Tener una casa verde tiene más ventajas: te explicamos cómo invertir en una

Apostar por las energías renovables, requiere de una inversión a mediano y largo plazo, que en muchas ocasiones las familias no pueden solventar.  

Las energías renovables representan un importante ahorro en los gastos destinados para el agua, el gas o la luz; además de significar un respiro para el medio ambiente. En este texto exploramos las alternativas para impulsar estas tecnologías en tu hogar. 

El ahorro por usar un calentador solar, un captador de agua de lluvia, unas celdas fotovoltaicas, entre otras tecnologías, puede ser de hasta el 85 por ciento, o en términos monetarios, según cálculos de especialistas, de al menos 300 pesos cada mes.  

Sin embargo, el acceso a estas tecnologías es reducido para gran parte de la población mexicana. Este limitado acceso es multifactorial, pero el principal inconveniente es el costo; el cual, aunque ha bajado en los últimos años sigue siendo inalcanzable para muchas familias. 

Pero aún con obstáculos, el uso de las energías renovables en las viviendas ha crecido en los últimos años en Puebla. Algunas personas se han visto beneficiadas por medidas gubernamentales y otras más han decidido realizar esta inversión que en el mejor de los casos, por el ahorro de gastos, puede retornar en aproximadamente un año, con varios años más de beneficios. 

Para el medio ambiente son un respiro, pues se reducen hasta en un 80 por ciento las emisiones de gases de efecto invernadero —aumento de la temperatura de la atmósfera como resultado de la concentración de dichos gases. 

Además, se recuperan espacios forestales y disminuyen las emisiones de partículas suspendidas (PM10, PM2.5), explica el investigador de la Facultad de Ingeniería Ambiental y Desarrollo Sustentable de la UPAEP, Francisco Javier Sánchez Ruiz, en entrevista para El Popular. 

De acuerdo con un estudio del Centro de Estudios Demográficos, Urbanos y Ambientales de El Colegio de México, en el país el 4.62 por ciento de las emisiones de gases de efecto invernadero proviene de las viviendas. 

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A pesar de que el impacto ecológico es bajo en la vivienda, el especialista asegura que las tecnologías ofrecen un ahorro sustancial en la economía de las familias. El ahorro puede ir de un 40 hasta un 85 por ciento, dependiendo de la tecnología en turno.  

En el caso de los calentadores solares —con los cuales se obtiene agua caliente para bañarse o realizar otras actividades— el ahorro económico llega hasta el 80 por ciento, pues se reduce en ese porcentaje el consumo de gas LP. Este último sólo se utilizaría para cocinar o calentar los alimentos.  

De este modo, si a una familia un tanque de gas le rinde habitualmente un mes, con la implementación de un calentador solar, el tanque podría durar hasta cinco meses. 

“Vas a tener agua caliente durante casi las 24 horas del día, siempre y cuando tengas la posibilidad de que haya sol, y aunque no haya sol requiere de un mínimo de radiación para que el agua se caliente”, apunta Sánchez Ruíz. 

Por otra parte, los paneles solares o celdas fotovoltaicas pueden generar del 75 al 85 —y en algunos casos hasta el 100— por ciento de la electricidad utilizada en una casa, por lo que los habitantes únicamente tendrían que pagar el contrato con la Comisión Federal de Electricidad (CFE) por utilizar la red de transmisión de energía, unos 50 o 60 pesos bimestrales. 

Incluso, en lugar de consumir electricidad producida por la CFE, una vivienda con paneles solares podría suministrar energía eléctrica a la Comisión, expone el investigador. 

Con un captador de agua de lluvia o captador pluvial se puede disminuir del 40 al 60 por ciento del consumo de agua proveniente de la red de distribución de agua potable; dicha reducción se reflejaría en el recibo de este servicio. 

Otras tecnologías que aprovechan las energías renovables o que utilizan los recursos naturales de manera más eficiente en una vivienda son las estufas u hornos solares, las estufas ecológicas y los baños secos o baños ecológicos.   

