Deforestación en México, así afectaría a la mariposa monarca
La conservación de sus bosques no ha sido una tarea fácil pues el cambio climático, la expansión del cultivo de aguacate y la presencia del crimen organizado ha dificultado la situación de la especie.
La Reserva de la
Biósfera Mariposa Monarca, es un área protegida conocida en el mundo porque
a sus bosques llega a pasar el invierno, después de un largo viaje de cuatro
mil kilómetros, la mariposa monarca. Dentro de este territorio, 260 ejidatarios que forman parte de El Rosario, uno de los 57
ejidos y 13 comunidades indígenas de Michoacán y del Estado de México realizan recorridos
de vigilancia con el fin de mantener de
pie a los árboles que habitan en sus tierras. Pero la conservación de estos bosques —que son mucho más que
mariposas, son el territorio del que depende la vida y el futuro de ejidos y
comunidades—, enfrentan cada vez más retos: los ejidatarios que son dueños de
estas tierras han visto cómo aumentan
los eventos climáticos extremos, cómo alrededor de la reserva se sustituyen los
árboles nativos por plantas de aguacate y cómo cada vez es más evidente la
presencia de grupos del crimen organizado. En la región, se ha hecho aún más visible la presencia de grupos dedicados al tráfico de drogas, la extorsión, el secuestro y la tala ilegal. En enero de 2020, por ejemplo, el ejidatario Homero Gómez y el guía turístico Raúl Hernández, fueron reportados como desaparecidos; sus cuerpos se encontraron días después. Por este motivo, comunidades indígenas de la zona han creado su policía comunitaria. También lee: Eco-ansiedad, las consecuencias en salud mental que surgen ante la crisis climática Complicaciones de la preservación de la especie Desde noviembre del 2000, el gobierno mexicano amplió la reserva de la Biósfera a 56 mil
hectáreas (en 1986 solo se habían protegido 16 mil), con el objetivo de
garantizar la conservación de los bosques donde se encuentran los principales
sitios de hibernación de la monarca. A los ejidos y comunidades que se encontraban en la zona
núcleo se les prohibió talar árboles,
aunque tuvieran permiso y respetaran los
planes de manejo forestal. Esa prohibición provocó enojo y resistencia. Para compensar económicamente a los ejidos y comunidades que
ya no podían hacer manejo forestal (talar) por estar dentro de la zona núcleo,
se creó el Fondo para la Conservación de
la Monarca, uno de los primeros pagos por servicios ambientales en el país;
para ello la Fundación David y Lucile Packard de Estados Unidos aportó cinco millones de dólares, a eso se
sumaron recursos de los gobiernos federal, del Estado de México y de Michoacán. De los 70 ejidos y comunidades con territorio dentro de la
Reserva de la Biósfera, solo 32 reciben los recursos del Fondo: aquellas que
están dentro de la zona núcleo y que han cuidado sus bosques. A partir de 2009,
la Comisión Nacional Forestal
(Conafor) sumó otro pago anual —el mismo monto que otorga el Fondo— a las
comunidades que cumplen con acciones de conservación. En el territorio que forma parte de la Reserva viven
alrededor de 27 mil personas; de
todas ellas, solo aquellos que son ejidatarios reciben los recursos del Fondo.
Por ejemplo, en El Rosario, solo 260 ejidatarios obtienen este pago por
servicios ambientales. Poco después de que nació el Fondo Monarca se comenzó a realizar un monitoreo anual —a cargo de
WWF-México— para identificar aquellas
zonas donde hay una degradación del bosque, provocada por incendios, tala
ilegal o sequía. Para ello se toman fotografías aéreas de alta resolución,
que son analizadas por especialistas del Instituto de Biología de la UNAM. Los datos más actualizados muestran que entre marzo de 2019
y el mismo mes de 2020 se registró tala
clandestina en 13.3 hectáreas de la reserva. Esa cifra es cuatro veces la
superficie registrada durante la temporada de 2018-2019, cuando fue de 0.43
hectáreas. La tala clandestina se concentra en San Felipe de los Alzati, Nicolás Romero y Crescencio Morales;
comunidades ubicadas en Zitácuaro, Michoacán, municipio donde la expansión de
los cultivos de aguacate va en aumento. Jorge Rickards, director
general de WWF-México, reconoce que “si hoy tenemos los bosques en buenas
condiciones es porque prácticamente ha
sido decisión de las comunidades. No habría dinero suficiente para poder
conservar ninguna área natural si no existe compromiso y voluntad de las
comunidades”. El doctor Alfonso
Alonso, del Centro para la
Conservación y la Sustentabilidad del Smithsonian Conservation Biology
Institute, explica que la mariposa monarca seguirá llegando a los bosques
del centro de México, siempre y cuando estos se encuentren con árboles sanos y
con disponibilidad de fuentes de agua. “El hecho de que la mariposa siga yendo a los bosques de
oyamel del Estado de México y Michoacán, es porque encuentra las condiciones
microclimáticas necesarias para su sobrevivencia. Si cambiamos estas
condiciones del bosque, si lo talamos o si se cambia el microhábitat que
necesitan las monarcas, la mariposa
migrará a otros sitios”. El doctor Alonso destaco: “La mariposa monarca no está en
peligro de extinción. Lo que está en riesgo es el fenómeno migratorio”. El que las monarcas ya no lleguen a esos bosques provocaría otros problemas: “las
comunidades locales ya no tendrían beneficios como los ingresos por el turismo.
Eso tendría consecuencias muy drásticas para la protección de la Reserva”.
Cualquier afectación a este territorio forestal no solo
marcará el futuro de la monarca y de las comunidades de la zona, también se resentirá en las ciudades,
porque estos bosques representan una de las principales fuentes de agua para la
Zona Metropolitana del Valle de México. |