Maizal; El paraíso del arte culinario

Se realizó la presentación del restaurante Maizal en la Casona de los Sapos, ubicado en el Centro Histórico de Puebla

Maizal; El paraíso del arte culinario
Mitzi PULIDO | Maizal Maizal; El paraíso del arte culinario

Se realizó la presentación del restaurante Maizal en la Casona de los Sapos, ubicado en el Centro Histórico Puebla, el pasado 25 de junio por la tarde.

El chef contó en entrevista con El Popular, diario imparcial de Puebla que fue hace 4 años que inició el concepto de Maizal, pues al salir de la universidad deseaba mostrar su estilo de cocina, así que junto con su hermano decidieron comprar cierta cantidad de vajilla y cristalería para rentar distintos espacios en diferentes partes del estado, como: haciendas en Atlixco, casas antiguas en la capital o una terraza con vista a la pirámide de Cholula, donde ofrecían un menú de estación e invitaban a chefs locales.De ahí nace la inspiración de abrir un restaurante de tiempo indefinido, a petición de los comensales que visitaban las diferentes locaciones fugaces.

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En el evento se invitó a degustar siete platillos donde el sabor fue sumamente característico, acompañados con distintos vinos que hicieron de cada platillo una combinación perfecta.

La entrada fue calabaza y sus guías con consomé frío de jitomate y clorofila de epazote; todo un deleite con delicadeza, que se degustó con un vino jerez amontillado, siendo una bebida generosa e ideal para acompañar al primer plato, que marina bien con la comida mexicana y muchos ingredientes que utilizan en Maizal, así como para darle su importancia, por ser un vino "ya olvidado".

En segundo lugar se sirvió un sándwich de amaranto con paté de hígados de pollo, mezcal, miel de maguey, higo y cacahuate garapiñado; una combinación perfecta.

Se prosiguió con el 'Paso de Cortés', que consistía en trucha curada con pino, pepino, piñón rosa, jocoque y hierbas silvestres acompañado de un vino le soin noir blanc de Bordeaux, un vino preciado que dio luminosidad a los ingredientes.

En seguida de la tercera demostración se llenó la copa con un vino viognier, que se presentó con un color dorado increíble con su característico aroma floral, que se degustó con el Quiltamal, un tamal de quelites, emulsión de chiles verdes, pinole de frijol y hoja de aguacate, que dejó un picor característico de México.

Siguiendo la ruta de placeres, se lució 'Humos y tiznes' elaborado con cola de res braceada por 24 horas en costra de ayocote, pipián gris, carbón vegetal y ensalada de rábano negro. Un delicioso platillo en su punto, con un sabor intenso y demostración impecable, que luego de la última bebida se pudo pasar a un vino tinto 2010 petite sirah, añejo, con un intenso color rojo granada de grandes matices con aromas a frutos rojos.

Para concluir con la cata se sirvió un vino espumoso cava rosado para refrescar el postre llamado 'Diversidad de maíz', elaborado con helado de pinole azul, nicuatole de masa y hoja de naranjo, crumble de maíz rojo y merengue de pelo de maíz quemado, un complemento no tan dulce, sino más bien salado, para hacer un contraste de algo tan ácido como la bebida presentada con algo intenso.

El concepto del menú es trabajar con la cava de un coleccionista que está siendo subastada y el equipo del restaurante conseguirá algunas botellas para ingresarlas a la carta, ya que son de colección y no existen muchas de ellas, con el interés de incluir todos los perfiles de vino como el jerez fortificado con más nivel de alcohol, el blanco que es fresco para iniciar la comida, seguido del viognier que es frutal con más cuerpo, así como el vino tinto. Sus marinajes estarán basados en ir de lo menos intenso hasta lo más potente, donde tendrán alrededor de doce copeos que serán demostrados con la misma dinámica de la presentación.

Sugerimos probar "Humos y tiznes", una delicia para todo paladar, creado por la inspiración del territorio poblano visto desde su lado más natural, en donde el producto local es la fuente de creación.