Tras captar la radiación del sol, las estufas solares permiten a las personas cocinar y calentar sus alimentos sin la necesidad de usar leña, carbón o gas. Además, son una solución para los habitantes de lugares alejados en los que no se tiene acceso al gas; asimismo, al no utilizar leña o carbón, las personas no padecen los efectos del humo en su salud y cuidan su sistema respiratorio, especialmente en las temporadas de frío.     

Las estufas ecológicas también contribuyen ante el frio, aunque no dejan de utilizar leña.  No obstante, su mecanismo realiza una combustión de modo que no afecta la salud de las personas, distribuyendo el humo hacia afuera de la casa a través de una pequeña chimenea.    

Por otro lado, los baños o sanitarios secos son una opción para la población que vive en zonas rurales que no cuentan con la infraestructura de las redes de drenaje y de agua potable. Estos baños están diseñados de modo que las heces y los orines se dirijan hacia un espacio subterráneo en el que los desechos se secan. Las características de estas instalaciones, cuando son correctamente diseñadas, evitan los malos olores y cualquier complicación en la salud de los habitantes. 

Los obstáculos para contar con energías renovables 

Las energías renovables siempre van a tener más ventajas que desventajas, asegura Francisco Javier Sánchez; pero entre esas pocas desventajas se encuentra una que limita el acceso a estas tecnologías para gran parte de la población en México y en Puebla: el costo

Apostar por las energías renovables, señala el especialista, requiere de una inversión a mediano y largo plazo, que en muchas ocasiones las familias no pueden solventar.  

Según un cálculo realizado por el periódico El Financiero a partir de información del gobierno federal, para tener una casa “renovable” o amigable con el ambiente que contara con un panel solar, un captador pluvial, un calentador solar, focos de led y un perlizador de agua (filtro) se requerían al menos 35 mil 280 pesos.  

Los costos de estas tecnologías se han reducido en los últimos años, pero aún representan una cantidad significativa. Por ejemplo, el cálculo antes mencionado refiere que en el 2017 la instalación y puesta en marcha de un panel solar costaba 20 mil pesos; actualmente, puntualiza Sánchez Ruíz, el costo es de entre 15 mil y 16 mil pesos

Para algunas de estas tecnologías hay financiamiento o sistemas de crédito, públicos y privados, que facilitan el acceso. A veces, en algunas regiones, hay programas sociales que otorgan las tecnologías, como los calentadores solares o las estufas ecológicas, de manera gratuita 

En el ámbito privado los créditos provienen de los distribuidores o de las tiendas en donde se venden las tecnologías, y las condiciones dependen de cada establecimiento.  

En el público, el Fondo Nacional de la Vivienda para los Trabajadores (Infonavit) oferta un programa denominado “Hipoteca Verde”, con el cual se otorga un monto crediticio adicional de hasta 42 mil pesos para equipar el inmueble adquirido, nuevo o usado, con algunas de estas tecnologías.  

Sin embargo, en primera instancia es complicado obtener un crédito en el Infonavit, aún sin la Hipoteca Verde, debido a las encarecedoras condiciones sociales, económicas y laborales que enfrenta más de la mitad de la población mexicana.   

Quienes son candidatos a dicho programa del Infonavit lo suelen aprovechar en el 89 por ciento de las ocasiones, según datos del organismo.  

Pero el Infonavit no es la única institución pública que otorga financiamiento para adquirir tecnologías relacionadas con las energías renovables, también lo hace la CFE, aunque con muy pocos beneficios para el sector de las viviendas.  

La Comisión Federal de Electricidad ofrece un apoyo económico para implementar paneles solares, pero el tamaño del apoyo depende del consumo de electricidad; entre menos luz utilicen los usuarios, menor es el apoyo. 

Esta medida beneficia en su mayoría a negocios e industrias; para la población que tiene el consumo promedio de una vivienda el apoyo económico puede ser de apenas el 10 por ciento, mientras que para quienes tienen un consumo excedente el apoyo puede ir del 50 al 70 por ciento, apunta Francisco Javier Sánchez.  

