La revolución feminista en Tokio 2020, ¿adiós a la sexualización de la mujer?

Los uniformes como medio de protesta y cómo ha impactado a la sociedad.

Sin duda los Juegos Olímpicos de Tokio 2020 han dado de que hablar, no solo nos referimos a las competencias, sino a las atletas que han aprovechado los focos puestos en ellas para reclamar lo que consideran justo e igualitario: una vestimenta apropiada.

Conforme avanzan los días, las protestas por la sexualización en el deporte han sido una constante, el primer caso fue el equipo femenino de balonmano playero de Noruega, quien recibió una multa de mil 500 euros por cada jugadora debido a que decidieron utilizar un pantalón corto en lugar de un bikini, como lo marca el reglamento.

Pero ¿qué dice el código de vestimenta? Para los hombres “el uniforme consiste en una camiseta sin mangas, shorts y complementos, mientras que para las jugadoras el uniforme consta de blusas, bikini y accesorios”.

Al respecto, Martine Welfler, una de las jugadoras dijo en sus redes sociales: “No ganamos una medalla este año, pero pudimos pasar el verano haciendo lo que amamos. Y arrojar luz sobre un tema muy importante. Decidimos jugar la final de bronce en shorts en lugar de en braguitas de bikini y la Federación Noruega de balonmano se llevó la multa que vino con esta. Esta es una batalla importante, ¡y estoy muy orgullosa de ser parte de esto!”.

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La siguiente polémica fue con el equipo de gimnasia femenino de Alemania, quien renunció a los uniformes con corte de bikini y optó por las versiones de cuerpo completo, decisión que la Federación Alemana de Gimnasia calificó como una declaración en contra de la "sexualización".

Los trajes, que el equipo usó en sus calificaciones en los Juegos Olímpicos de Tokio 2020 el domingo, cubrían las piernas hasta el tobillo y contrastan con los leotardos de corte alto que usan muchas otras gimnastas en los Juegos Olímpicos.

Estas reglas no solo tienen que ver con respecto a los uniformes femeninos, con si son demasiado reveladores o demasiado femeninos, sino con, la gestión de la diversidad y comodidad para las jugadoras.

Otro de los casos más sobresalientes, fue cuando la Federación Internacional de Natación prohibió a las atletas usar los gorros de natación de la marca Soul Cap, pensados para el pelo de las afrodescendientes. La Federación consideró que no respetaban “la forma natural de la cabeza”.

La nadadora, Danielle Obe, denunció que la decisión es sintomática de lo blanco y homogéneo que es aun ese deporte. El gorro de natación originario lo diseñó Speedo para evitar que el pelo, generalmente el pelo liso, fuese a la cara al nadar. “Pero el pelo afro sube y desafía la gravedad”, dijo Obe. “Inclusividad significa que cualquier forma de la cabeza se considere normal”.

Así que la cuestión que dejan abierta es: ¿qué aspectos toman en cuenta para definir el reglamento de vestimenta? Si no es la comodidad de cada competidor.

Las reacciones

Las acciones de las competidoras han sido aplaudidas por los usuarios en redes sociales, quienes defienden que los mismos ejercicios se pueden hacer con otro tipo de trajes. Pero la respuesta que más llamó la atención fue la de la cantante estadounidense Pink, quien se ofreció a pagar la multa impuesta al equipo de balonmano femenino de Noruega por jugar su partido con unas mallas cortas en lugar de llevar el bikini reglamentario.

"Estoy muy orgullosa del equipo femenino de balonmano playa de Noruega por protestar ante las reglas sexistas de su 'uniforme'. La Federación Europea de Balonmano (EHF) debería ser multada por sexismo. Bien por ustedes, señoritas. Pagaré felizmente la multa por ustedes, sigan así", escribió en Twitter.

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