Platillos para la ofrenda de Día de Muertos

El Día de Muertos es una celebración nacional típica en México, que se caracteriza por reunir a las familias para conmemorar y honrar a los seres queridos que han fallecido. De esta manera, los mexicanos tornan a la muerte para darle un sentido festivo; desde el 28 de octubre hasta el 2 de noviembre se acostumbra poner una ofrenda para las personas que partieron de este mundo, y aquí te dejamos un listado con aquellas comidas que abundan en estos altares.

Pan de muerto

Las hojaldras son un alimento típico que se coloca en las ofrendas dedicadas a nuestros seres queridos. Su origen es prehispánico; son panes redondos y tienen como decoración una representación de un cráneo de esqueleto y cuatro huesos en forma de una cruz. No hay panadería que no fabrique este alimento. La receta típica va con anís, vainilla y ralladura de naranja.

Mole poblano

Un platillo típico, no sólo de las ofrendas, sino es un referente de la gastronomía mexicana. Es una obra de arte hecha comida, ya que su elaboración es con una gran cantidad de ingredientes y la complejidad de su confección.

Lleva chiles, especias, semillas y hasta chocolate. Por ser un símbolo de la cocina de México, siempre encontrarás esta comida en los altares el Día de Muertos.

Tamales variados

En las reuniones familiares no pueden faltar los tamales. Son un ícono mexicano, ya que cuando se preparan es una manera única de reunir a los hijos, abuelos, tíos, padres o nietos, ya que se presta para escuchar y contar las anécdotas vividas.

Existen una infinidad de sabores con los cuales se pueden preparar, envueltos en una hoja de maíz con un relleno de pollo o cerdo.

Dulce de calabaza

El ingrediente estrella de la temporada son las calabazas. Típico en el tradicional festejo del Día de Muertos; se prepara a base de miel de piloncillo y canela. Puede servirse frío o caliente, depende de los gustos.

Hay variaciones en la receta original, agregando ralladura de naranja o algunas frutas de temporada.

Chocolate caliente

La leyenda dice que el emperador Nezahualcóyotl bebía 80 jícaras de cacao a la semana. Por supuesto que no podía faltar en las ofrendas, algo con qué degustar los platillos, el clásico chocolatito para remojar el pan de muerto. Deriva de lo prehispánico, ya que no sólo se usaba como bebida, sino también como moneda de trueque.

Empanadas variadas

Sin duda alguna, la receta varía según la región en la que se preparen; pueden ser de calabaza, de camote, de cajeta. Pueden ir fritas u horneadas. En algunas cocinas deciden agregar ingredientes como el clavo o la leche condensada, o hasta jengibre. Sea cual sea, el relleno de la masa es una delicia para el paladar, digno de un festejo para honrar a los muertos.