Por otro lado, la instalación de celdas fotovoltaicas requiere de un trámite especial en la CFE. Para iniciarlo se requiere presentar el recibo de luz para que, de acuerdo con el consumo de energía eléctrica, se apruebe y se defina el apoyo.  

A lo largo del proceso la institución supervisa la adquisición de los paneles —sólo se pueden comprar con distribuidores certificados por ellos—, su instalación y su puesta en marcha. Por lo general, los proveedores de estas tecnologías acompañan el proceso. 

Hay personas que tienen los recursos suficientes para adquirir esta tecnología, pero al encontrarse con este trámite descartan la posibilidad; lo imaginan bastante enredado, aunque en realidad, subraya el especialista, es más sencillo de lo que parece.  

Cabe mencionar que sólo con los paneles solares se requiere de la supervisión de alguna institución, con el resto de las tecnologías el proceso de implementación se puede realizar por cuenta propia y de los proveedores. 

El desconocimiento de los beneficios y del proceso de implementación de las energías renovables es otro obstáculo que limita el uso de estas, enfatiza Sánchez Ruíz. Dicha desinformación puede incluso convertirse en estigma.  

El investigador destaca que el uso de energías renovables ha aumentado en los últimos años. Por ejemplo, refiere que en 2015 sólo el 10 por ciento de la población nacional utilizaba fuentes renovables para calentar su agua, actualmente ese porcentaje llega a 60; en Puebla pasó del 5 al 85 por ciento.  

Asimismo, la utilización de paneles solares ha crecido, aunque a un ritmo más lento. A nivel nacional los utiliza el 13 por ciento de la población, en Puebla apenas el 5. Las estufas ecológicas y solares han tenido especial implementación en las zonas rurales.  

La Comisión Nacional de Vivienda (Conavi) indica que en México 2 de cada 10 nuevas casas son “verdes”, es decir, que aprovechan varias energías renovables. La Conavi estima que en menos de una década al menos la mitad de los nuevos hogares en el país tendrán implementadas varias tecnologías relacionadas con las energías renovables. 

El potencial de Puebla 

En Puebla, de acuerdo con el artículo “Energías renovables en el estado de Puebla y su posibilidad de utilización”, si se aprovecharan recursos naturales como el sol y el viento se podría cubrir el 87 por ciento de la energía consumida en la entidad. 

Según el documento, hasta 2009 en el estado el 83 por ciento de la electricidad consumida era producida con energía hidráulica convencional, energía de combustibles fósiles y energía nuclear. 

En los últimos años, explica Francisco Javier Sánchez, a la energía eólica se le han encontrado una serie de desventajas que han puesto a pensar a los especialistas en qué tan favorable es para el medio ambiente el funcionamiento de los parques eólicos. Entre esas desventajas se encuentra el ruido que generan y el impacto que provocan en la migración de las aves, así como las posibles muertes es los animales. 

Pero aún sin ese tipo de energía, a Puebla le queda un gran recurso solar. Según la Asociación Nacional de Energía Solar, en la entidad hay una radiación superior a la media nacional. 

La entidad poblana no sólo tiene un gran potencial en la generación de energías renovables, también lo tiene en la producción de las tecnologías, asevera Sánchez Ruíz.  

Detalla que en algunas regiones del estado es posible extraer y procesar algunos materiales como el litio o el silicio, que son indispensables para el desarrollo de las energías renovables. Si se aprovechara esta posibilidad, menciona, los costos de algunas tecnologías se reducirían al 50 por ciento. 

Aunque para esto y otras cosas como diseños más modernos y eficientes de las tecnologías, señala el investigador, se requiere de grandes presupuestos para la investigación y el desarrollo de las mismas; algo en lo que hay incertidumbre a raíz de la posible aprobación de la Reforma Energética, la cual apuesta por energías tradicionales. 

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