Omar Vázquez vivió sin un techo y ahora los dona

Utilizando el pasado con empatía

Él emigro a los Estados Unidos cuando tenía 8 años. Ahí realizó la primaria, secundaria y high school en el norte California, estudió un año de astronomía en la Universidad de Santa Rosa, pero siempre tuvo la ilusión de regresar al país que lo vio nacer para cumplir su sueño mexicano, ya que cuando estaba en el extranjero veía cómo trabajan los latinos, pensando en que si se esforzaba de la misma manera como lo hacía allá, podría ser mejor, para él, hacerlo en México.

Así que regresó, ahora a Quintana Roo donde hizo un vivero, el cual nombró: Vivero Blue Green dedicándose a las plantas y siendo donatario de árboles a casas del adulto mayor, de cultura y escuelas de gobierno, debido a que siempre le ha gustado dejar algo en beneficio del medio ambiente.

Al estar ahí se dio cuenta del gran problema que estaba pasando en las playas del estado, específicamente en Puerto Morelos, obteniendo de una crisis una oportunidad para contar su historia de vida, y a la vez, ayudar a su comunidad. Es así como en entrevista con El Popular, diario imparcial de Puebla comentó:

“Me han pasado cosas muy buenas, puesto que después de vivir en pobreza extrema, con una carencia económica muy precaria, el estar de casa en casa, porque nos corrían de todos lados ya que no nos alcanzaba ni para la renta, es irónico que yo haya pasado toda mi vida sin un techo, pero ahora tenga el poder de donar techos a quienes no tienen. Es una bendición”.

Las barreras se las pone uno mismo

En el 2015, a primera vista se enamoró del sargazo después de caminar sobre él, por lo que pensó en los nutrientes que podría tener; fue entonces cuando empezó a trabajar con este material, haciendo fórmulas para sus plantas, composta y fertilizantes.

Después de una mala noche tomó la decisión: llevó sargazo a su vivero para hacer mezclas y con moldes de madera sacaron los dos primeros bloques, pero esa noche de nuevo no pudo dormir, empezó a llover y lo primero que vino a su mente fueron los bloques que habían hecho, con la sorpresa de que cuando llegaron a salvarlos, estaban intactos, dándose cuenta del impacto que tendrían.

Con el resultado que había logrado, en una semana hicieron 3 mil 500 blocks y en dos más ya habían levantado Casa Angelica. Fue ahí donde lo primero que se le vino a la mente fue considerar a las personas de bajos recursos como ellos. Así donaron la primera casa en el mes de enero del presente año.

Luego de estudios se dieron cuenta que los bloques demostraron tener una durabilidad y resistencia de hasta 120 años, además de poder ser utilizados en cualquier región del país, ya que su composición no se ve afectada por el tipo de clima que se les presente.

Hoy en día tiene plantas ubicadas en Puerto Morelos y en Mahahual, Quintana Roo y tiene proyectadas cinco más y de mayores dimensiones. Además, una constructora les comprará todo el block que han realizado para hacer un desarrollo de alta gama en Tulum, con lo que ha sido contactado por Belice, Jamaica, Barbados y Malasia.