Carmen Arellanes, integrante de la organización Ya Basta Puebla, alertó que la entidad se encuentra entre los estados con mayor incidencia de abuso sexual infantil, ocupando el cuarto lugar a nivel nacional. De acuerdo con datos de la Red para Infantes, Adolescentes y Jóvenes (RIAJ), nueve de cada diez casos ocurren dentro del propio hogar y, en su mayoría, los agresores son familiares directos. El panorama nacional resulta igualmente alarmante, ya que México es considerado el principal productor de pornografía infantil en el mundo. Esta realidad coloca al país en el centro de un problema que trasciende fronteras, pues gran parte del material generado se distribuye hacia otras naciones. Frente a este contexto, la RIAJ anunció el arranque de una campaña de prevención en Puebla, que iniciará el próximo 19 de noviembre en el marco del Día Mundial para la Prevención del Abuso Sexual contra Niñas, Niños y Adolescentes. Entre las actividades destacan un concurso de dibujo dirigido a niñas, niños y adolescentes de entre 6 y 17 años, quienes podrán plasmar en sus ilustraciones mensajes relacionados con la protección y el cuidado. Los ganadores serán reconocidos en la misma fecha de la conmemoración. La red también adelantó que se impartirán talleres y pláticas en escuelas, comunidades y centros de trabajo, en colaboración con la Comisión de Derechos Humanos (CDH), con el propósito de sensibilizar a la sociedad y fomentar una cultura de prevención y denuncia. Te puede interesar: Demandan a Roblox por caso de abuso y secuestro de una menor de 13 años Uno de los datos más preocupantes es que la población infantil de entre 8 y 9 años resulta la más vulnerable, aunque las víctimas abarcan desde la primera infancia hasta la adolescencia. Asimismo, advirtió que los entornos digitales se han convertido en un canal de captación y manipulación, donde los agresores logran que los menores compartan imágenes íntimas sin dimensionar las consecuencias. La RIAJ hizo un llamado a padres, madres, docentes y cuidadores a romper el silencio, aprender a identificar señales de violencia y generar espacios seguros para que las infancias puedan desarrollarse sin miedo.
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