Miércoles 12 Septiembre 2018

Nacido en Letonia y radicado en la ciudad de Puebla desde hace un par de años, Ivo es modelo, entrenador de modelos, director de estilismo, director creativo y director de shows de moda. Habla cinco idiomas: letón, ruso, inglés, chino y alemán, y actualmente está aprendiendo un sexto, que es el español. A sus 27 años ha trabajado en Europa y Asia para marcas como Kopenhagen Fur, Hugo Boss, Max Mara y Ellassay.

Se inició en el mundo de la moda cuando apenas tenía 15 años. A esa edad ya medía 1 metro 87 y, mientras veía la televisión, se le ocurrió que podría ser modelo. Estudió modelaje y adoptó su propio estilo viendo a otros modelos en las pasarelas, tomando los movimientos que más le gustaban de cada uno y ajustándolos a él mismo. Posteriormente, también trabajó dando clases de modelaje.

Cuando ya tenía 17 años, la empresa con la que trabajaba le ofreció enviar sus fotografías a Europa y Asia, y fue entonces que lo solicitaron para trabajar durante tres meses en China. En ese entonces, uno de los grandes objetivos que tenía en mente, era dejar su país, y por esa razón aceptó la oferta sin pensarlo demasiado. Y fue así como empezó un largo viaje por la industria de la moda.

Pasados los tres meses volvió a su país de origen, pero decidió volver a China. Esta vez se estableció ahí, donde vivió y trabajó por espacio de ocho años.

Después de desempeñarse como modelo en Beijing aproximadamente por 2 años, y aunque sus ingresos eran bastante buenos, un día despertó insatisfecho, con una sensación de estancamiento y tuvo ganas de hacer algo diferente y no dejar a su cerebro oxidarse. La inquietud lo llevó a probar otras cosas, aprender y experimentar. De ese modo empezó a trabajar en relaciones públicas, organizando y dirigiendo desfiles de moda. Aún modelaba, pero a tiempos parciales y sabía que estaba asumiendo un gran riesgo, y aunque las ganancias eran por lo menos 20 o 30 veces menores, apenas lo suficiente para pagar el alquiler, se sentía más feliz.

En China todo ocurría a un ritmo frenético, la vida corría a alta velocidad, y decidió volver a Europa, donde todo se volvió mucho más lento. Pero tuvo la oportunidad de realizar un proyecto que fungió como parteaguas en su carrera.

Ya de regreso en el continente europeo, una importante marca, convocó a directores de pasarelas, les presentó su catálogo y todos expresaron sus ideas sobre cómo podrían montar el desfile de la colección. Sin embargo, Ivo permaneció en silencio hasta el final, cuando le preguntaron sobre lo que él pensaba. Con timidez, pero de manera asertiva, explicó que su visión era totalmente distinta y procedió a desarrollar sus ideas al respecto. Los convenció y fue seleccionado para dirigir el show.

Ya el día del desfile, viendo materializado su concepto en el que reflejaba la evolución de una vida, lo embargó la emoción. Cuando las luces se encendieron pudo ver a la gente conmovida, anonadada, incluso algunos con lágrimas en los ojos, y se dio cuenta que la historia que quiso contar a través de ese desfile, había logrado tocar a la audiencia de alguna u otra manera, relacionando el espectáculo con sus propias vidas.

Todas esas experiencias le han servido para conocerse a sí mismo, para aprender y saber qué es lo que realmente quiere. Y aunque se había propuesto no volver a quedarse a la deriva, ni a volver a tener que empezar de cero, pronto unos amigos muy queridos lo convencieron de visitarlos en México y desde entonces este país ha sido su casa.

Para él, este lugar ha implicado grandes cambios, sobre todo en lo relacionado con el ritmo de vida. "En China hay millones de personas, pero a nadie parece importarle el otro, siempre están absorbidos por sus propias ocupaciones y si se detienen, ya hay alguien más ocupando su lugar. Por otra parte, en Europa la gente es fría, celosa, enojada y distante; pero en México, es distinto."

Le fascina la energía de la gente mexicana, los colores, la comida. Se ha enamorado de México y le encanta estar en Puebla y gracias a la experiencia que ha vivido en lugares tan disímiles. Por lo que quiere colaborar tanto como pueda en la industria tanto local como nacional.

Desde su posición de modelo, maestro y juez de concursos de belleza, aconseja a los jóvenes modelos no tomar al pie de la letra todo lo que sus maestros dicen. "Observen todo a su alrededor, aprendan y, sobre todo, escuchen." Al escuchar lo que personas más experimentadas tienen que decir sobre su desempeño, podrán elegir lo que es útil para su desarrollo y aquello que no lo es tanto.

Para Ivo, es esencial mantener la mente abierta y dejar de lado la soberbia, pues la cara bonita y el buen cuerpo no lo son todo. "El carisma es fundamental, lo que proyectas ante la audiencia." Y dice que si se quiere ir más allá, evolucionar y darle otra dimensión a lo que hacen como modelos, deben prestar atención a lo que hacen los otros, a estilos diferentes con los que puedan enriquecer su trabajo.

También les recomienda ser sinceros consigo mismos, sean honestos. No se limiten a hacer lo que creen que los jueces quieren ver, sobre todo en los certámenes, pues lo que termina llamando más la atención no son las poses trilladas, sino lo auténtico, lo que sale de los lugares comunes.