Jey Jey, un chico con corazón azul

Lo único que lo hace diferente es que se expresa distinto

Jey Jey, un chico con corazón azul
Cortesía | Ruth y Jey Jey Jey Jey, un chico con corazón azul

La vecindad Podcast

Memorias del Crimen

Jey Jey así es como le gusta que le llamen a Juan José, un adolescente con autismo, hijo de Ruth Velarde, una mujer que como todas está orgullosa de los logros de su hijo y no cambiaría ni un solo día de vida con él.

Una niñez feliz

Ruth tenía 27 años cuando se embarazó de su segundo hijo. Jey Jey era un niño muy cariñoso y alegre pero a los dos años comenzó a presentar características diferentes en el juego e interacción social "se inhibía en público y se escondía detrás de mí, de pronto jugaba solito y cuando tenía sus carritos no los desplazaba sólo los giraba para ver rodar las llantas" nos platica Ruth.

Descubren un corazón azul

Cuando Jey Jey entró a maternal la maestra notó que graficaba diferente, pero como en el 2004 había poca información, se creyó que era normal. Fue hasta el kínder que otra maestra notó que el vocabulario de Jey Jey era corto, que armaba muy rápido los rompecabezas pero no interactuaba con sus compañeritos, así que fue ella la que alertó a Rut de que su hijo tenía algo.

Jey Jey fue canalizado a la psicóloga escolar, quien le hizo estudios de todo y tras investigar encontró que algunas características entraban en el síndrome de Asperger, pero años más adelante descubrieron que era trastorno del espectro autista, es decir era un niño normal sólo que se expresaba diferente.

Escuelas especiales

"Aunque como madre quisiera que mi hijo estuviera en una escuela normal entendí que no todas las maestras, padres y niños están preparados para la inclusión, a veces escucho a los padres decirle a sus hijos cuando ven a alguien con síndrome de Down: déjalo, no lo toques porque puede llorar y se alejan, esto se debe a la desinformación. Lo mismo pasa con las personas con autismo, y eso que éste no se presenta en rasgos físicos y hay muchos niños funcionales con gran habilidad comunicativa", señala Ruth.

A decir de Velarde, en la mayoría de las escuelas que aceptan a niños con autismo sólo les enseñan lo básico como las vocales pero en escuelas especiales les enseñan a su ritmo y al final aprenden a leer. Además reciben las herramientas para avanzar, entre ellas la de una maestra sombra, que siempre está al lado del niño y le hace sentir confianza.

Bajo este esquema Jey Jey llegó hasta nivel secundaria, como todos los niños de su edad desarrollo su propia personalidad, en la escuela demuestra una memoria fotográfica y auditiva impresionante, no sufre de bullying y tiene amigos con los que interactúa, sólo es diferente porque no habla con extraños, a veces prefiere estar solo y en ocasiones necesita de alguien que le ayude a expresarse o a entender lo que los demás dicen, porque él no entiende las metáforas o lenguaje figurado.

"Una vez le dije a mi hijo si sigues con ese ritmo vas a explotar y mi hijo me miró y me preguntó cómo explotar, porque el entendió literal la palabra y tuve que explicarle pero le cuesta trabajo entender porque decimos expresiones como ésta" nos comenta Ruth.

Campo laboral

"Mi hijo ya tiene 18 años, es un adolescente con autismo, creo que lo único que lo hace diferente es que se expresan distinto. Es cierto, a veces sufren crisis porque no los entendemos pero es como si una persona normal estuviera en un país donde no hablan su idioma, por supuesto que esa persona también se desesperaría y entraría en crisis. Pero eso lo puede superar, tanto en la vida personal como en la profesional", señala convencida Ruth.

Aunque hay estadísticas que dicen que personas con autismo sufren desempleo en un 70 y 90 por ciento, Jey Jey tiene con un amigo brinda servicio de coffe break "A mi hijo le encanta ordenar los vasos y arreglar las mesas y a su compañerito le fascina cobrar, para ellos es una actividad que manejan al 100 por cierto, por ello hacen este servicio y ganan su propio dinero. Si están interesados pueden contactarlos al 222 299 9400.

Inclusión

"La verdadera inclusión se encuentra en casa, yo estaré más feliz cuando uno de sus primos invite a Jey Jey al cine, cuando vean que mi hijo es un ser humano porque en casa le hemos tratado como tal. Tiene detalles como cualquier persona, porque es selectivo a la hora de la comida debido a las texturas, pero muchas personas lo son." El autismo no es una enfermedad porque hasta la fecha no tiene causa ni cura, es una condición de vida con la que debemos aprender a convivir. El mundo sería mejor si practicáramos la inclusión nos señala Ruth, una madre que como muchas apoya a su hijo a crecer y se siente satisfecha por hacerlo cada día, sin lágrimas en los ojos al contrario con una gran sonrisa.