Yadira Lira, en la cumbre

** La subcampeona panamericana habló en exclusiva con El Popular, diario imparcial de Puebla  Juan Carlos DE LEÓN Fotos: Ricardo TAPIA LUEGO DE una gran trayectoria y de los logros obtenidos como karateca en importantes eventos mundiales, Yadira Lira por fin ve consumado el reconocimiento por su esfuerzo, sacrificio y disciplina, al ser nombrada Premio Nacional del Deporte 2011, máxima distinción oficial que un atleta mexicano puede recibir. De origen guerrerense, pero avecindada en Puebla, esta artemarcialista, quien obtuvo la medalla de plata en los pasados Juegos Panamericanos de Guadalajara en una contienda por demás cerrada contra la brasileña Lucelia Ribeiro (68 kilogramos), platicó con El Popular, diario imparcial de Puebla, en torno a su participación en el tatami tapatío y sobre su andar en esta disciplina de contacto que le ha dejado grandes satisfacciones en su vida desde el comienzo de su carrera. Orígenes “Inicié en el karate a los 16 años con el maestro Koichi Choda, en la BUAP, pero realmente empezó todo como hobby, y en mi vida creí que iba seguir y mucho menos que iba a llegar a este nivel; es algo muy curioso, muy chistoso y sorprendente a la vez por todo lo que he pasado y he logrado”. La recién galardonada indicó que a nivel profesional comenzó en 1998, “me di cuenta de las cualidades y las capacidades que yo tenía en este arte marcial y principalmente a dar resultados; de ahí nace la espinita de llegar a ser campeona del mundo (máximo lugar del karate a nivel global) y a prepararme en serio en la parte física, además de lo técnico y lo táctico”. Los primeros frutos que cosechó en su carrera fueron los de campeona a nivel universitario, pero después vendrían retos más complicados y de mayor nivel; así se dio su primera competencia internacional en 1993 donde obtuvo el boleto al Mundial de Shito, Japón. Con poca experiencia Lira Navarro sorprendió a los asistentes y a su propio equipo pues consiguió llegar a cuartos de final y se adjudicó el tercer lugar por equipos, “Recuerdo que esa ocasión me decidí: voy a ser karateca, me voy a preparar aún más para poner en alto el nombre de mi país, de México”. Sin embargo, Lira admite que no fue fácil su andar en este deporte, “fue un reto quedar seleccionada a nivel nacional, no fue sencillo clasificar y formar parte del representativo mexicano, me llegó de tres a cuatro años poder clasificar; pero a partir de ahí dije: nadie me quita, esto es mío y de aquí para adelante. Me costó mucho, pero cuando llegué me aferré a mi lugar y a seguir creciendo en competencias y resultados”. A partir de ese momento, Yadira Lira ganaba terreno y reconocimiento en el mundo del karate, pues consiguió triunfos importantes como el subcampeonato mundial universitario (1996), el doble campeonato mundial de Karate Do Shito-Kai (1996) y los Campeonatos Mundiales de 2004 y 2010, aunado al segundo lugar de la misma competencia en 2006. Oficialmente la karateca ha participado en cinco campeonatos del mundo, consiguiendo en total tres medallas. Panamericanos Sobre su participación en la justa de Guadalajara, Lira Navarro comentó que “fue una experiencia bien diferente a lo que yo había vivido; realmente nunca creí que iba a experimentar cosas nuevas, creí que ya lo había vivido todo, pero la verdad fue muy duro, muy fuerte, pero a la vez muy bonito”. “Fueron muchas emociones encontradas: estar pronosticada y con la presión por estar en tu país y donde todo mundo quiere que ganes; además tuve que esperarme en Guadalajara del 15 de septiembre hasta el día 28 cuando competí, fue muy desesperante, pero fue padre y yo creo que siempre hay cosas que aprender”. Para Yadira, las lecciones de la vida y de este deporte son emocionante, como ella dice, “nunca se termina de aprender y realmente siento que no fui la misma a la hora de la competencia; siento que pensé más en ganar que en pelear, que en disfrutarlo, entonces fue una experiencia muy diferente a las demás. Si bien no era el resultado que uno espera, creo que fue el combate que más me ha dejado satisfecha por la carga emotiva con la que salí a competir”. Los ciclos se cierran Desde sus inicios Yadira Lira ha tenido que hacer grandes sacrificios que la han llevado al éxito en este arte marcial, y hoy por hoy llega a la cumbre al ser acreedora al Premio Nacional del Deporte que se le entregará el 20 de noviembre en Los Pinos de manos del presidente Felipe Calderón, el cual comparte con los atletas Yahel Castillo y el beisbolista Adrián González. Esta notable distinción ya se le había negado con anterioridad; tras haber conseguido la plata en los Juegos Centroamericanos de Mayagüez, pudo haber sido candidateada pero por azares de tiempos y de la vida no logró adjudicársela. Sin embargo, todo llega en su momento y este es el de Lira Navarro, quien hace un balance de su trayectoria, no con cierta nostalgia, “Me encuentro en la cumbre de mi carrera, sin embargo estoy culminando mi vida deportiva competitiva con el Premio Nacional del Deporte, que es lo máximo que podemos aspirar los deportistas en México y pues ya no hay más. Yo creo que es como culminar mi vida en este bello arte marcial”. Para la deportista lo que le interesa ahora es disfrutar de su familia, convivir con su pequeño hijo Yoshi Andrés de 11 años, quien practica gimnasia y desear llegar a lo más alto como su mamá; asimismo dice: “Quiero divertirme sin presión el tiempo que me quede de vida”; no obstante, aún se asoman posibilidades de que se prepare para el Campeonato Mundial de 2012 en París, “ese sería como el próximo plan y el objetivo, todo depende de las circunstancias y de cómo se vayan dando las cosas. Pero por el momento es una posibilidad. Dios dirá lo que venga en el futuro”. El karate en su vida Con esta disciplina que se originó en Okinawa, Japón, Yadira Lira Navarro ha puesto el nombre de México en alto, y sobre todo se ha humanizado, “Para mí el karate, más que un deporte y una práctica de ejercicio, es un arte marcial, es una disciplina que ha formado mi vida, mis principios, mi forma de pensar, mi carácter, ya que es una preparación integral. Simplemente el karate me ha hecho más humana, es mi formación de vida”. De esta manera, con la sencillez que le caracteriza, esta gran atleta es sin duda un ejemplo de constancia y amor por la profesión o deporte que uno desempeña, además es un orgullo para todos los mexicanos que buscan trascender en su vida.
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