el estudio de los especímenes craneales participaron los antropólogos físicos Carlos Serrano Sánchez, Judith L. Ruiz González y Rocío Hernández Flores. El estudio muestra que los cráneos grabados fueron todos de personas adultas jóvenes; solo uno de los diez casos rebasó los 40 años de edad. Corresponden a individuos masculinos, excepto un caso femenino. Se aprecia en ellos una forma muy redondeada, categoría antropológica denominada braquicefalia, que fue característica y muy generalizada en los pueblos prehispánicos de la región oaxaqueña, sobre todo en los tiempos cercanos a la Conquista. A excepción de dos cráneos, los demás presentan modificación cefálica intencional, una práctica muy extendida en la Mesoamérica prehispánica. En general se observa el tipo de modificación cefálica tabular erecta, caracterizada por el aplanamiento intencional de la región nucal, en un plano vertical, que da la apariencia de un cráneo más alto, sin embargo, su intensidad es ligera. Sólo un cráneo muestra una marcada deformación intencional. Con respecto a los huesos largos esgrafiados, se aprecia que pertenecen a individuos adultos; se trata de los huesos del brazo (húmero), muslo (fémur) y pierna (tibia), tanto derechos como izquierdos. El número mínimo de individuos representados fue de ocho. En ellos se ven labradas distintas formas geométricas, pero también hay diseños figurativos más complejos. Es probable que los personajes de alto rango hayan utilizado estos huesos como cetros, como se puede colegir de las representaciones que hay en los códices, aunque sólo fuera en contextos de carácter ceremonial, ya que no manifiestan huellas de uso. Sin duda alguna, los cráneos esgrafiados fueron objeto de un comportamiento cultural muy complejo y son un ejemplo notable de un manejo simbólico del cuerpo humano. De manera que el uso y manejo de los cráneos, junto con los huesos largos y los caracoles-trompeta esgrafiados, pudo brindar ventajas y privilegios para sus poseedores al vincular la pertenencia de tales restos a ciertos ancestros, personajes importantes o de gran valor social; esta representatividad, aun después de la muerte, tenía repercusión en los ámbitos social y político, y las prerrogativas podrían ir desde la ocupación de posiciones de prestigio hasta puestos de mando y gobierno 2.- CARACTERÍSTICAS ANTROPOLÓGICAS E IMPLICACIONES RITUALES DE LOS HUESOS LARGOS ESGRAFIADOS De la misma manera abordaron que en el punto anterior, los mismos investigadores abordaron el estudio de los huesos largos esgrafiados incluyendo esta vez a Jessica Garrido Guzmán, quien realizó un análisis morfológico para identificar la edad y el sexo de los restos, así como un análisis tafonómico que diera cuenta del proceso de manufactura y su posible uso. Los 17 huesos largos que hemos descrito pudieron ser parte de ofrendas en entierros o tumbas, en diferentes momentos del mismo periodo arqueológico. Al igual que los cráneos grabados de la colección, se trata de huesos de individuos adultos. En el caso de los huesos largos se identificó a dos mujeres, lo cual refuerza la idea de que la mujer también podía ocupar un lugar distintivo en el ámbito social de estas culturas. 3.- INFERENCIA DE LAS RELACIONES POBLACIONALES A PARTIR DEL ADN ANTÍGUO DE LOS CRÁNEOS GRABADOS Participaron en este estudio los especialistas en el tema: Ana Julia Aguirre Samudio, Blanca Zoila González Sobrino, Lilia Solís Arrieta, Alma Delia Hernández Pérez y Alberto Carlos Martínez. Los resultados obtenidos de microscopía sostienen la conservación de las muestras y pueden corroborar la presencia de moléculas de ADN antiguo. A partir de esta información y de los genotipos determinados en la colección, el análisis de las distancias genéticas encontradas hace referencia a la interrelación entre las poblaciones en la antigüedad y de un posible flujo génico como consecuencia. En particular, los valores agrupan a los barrios teotihuacanos con los sujetos de los cráneos grabados y podría sugerir probabilísticamente un linaje materno común. Esta misma rama se une de modo cercano a los mixtecos y mixes, lo cual podría indicar que los ascendientes de estos grupos oaxaqueños comparten la misma línea hereditaria, aunque se perfila el mestizaje a través de varios sucesos históricos. Los resultados obtenidos indican la existencia de vínculos genéticos con otras poblaciones oaxaqueñas, pero también una relación con grupos distantes, como los teotihuacanos del altiplano central. Estos resultados son muy sugerentes. 4.