Regalos, broncas y banderillas negras en La México

Jaime OAXACA [gallery link="file" columns="4"] DESCONCERTANTE TARDE se vivió durante la décimo tercera corrida en la Plaza México, el juez Jorge Ramos, concedió una oreja poco solicitada y muy protestada a Joselito Adame en el sexto de la tarde, fue una faena con buenos muletazos por el lado derecho que el torero no culminó acertadamente con la espada, un pinchazo y estocada caída. Después salió una res con apariencia de novillo, aprobada por el juez, para el rejoneador español Leonardo Hernández, al cual le hizo una faena simplota, con rejones mal colocados, después de meter el rejón de muerte caído el juez, prácticamente, regaló dos orejas por una faena sin valor taurino ante el júbilo de la mayoría de los asistentes. En octavo lugar salió un toro de regalo de la dehesa de Jorge María para El Cejas, un manso peligroso que huía hasta de su sombra, pero que andaba cazando a los toreros. Por la mansedumbre, la gente enfurecida pedía que se substituyera, pero al ser de regalo no es posible. Se picotea en varas porque el toro no iba al caballo. Se avisó por el sonido local el impedimento de la substitución, lo cual calmó un poco a la gente. Se ordena el deshonor de colocarles banderillas negras, los banderilleros pasaron las de Caín para clavarlas. El Cejas decide jugársela, le pisa los terrenos al manso y lo obliga a ir a la muleta sacándole muletazos que le son muy jaleados por el público, mata bien y corta la oreja que le valió la reconciliación con la gente, porque en sus toros de lidia ordinaria no se le dieron bien las cosas. El rejoneador Leonardo Hernández tuvo una buena actuación con el magnífico toro que abrió plaza, pero no acertó con el rejón de muerte. Con su segundo, un toro con menos motor también se justificó. Sin embargo, al chiquito que regaló le puso banderillas por todos lados y el desconcertante público pidió las dos orejas que le fueron entregadas.
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