Coronavirus, entre el miedo y las buenas noticias

No todos los temas relacionados con el Covid-19 son malos, las cosas que hemos aprendido podrían convertirnos en mejores personas.

A pesar de que el Covid-19 sea el tema principal del que hablan los medios, los gobiernos y las personas, tampoco hay que olvidar que es una epidemia, y por lo tanto no hay que restarle importancia.

Tenemos que tener en cuenta que la contingencia dejará consecuencias económicas importantes. El coronavirus llegó a cambiar el estilo de vida de muchas personas en el mundo y todas esas cosas que hemos aprendido podrían convertirnos en mejores personas. 

El planeta, primer beneficiado

Con las cuarentenas se redujo la contaminación en varias partes del mundo. El cielo de China comenzó a despejarse, el aire en España se limpió y se puede ver a los animales paseando con tranquilidad en los espacios que alguna vez fueron suyos.

En Venecia la calidad de las aguas mejoró drásticamente en las últimas semanas. En algunas zonas, el cambio fue tan importante que ahora se puede ver pequeños peces y uno que otro cisne.

Las conductas sanitarias mejoraron

Con el avance de la epidemia, los profesionales de la salud nos regalaron un arma infalible contra cualquier virus: lavarse las manos.

Las personas aumentaron sus medidas de higiene y poco a poco acatan las indicaciones del estornudo de etiqueta.

Respeto a la vida salvaje

Los primeros indicios apuntaron al mercado de Wuhan como fuente del coronavirus. En ese lugar se vendían animales salvajes, algunas en peligro de extinción, para el consumo.

Ante el maltrato animal y la caza indiscriminada, China prohibió en febrero la venta y el consumo de animales salvajes.

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La unión a la distancia

Países como Estados Unidos, Australia, Brasil, Canadá, Francia, España, Alemania, India, Italia, Nueva Zelanda, Japón, Corea del Sur, Portugal, Singapur y Reino Unido acordaron intercambiar información para combatir al Covid-19, para tratar de retrasar los avances de la enfermedad.

En España se proyectaron, sobre la fachada de la Torre del Oro, las fotografías de los profesionales sanitarios que trabajan en la ciudad.

En lugares como España, Chile y Colombia, las personas salen a las 20 horas a sus balcones y aplauden o cantan para alentar al personal médico y de seguridad que atienden la emergencia.

Por cierto, varias publicaciones en redes sociales aseguran que médicos chinos en Italia señalaron que cantar y bailar en los balcones durante el confinamiento era la forma más rápida de propagar el contagio del Covid-19, pero no existe ningún registro de que los médicos prohibieran esas actividades, pero tampoco es una posibilidad remota.

La contingencia hizo que las personas se pusieran en contacto con familiares y amigos con mayor frecuencia. Otros, desde sus trincheras, ayudan en lo que pueden, con sus conocimientos o insumos para hacer esta etapa más llevadera.

Confianza en la tecnología

La cuarentena obligó a varias instituciones educativas y empresariales a comunicarse vía Internet. Las aulas digitales y el home office se volvieron la herramienta más poderosa para mantener la cotidianidad. Además, las reuniones gubernamentales comenzaron a hacerse por videoconferencia.


Algunos cambios serán pasajeros, pero los avances hacía una mejor humanidad deberían ser para siempre.

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