- ANÁLISIS TECNOLÓGICO DE LAS HUELLAS DE MANUFACTURA EN LOS CRÁNEOS GRABADOS En cuanto a la tecnología empleada para plasmar los diseños en el material óseo, el trabajo estuvo a cargo de los arqueólogos Emiliano Ricardo Melgar Tísoc y Edgar Emmanuel Morelos Yerena. El estudio constató que los grabados fueron elaborados con instrumentos líticos de corte fino, manufacturados de obsidiana. Se excluyó la posibilidad de que fueran hechos con instrumentos modernos, lo que confirma el carácter prehispánico de la colección. La elaboración de los grabados, sobre todo en los cráneos y caracoles, requirió de una destreza especial, ya que los diseños debían guardar las proporciones deseadas. El trabajo en superficies irregulares y curvas es complicado, sobre todo si debe corresponder con las representaciones gráficas elaboradas en otros materiales. Es aquí donde se ve y comprende que la composición y estilo de los diseños suele apegarse a patrones que distinguen la cultura de las distintas poblaciones humanas. Aunque en otras partes de Oaxaca también se han hallado huesos labrados, no es posible aseverar que todos ellos pertenecen al mismo grupo cultural, pues las diferencias en los diseños y el contexto en el que fueron excavados varían mucho de uno a otro caso. Estos resultados permiten argumentar su autenticidad prehispánica, sobre todo porque no presentan huellas de instrumentos metálicos o eléctricos modernos. Además, la ausencia de pequeños astillamientos y micro fracturas en el borde de los diseños incisos permite proponer que los restos óseos debieron ser esgrafiados al poco tiempo de fallecidos los individuos en cuyos cráneos se elaboraron estos diseños. En lo que se refiere a su filiación cultural mesoamericana, además de la iconografía, se puede utilizar la tecnología como otra fuente de información para caracterizar la pertenencia a un estilo determinado. En este sentido, los datos tecnológicos comparativos que permiten evaluar la probable pertenencia de los cráneos y huesos largos a la tradición Mixteca-Puebla son resultado de los que obtuvimos en varios objetos lapidarios de distintos sitios oaxaqueños que se consideran diagnósticos de los mixtecos, como son los penates y los mosaicos de turquesa. Al respecto, se puede destacar que todos comparten la misma tecnología, además de que existen algunos detalles técnicos particulares de piezas mixtecas, como los diseños semicirculares, lo cual refuerza la identificación de las piezas óseas del museo La Casa del Mendrugo con esta tradición. 5.- ASPECTOS SOBRE ALIMENTACIÓN Y ORIGEN GEOGRÁFICO DE LOS CRÁNEOS A PARTIR DE ISÓTOPOS ESTABLES El trabajo de análisis isotópico realizado en los cráneos aporta resultados de gran interés, ya que el patrón dietético mesoamericano se puede relacionar con el lugar de residencia inicial de los individuos, que en este caso corresponde a los valles centrales de Oaxaca, sin descartar el altiplano de México. Se realizó el análisis isotópico de muestras dentales para conocer la paleodieta y el origen geográfico de los individuos, en concordancia con el objetivo central del proyecto. El estudio estuvo a cargo de Erika Olivares Flores e Isabel Casar Aldrete y se contó con la colaboración del Laboratorio Nacional de Geoquímica y Mineralogía del Instituto de Geología de la UNAM. Se tomaron piezas dentales de siete personas que integran la colección de 10 cráneos. A partir de las relaciones isotópicas de oxígeno y carbono del esmalte de los dientes pudimos determinar que, de este grupo de diez personas, siete pasaron sus primeros años de vida en Oaxaca, salvo un individuo con procedencia del centro de México, asimismo, determinamos que el promedio de su dieta total se basaba principalmente en un alto consumo de maíz, lo cual es representativo de una dieta mesoamericana. 6.- ANÁLISIS ESTILÍSTICO E ICONOGRÁFICO DE LAS IMÁGENES LABRADAS EN LOS CRÁNEOS La reproducción gráfica y artística de los esgrafiados es de capital importancia, sobre todo cuando se necesitan extender los diseños realizados en superficies curvas e irregulares. Esta tarea fue encomendada al arqueólogo Diego López, quien recuperó e iluminó las imágenes plasmadas en los cráneos, huesos largos y caracoles. Su trabajo demuestra que la temática tratada se puede relacionar con la de otros diseños de tradición Mixteca-Puebla, pero sus características formales parecen obedecer a un origen distinto y fechas anteriores. Es aquí donde se ve y comprende que la composición y estilo de los diseños se suele apegar a patrones que distinguen a las distintas poblaciones humanas y culturas. Lo primero que nos llamó la atención en las imágenes de los 10 cráneos, 17 huesos largos y siete caracoles resguardados por la Fundación Casa del Mendrugo, fue la similitud con las escenas de los códices mixtecos. Fue posible identificar algunas características generales de representación corporal de algunas regiones y temporalidades del mundo precolombino, también se observó que las características físicas de las representaciones cambian de un soporte a otro, como en la pintura mural, escultura o lapidaria, así como por la preferencia de uno o varios artistas en cada soporte. Sin embargo, a partir de características más generales, se observó que las representaciones corporales en los personajes labrados en los restos biológicos de La Casa del Mendrugo están más asociadas con imágenes zapotecas. 