Tener licenciatura no significa trabajo asegurado, ¿Qué enfrentan los jóvenes poblanos cuando salen de la carrera?

Una arquitecta, una maestra y una fisioterapeuta nos platican sobre las dificultades a las que se enfrentan para vivir de lo que estudiaron.

La realidad en México es desalentadora, contar con un título universitario no es garantía de un empleo, es más, podría significar todo lo contrario. De acuerdo con el INEGI, existen un millón 323 mil 730 personas que cuentan con un título universitario pero que se encuentran desempleadas.

Contar con un título universitario no les asegura un empleo a los recién egresados. Del millón 323 mil 730 personas con un grado superior que hay en el país, y que no están activamente laborando, el 6.10 por ciento corresponde a Puebla, es decir, 80 mil 747 universitarios.

El Instituto Mexicano de la Juventud refiere que 2 de cada 10 jóvenes de entre 12 y 29 años no estudian ni trabajan; además, esta misma dependencia informó que solo el 30.7 por ciento de jóvenes logran ubicarse en algún puesto laboral, de ese número, uno de cada tres se posiciona en un trabajo que está relacionado con lo que estudió.

Berenice, oriunda de Puebla, decidió incursionar en la carrera de Arquitectura y para el 2019 se graduó con el sueño de empezar a laboral en lo que más le apasiona; sin embargo, hasta la fecha no le ha sido posible colocarse en alguna empresa.

“Es algo frustrante no poder trabajar para lo que uno estudió. Egresé en el 2019 e inmediatamente quise sacar mi título, pero no fue así. Tomé unos meses de descanso en mi casa, con mis padres. Ya en inicios del 2020, en febrero me lo dieron. La verdad estaba muy contenta pero solo duró poco tiempo porque fue en marzo cuando llegó el Covid-19 y todo se vino abajo. Como no se sabía mucho del tema en ese momento pues sí me confiné con mi familia, pero por agosto cuando ya había más información decido empezar a buscar trabajo pero es absurdo lo que piden”, relata Berenice.

Como se había dicho, un título universitario en la actualidad, no es sinónimo de un puesto laboral asegurado, ni mucho menos de un sueldo competitivo o llamativo.

 “Pff… pensaba que ya con el título me sería suficiente para tener trabajo, pero cuando empiezas a buscar, la realidad te cae encima y te das cuenta que no es nada como lo que pensabas”, dijo.

La egresada cuenta que son pocas las vacantes, incluso se llegaron a reducir por la pandemia. Además, las posibilidades se esfuman, ya que la mayoría pide experiencia de 5 años a egresados de 23 años. 

Hasta el momento, ella ha postulado en tres ocasiones en diferentes empresas, sin embargo, en ninguna le han dado seguimiento a su deseo por trabajar para lo que estudió.

 “Ya ingresé mis papeles en tres empresas diferentes, en todas pedían mínimo dos años de experiencia y supongo que por eso no me regresaron la llamada. Se debe seguir intentando pero también no regalar lo que uno estudió. Esto lo digo porque algunas empresas también andan pidiendo a recién egresados o que todavía estudien con una disque paga de 500 pesos al mes y pues no, eso tampoco conviene”.

La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) expuso que las principales causas por las cuales los jóvenes recién egresados y titulados no logran conseguir un empleo en su área es por falta de experiencia, un sueldo digno que buscan y los empleadores no quieren pagar, o por poco/nulo dominio de su área laboral.

Sin embargo, a pesar de que algunas personas que aún se encuentran estudiando la licenciatura, empiezan a tener un panorama claro de lo que llaman “la vida real”, es decir, observan y analizan que cuando egresen y se titulen no podrán obtener un trabajo de acuerdo con sus estudios porque “las plazas están escasas”.

Este panorama le preocupa a Victoria Lizbeth, una universitaria poblana que cursa la licenciatura de Educación Primaria, pero se topa con las diferentes adversidades que el lado de la enseñanza trae, como la falta de una plaza o el tener que comprarla.

“Me falta un año y medio para egresar, pero, actualmente nos encontramos con diversos problemas entre ellos la falta de plazas. Todos creen (hasta yo lo creí), que siendo docente ibas a tener un empleo seguro saliendo de la carrera pero no es así. Nos enfrentamos a diversas situaciones entre ellas el comprar una plaza. Me ha tocado escuchar comentarios ‘ve juntando para tu plaza’,” narra Victoria.

Dichas plazas podrían costar desde los 100 mil hasta los 250 mil pesos, pero todo dependerá de la clave que se asigne. La “clave” es la matrícula con la que un docente ingresa al sistema, que corresponde al concepto de pago y del nivel de puesto.

“Eso es desde siempre. Tengo conocimiento que el costo de una plaza va desde los 100 mil a 150 mil pesos. Hay falta de transparencia, puesto que aún sigue existiendo el ‘soborno’, por eso no hay plazas, ese es el motivo”, comenta.

Victoria Lizbeth menciona que ella no pretende formar parte de ese círculo vicioso de sobornos, todo dependerá de un golpe de suerte para irse por la vía “legal” y posteriormente, seguir sembrando sus conocimientos y realizar una maestría.

“Me gustaría mucho ejercer mi carrera y correr con suerte. Me encantaría hacer las cosas de manera legal, ya que es parte de mi responsabilidad como futura docente. Yo estoy buscando mi mejora, me he inscrito a algunos cursos para reforzar mis aprendizajes. Aunque si te soy honesta no me gustaría solo estar frente a un grupo, yo preferiría ser supervisora y realizar una maestría”, contó.


La OCDE señala que según las tendencias actuales en el país, los jóvenes de 22 años en adelante, tardarán al menos un año y medio en encontrar un puesto de trabajo; sin embargo, el ingreso económico no será el esperado ni el deseado.

Ximena recién egresó de la licenciatura de Fisioterapia en junio de 2020. Aún continúa sin encontrar un trabajo donde pueda ejercer lo que estudió. Ella piensa que se debe a la pandemia.

“Me gradué en plena pandemia, no fue lo que quería ni mucho menos lo que pensé cuando entré a estudiar. Todo fue tan vacío y banal. He estado buscando trabajo pero simplemente no hay, y ya no sé qué hacer”, contó.

Asimismo, señala que la emergencia sanitaria por Covid-19 tiene mucho que ver para no encontrar trabajo, y aunque está en sus planes emprender con un consultorio propio, aún se lo está pensando.

“Un consultorio con algunos compañeros, eso es lo que he estado pensando últimamente. Yo he visto que tienen más éxito, pero todavía no sé, porque tampoco cuento con el capital necesario. Igual he pensado en buscar en asilos de ancianos, o en alguna clínica, pero en esta última solamente no hay nada. En general, por la pandemia la afluencia de pacientes es muy baja y sólo sale para lo básico, lamenta Ximena.

Según los estudios realizados por la OCDE, 65 de cada 100 egresados por la desesperación, frustración y escasez de empleo en el área para la que estudiaron, deciden laborar en otro lugar completamente ajeno a su perfil.


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