¡Perros al rescate!

El reto de entrenar binomios caninos

Educar a un perro no es una tarea fácil y entrenarlos para rescates es todo un logro del cual pocas personas como Héctor Daniel Diego Domínguez se hacen cargo.

Desde 1993 Héctor se ha dedicado a entrenar perros rescatistas y actualmente es coordinador e instructor del Escuadrón Canino K-9 SOS. A decir de su experiencia, un perro es seleccionado desde cachorro de acuerdo a su carácter, "debe ser curioso, social y de respuesta rápida a estímulos. Lo que se busca es que sea un cachorro que tenga un instinto de presa, que si se lastima, no se asuste sino que se recupere rápido".

Cuando un rescatista ha elegido a su compañero, lo lleva a casa, lo alimenta, vacuna y forma un lazo afectivo con su perro, pues será con quien haga equipo en un futuro. 

A decir de Héctor en la primera etapa de entrenamiento del perro se le enseña a buscar olores y se le da una recompensa si logra encontrar la fuente del olor, una vez dominada esta actividad "se trabaja con el perro de noche, de día, en campo abierto, en áreas de escombro, incluso con lluvia, y se le entrena a rastrear un olor específico de una prenda. Cuando el perro encuentra el olor mueve la cola y ladra".

Por los protocolos de rescate, los perros trabajan en binomios a un lado de sus guías, quienes exploran el área donde se perdieron las personas, "lo ideal es que el perro vaya adelante, busque a la derecha e izquierda, y que si hay una estructura colapsada entre él, ya que su peso es menor y no pone en riesgo a quienes estén atrapados" señala el instructor.

Como parte del Escuadrón Canino, Héctor comenta una anécdota que le demostró la resistencia de su perro Razo, quien enfrento las condiciones de calor, "sucedió un 10 de mayo, fuimos buscar a un trabajador de la CFE que se extravió en Las Nieblas, Hidalgo. Cuando llegamos les dimos a oler a los perros una prenda del extraviado para que identifiquen lo que van a rastrear, de pronto notamos una piedra de 50 metros de diámetro, paramos a descansar y fue allí que los perros registraron un cambio de comportamiento, que nos llevó al hallazgo del cadáver del trabajador. Si la víctima hubiera estado viva, el perro ladra, regresa con su guía y este le recompensa con un juguete, porque los perros no saben de salvar vidas, sólo de rastrear y encontrar objetivos que su guía les pide".

Para que un perro pueda ser parte de un binomio requiere de mínimo dos años de entrenamiento con sus manejadores, quienes juegan con ellos, les dan descansos, los sacan a socializar, leen su lenguaje y saben identificar sus límites, para evitar que los perros mueran en rescate. Como dice Héctor "si un perro está cansado, un guía debe de saber leerlo y no exponerlo, porque es nuestro compañero, no es herramienta de trabajo".

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