7.- LA ICONOGRAFÍA DE LAS PIEDRAS LABRADAS Y OTROS MATERIALES QUE ACOMPAÑAN LA COLECCIÓN La iconografía de las piedras labradas, estudiada por Bernardo Fahmel, resultó ser la clave para entender los mensajes que transmiten los objetos de la colección estudiada. Junto con la información plasmada en los vasos de ónix, los restos óseos y los caracoles permiten valorar el entorno cultural en el que fue producida y sugerir la identidad étnica de sus fabricantes. A través del enfoque transcultural se colige que los sami nuu o toltecas de Cholula se asentaron en los valles centrales de Oaxaca e interactuaron con los zapotecas de la época Monte Albán IIIB-IV. De esta convivencia surgieron nuevos códigos que pasarían después a la región mixteca y a los documentos pictográficos del Posclásico tardío. Fue así como salió a la luz, la posible multiculturalidad de la gente y el reflejo de ésta en los objetos que emplea. La importancia de la colección radica, por lo tanto, en que da seña irrefutable del arribo de un colectivo que gestionó cambios e innovaciones en la iconografía de la sociedad zapoteca. 8.- LOS APORTES DEL LEGADO ARQUEOLÓGICO DE LA COLECCIÓN DEL MUSEO CASA DEL MENDRUGO. Dr. Carlos Serrano Sánchez. Dr. Bernd Fahmel Beyer Dr. Oswaldo Camarillo Sánchez La colección arqueológica albergada en La Casa del Mendrugo comprende 280 objetos elaborados en cerámica, piedra, hueso, madera y metal. Debido a la relación que debieron guardar con un grupo y posible linaje de señores radicado en el Valle Grande de Oaxaca se puede ubicar su manufactura en distintos puntos de esta región, aunque algunos provienen de Guerrero, Chiapas y el altiplano central. Si bien su autenticidad sigue siendo cuestionada por quienes trabajan la cultura zapoteca del Clásico, no hay duda de que en su conjunto brindan nueva información sobre la arqueología oaxaqueña del Postclásico temprano. Los resultados obtenidos del estudio de los huesos, caracoles, vasos de ónix y piedras labradas dan un lustre adicional a los artículos que constituyen este volumen, cuyos enfoques son tan diversos como la metodología empleada por sus autores. Por tratarse de un primer acercamiento a objetos que no se apegan a los cánones estilísticos de Monte Albán hubo que acudir a información complementaria, ya sea en el registro arqueológico de otras regiones o en los códices que se atribuyen a la cultura mixteca. Los estudios de procedencia realizados a los cráneos labrados indican, de hecho, que uno de los personajes pasó su infancia en el altiplano antes de asentarse entre los zapotecas. Ahora bien, las contribuciones más serias a este volumen son las que se refieren a los huesos y cráneos labrados debido a las características del material óseo y los distintos análisis físico-químicos y genéticos realizados sobre ellos. En resumen, se puede afirmar que el lector de este ejemplar tiene en sus manos una serie de estudios que dan cuenta de un corpus iconográfico unificado, cuyos rasgos emanan del acervo cultural tolteca y zapoteco. En su dimensión temporal corresponde al periodo Monte Albán IIIB-IV, situado entre los años 700-1100-1521 de nuestra era. En este periodo se ubica la intrusión de los sami nuu en Oaxaca, quienes dejaron su huella en numerosos materiales arqueológicos, en las pinturas murales de Mitla y en los códices de la región mixteca. Sin embargo, también hay signos y figuras que no se ajustan a las convenciones de estas culturas. Entre ellas se hallan manifestaciones de otras tradiciones estilísticas que hicieron su aparición en Oaxaca y el Altiplano central durante el Epiclásico, y que más tarde se encontrarán entre los mixtecos y nahuas del centro de México. En este sentido, se sabe que entre los años 700 y 1100 dC, aproximadamente, hubo una serie de transformaciones en la historia cultural del altiplano central debido a la inmigración de grupos nómadas del norte. La desaparición de la hegemonía teotihuacana no sólo dio lugar a una era de inestabilidad política y reacomodos territoriales; también dio vida a la interacción con las demás regiones de Mesoamérica, poniendo en contacto a pueblos y culturas de distinta filiación étnica y lingüística. Esta relación apoya la presencia tolteca en Monte Albán y los valles centrales de Oaxaca, vistos los vínculos genéticos de los teotihuacanos con los posteriores habitantes de Tula, que también experimentaron una expansión geográfica importante. |