Felipe Sandoval, un emprendedor nato

El empresario sanandreseño, ejemplo de superación, logró salir adelante con esfuerzo y valor

Felipe Sandoval de la Fuente es un hombre de familia, de valores y emprendedor nato. Poblano de nacimiento, sanandreseño de corazón, tiene 51 años de edad, está casado con Jenny, y tiene tres hijos: Rebeca, Francisco e Isabel.

“Cuando llegué a San Andrés venía de estudiar ingenieraría Química en Monterrey. Y, literal, llegué con todo empacado en cajas, en cajas de huevos. Y cuando nos casamos, Jenny y yo, sólo teníamos la cama, el colchón y, como burós, dos cajas de huevos de cabeza porque así eran más rígidas. Para mí esta cajas simbolizan empezar de cero, como todos, con un carrera, pero con valor y esfuerzo”.


¿Qué es lo que más valoras de la familia?

-Nos encanta estar juntos. Jenny y yo nos hemos enfocado en que nuestros hijos sean personas de bien, independientes, libres, pero sensibles y profundamente humanas. Mis hijos hace algunos años pidieron de Navidad comida para los que no la tenían. Y por supuesto que ese fue su regalo: llenamos un camión con comida preparada, arroz, frijol… y juntos fuimos a entregarla a un centro que apoya a niños”.

Un hombre de a pie

“Un amigo mío, el alpinista Carlos Carsolio que escaló el Everest, me decía: ‘cuando estás allá arriba a 8 mil metros de altura sin oxígeno y sin ayuda, sólo hay dos clases de personas: las que se quejan y las que encuentran soluciones´, y con esta reflexión me di cuenta que algo se debe hacer en San Andrés Cholula para acabar con la pobreza, la inequidad y las injusticias.

“Estamos fastidiados de los políticos de siempre. La gente espera una persona que les hable de frente, que los vea a los ojos. Alguien que los vea como las personas que son y no como un voto. Alguien que vea en nosotros un ser humano con dignidad, con valores, miedos, angustias, esperanzas… pero también alguien honesto, que pueda trabajar y no enriquecerse con un puesto público. Queremos a alguien con trayectoria y que dé resultados”.

“Mi papá tenía un dicho: ‘nadie puede dar de beber de su copa sino la tiene llena’. Así que hay que empezar por uno mismo para poder ayudar a lo demás. Hagamos unidad primero como familia y luego como comunidad. Tengamos a flor de piel nuestros valores, porque estos son como las raíces que tienen los árboles: no importa el vendaval que venga, si tienes estas raíces bien cimentadas ningún aire podrá arrancarte”.


Amor por su ciudad

De San Andrés, su lugar de residencia desde hace más de 26 años, le encanta el amor de la gente por su tierra, sus valores y sus tradiciones.

“Me encanta que sea una ciudad cosmopolita, muy vibrante, no vas a encontrar una ciudad como San Andrés en todo México. Encontrarás más modernas pero la ventaja de San Andrés es que tiene de vecina una gran pirámide, una cultura milenaria y una de las zonas de desarrollo más importantes de Puebla. Es un rico mole, un chile en nogada… Esto y mucho más me da San Andrés”.




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