Gol a la discriminación

 David PORTILLO  El vivir en un país donde la discriminación es el pan de cada día en los diferentes sectores de la sociedad, donde el sufrir de alguna discapacidad pareciera sinónimo de no poder trascender, en especial cuando se tiene ceguera, ya sea congenia, degenerativa o por alguna negligencia medica pero esto no ha sido motivo para José Eduardo Cerezo Rivera y Jesús Sánchez puedan salir adelante dentro del deporte. Integrantes del equipo Topos de futbol en la modalidad de Ciegos y Débiles Visuales, han metido uno de los goles más importantes en sus vidas, superar la segregación de su círculo de vida y asimilar que nunca más podrán ver. Tal es el caso del capitán y defensa del equipo Eduardo Rivera, quien desde su nacimiento fue diagnosticado con ceguera parcial con retinitis pigmentosa que sólo le permitía ver en un 50 por ciento, sin embargo, podía realizar cualquier actividad de manera normal hasta los 20 años que empeoró su visión. “Limitante no es, yo lo veo como una virtud, anteriormente jugaba futbol convencional y hoy se me da la oportunidad de jugar en otra modalidad. Mi enfermedad es degenerativa, nací ciego parcial pero podía jugar a lo mucho que veía”, comentó. Aunque fue medallista de bronce con la selección mexicana de golbol en los pasados Juegos Panamericanos de Guadalajara en 2011, decidió regresar a las canchas junto a su hermano a reforzar a los Topos. “Fui a los Juegos Panamericanos en 2011 en ese deporte (golbol) y gracias a Dios ganamos medalla de bronce y a pesar de que era seleccionado nacional me incliné por el futbol junto a mi hermano. Seguir el balón es como un sexto sentido o refuerzas el sentido del oído, uno teniendo el oído bien agudizado con eso sin problema alguno puedes andar en la cancha, es como si estuviera en tu casa”, aseguró. Aunque hoy en día sólo tiene visión en un 15 por ciento y a sus 38 años de edad tiene una familia, con tres hijos y su esposa. Relató la dura batalla de discriminación que sufrió por parte de diferentes empresas que le cerraron la puerta para poder laborar y llevar el sustento a su casa. “Lo más difícil es adaptarse a esta enfermedad, la discriminación en esta sociedad es muy grande. Me fue difícil encontrar trabajo, pero gracias a una persona que vio mis capacidades cuando otras no lo hicieron para desarrollarme, esta persona me quiere mucho y produzco lo mismo o poco más que otros compañeros que están bien”, señaló. Negligencia médica provoca ceguera Jesús Sánchez es uno de los jugadores más jóvenes de este equipo con 19 años y se desempeña como delantero. Tiene ceguera total por una negligencia médica cuando tenía 3 años de edad y desde los 17 años sueña con ser futbolista y psicólogo pese a su discapacidad. “Quedé ciego por una negligencia médica cuando tenía 3 años, tenía pasplanitis con glaucoma congénito, pero aunque digan congénito no es de nacimiento, así se fue agudizando mi enfermedad y fue por un mal medicamento que me dieron de chiquito”, lamentó. A pesar de que su vida cambio desde aquel entonces, Chucho como le dicen sus compañeros de equipo, ha salido adelante, pues en ellos ha encontrado su zona de confort ante el desprecio de la sociedad. “Yo todavía podía ver hasta los 17 años, si es un poco incómodo por la sociedad que nos discriminan y no te brindan mucha ayuda, pero no muy difícil había sido hasta hace dos años que la perdí por completo y me ha costado trabajo adaptarme, pero gracias al futbol, que me ha servido como terapia para no caer en depresión y seguir hacia delante”, expresó mientras su mamá lo acompañó al campo de entrenamiento. Actualmente el joven delantero estudia Psicología en la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP), agradece el apoyo de sus padres y de su pequeño hermano que lo han apoyado en todo momento. “Ha sido mucho el apoyo de mis papás, mi hermano que es muy pequeño, pero a pesar de su corta edad me ayuda en lo que él pueda. Dentro de mis sueños es tener una buena carrera, un buen trabajo, en el futbol ser campeón y sobresalir”, manifestó el jugador. Paciencia la clave de este equipo A decir del entrenador Raúl Ortiz, lo más complicado de llevar a un equipo que sufre de alguna discapacidad es la paciencia, pues no sólo él debe tenerla, sino también transmitírsela a su equipo que en determinado momento se llegan a presionar cuando no les sale las cosas en el terreno de juego. “Es un entrenamiento con mucha paciencia, entrega porque es algo difícil, si le cuesta a la gente que puede ver, imagínate los que no pueden, el ver cómo lo hacen y de qué manera a veces crees que las cosas son fáciles, pero cuando te pones un antifaz o vendas los ojos te das cuenta que la vida es diferente, pero todo es trabajo, continuidad. La paciencia es lo principal que debemos tener”, señaló.
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