El origen de esta práctica nace en la Edad Media, cuando la Iglesia católica prohibía bañarse durante toda la Semana Santa
Durante años, el Sábado de Gloria fue sinónimo de risas, cubetadas y calles llenas de charcos. Muchas familias mexicanas recuerdan con nostalgia cómo, en su infancia, ese día se convertía en un momento lleno de diversión. Sin embargo, esta costumbre pasó de ser una tradición a una práctica penada por la ley en diferentes estados del país. Las crecientes crisis hídricas en México llevaron a las autoridades a tomar cartas en el asunto. Actualmente, tirar agua en la vía pública durante el Sábado de Gloria puede derivar en multas económicas, arrestos administrativos o incluso trabajo comunitario. En 2023, las sanciones por desperdicio de agua en Semana Santa en algunas entidades iban desde los mil 141 hasta más de 4 mil pesos. Se espera que estas cifras continúen ajustándose con la inflación. Te puede interesar: ¿Irás a las albercas en Semana Santa? Te decimos cómo debes cuidarte ¿Qué significa el Sábado de Gloria?Este día forma parte de la Semana Santa y es considerado un momento de reflexión sobre la pasión y muerte de Jesús, así como su descenso a los infiernos y posterior resurrección. Además, se lleva a cabo la Vigilia Pascual, una ceremonia que conmemora el triunfo de Cristo sobre la muerte. ¿Cuál es el origen de mojarse en el Sábado de Gloria?El origen de esta práctica se remonta a la Edad Media, cuando la Iglesia católica prohibía el baño durante toda la Semana Santa, al considerarlo un acto ofensivo. El agua, símbolo de purificación espiritual, se reservaba para el Sábado Santo, cuando se celebraba la vigilia previa a la resurrección de Jesús. Fue entonces cuando surgió la costumbre de usar agua como un acto simbólico para limpiar el alma de los pecados. ¿Por qué ya no está permitido tirar agua en la calle?En la actualidad, el panorama es distinto. La creciente escasez de agua potable en México ha obligado a modificar diversas prácticas sociales. En ciudades como CDMX , Monterrey o Guadalajara, las regulaciones se han endurecido y ha disminuido la tolerancia hacia el desperdicio del vital líquido. A pesar de ello, hay personas que mantienen viva la tradición, aunque de forma más simbólica y responsable. Algunas familias optan por usar pequeñas cantidades de agua en patios o jardines, o incluso han comenzado a sustituir los juegos de agua por otras actividades recreativas.
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