#FreeKiska: la historia de la última orca que vive en cautividad en Canadá

Varios usuarios han comenzado a exigir la liberación de este animal en cautiverio.

#FreeKiska: la historia de la última orca que vive en cautividad en Canadá
Imagen ilustrativa (Foto: Google) #FreeKiska: la historia de la última orca que vive en cautividad en Canadá

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La orca llamada Kiska, actualmente conocida como “la ballena más solitaria del mundo” vive en el parque MarineLand, en Ontario, Canadá y fue captada el 4 de septiembre por un grupo de activistas anti-cautiverio, mientras se lesionaba pegándose en reiteradas ocasiones, pues ha estado sola por décadas, ya que es el único cetáceo sobreviviente del lugar.

Desde 2011 ha estado en el estanque después de la muerte de sus compañeros, y sus cinco crías, confirmó RT en español.

Esta historia fue confirmada por Phil Demers, un exentrenador de ese parque acuático, quien aseguró que ese comportamiento es “peligroso y autodestructivo” y solo demuestra la angustia que siente, al golpearse reiteradamente contra el vidrio del estanque donde vive.

Esta crueldad debe terminar. #FreeKiska”, escribió en su Twitter.

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El portal orka.tank, especializado en información sobre orcas en cautividad, recuerda que Kiska fue capturada en Islandia en octubre de 1979 con alrededor de 3 años de edad. Fue una de las muchas orcas capturadas durante 1979 y como muchas de su especie, empezó su vida en cautiverio en Hafnarfjordur Aquarium, un acuario/zoo en la isla que cuidaba de las jóvenes orcas hasta ser compradas. Y fue hasta 1982 que fue adquirida por Marineland Ontario, Canadá.

Las imágenes ahora difundidas han incrementado la preocupación sobre las condiciones de vida de la última orca que sigue en cautividad en Canadá.

El sábado 11 de septiembre, Molly McKinney lanzó una petición en la plataforma Change.org con el hashtag #FreeKiska. “Los efectos negativos en el desarrollo de las orcas en su capacidad han llevado a un deterioro en su bienestar mental y físico. El cautiverio ha dejado a estos animales sin las habilidades que necesitan para sobrevivir en el océano abierto. Al tomar medidas y colocar a Kiska en una instalación apropiada, como un santuario de ballenas, puede comenzar a aclimatarse a la naturaleza y vivir una vida más natural y saludable”, señaló la petición.

Hasta el momento más de 100 mil personas han firmado para exigir que se libere a la ballena.