DE FRENTE Y DE PERFIL

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Redacción


Abril 04, 2012
Ramón Zurita Sahagún DE LA MADRID Y CARPIZO El fin de semana pasado y el inicio de esta dejó como saldo, entre otras cosas, las muertes de Miguel da la Madrid y Jorge Carpizo, personajes con lugar destacado dentro de la vida de México. Abogados ambos, tuvieron una relación cercana cuando el primero fungió como Presidente de la República y el segundo como Rector de la UNAM, aunque el resumen de sus actividades de uno y otro en esos cargos no fueron muy afortunados. Incluso los dos fueron a últimas fechas motivo de situaciones polémicas, aunque por motivos distintos. De la Madrid fue un Presidente de bajo perfil, catalogado por algunos analistas como gris y opaco, que enfrentó graves circunstancias durante su mandato y poco pudo hacer para superar la cantidad de problemas vividos. Le tocó una etapa difícil, al ser el sucesor de la desastrosa administración de José López Portillo y antecesor de la de Carlos Salinas de Gortari, lo que vino a atenuar un poco su poco efectivo gobierno. Miguel de la Madrid enfrentó una de las peores situaciones económicas de México, con una devaluación galopante, el peor sismo en la historia del país, los primeros cárteles de la delincuencia organizada y quedó como sospechoso de uno de los mayores fraudes electorales. Gobernó al viejo estilo del PRI, con amigos y colaboradores, eligió sucesor, de acuerdo a su criterio, aunque luego se arrepintió de su decisión, según hizo saber en una entrevista. De la Madrid fue uno de los pocos Presidentes de México que al dejar ese cargo continuó colaborando en el gobierno federal, mediante la dirección del Fondo de Cultura Económico, otorgada por su sucesor, Carlos Salinas de Gortari. Su bajo perfil le permitió continuar inserto en la administración pública, aunque su reaparición más notoria fue cuando fustigó la administración de Salinas de Gortari, reconoció haberse equivocado con el sucesor y hasta criticó los abusos cometidos en ese sexenio por la familia del entonces Ejecutivo federal. Fue entonces cuando se pretendió desautorizarlo, aduciendo una supuesta enfermedad mental, por lo que, se dijo, no estaba apto para las declaraciones que realizó. Por lo que si estaba afectado el ex Presidente era por un mal pulmonar, motivado por su afición al cigarrillo y que fue, finalmente, lo que provocó su muerte. De la Madrid no fue muy afortunado en su gestión gubernamental, aunque en ese período se abrieron las puertas del país a los acuerdos comerciales internacionales y se sentaron las bases de lo que hoy se tienen con diferentes países y organizaciones del mundo. Su inicio como presidente fue difícil, ya que el país venía sufriendo los efectos de una devaluación tras otra y a él le tocó ya como electo, la estatización de la banca, evento con el que fue sorprendido durante el último informe de gobierno de José López Portillo. Con ese esquema y la devaluación heredada, el principio del gobierno fue incierto y dos años y medio después le sorprendió el peor sismo ocurrido en la capital del país, cuya cifra de muertes se desconoce hasta la fecha, ya que las diez mil víctimas contabilizadas por el gobierno no son números creíbles. Pero lo peor de todo fue el pasmo del gobierno que encabezaba de la Madrid, el que tardó en reaccionar y, se dice, rechazó en un principio la ayuda del exterior. El rancho el Búfalo fue el detonante de los cultivos de droga que existían en México, al tiempo que se comprobaba la penetración que tenía la delincuencia organizada en los cuerpos policíacos y militares del país. La administración de Miguel de la Madrid fue la precursora de la renovación moral y varios funcionarios de la anterior administración fueron perseguidos y algunos encarcelados, como sello de su gobierno, aunque algunos se consideraron como simples revanchas. Su gobierno culminó con lo que se consideró como uno de los grandes fraudes electorales en la historia del país, cuya responsabilidad principal fue endosada a Manuel Bartlett Díaz, a la sazón secretario de Gobernación, pero que se consideró contó con el aval del entonces Presidente. Como simple anécdota quedó el hecho de que en diciembre del año pasado, su hijo Enrique, anunció su muerte, la que replicó en todos lados, sin ser cierta. Polémico también fue considerado Jorge Carpizo, un reconocido abogado que realizó una meteórica carrera política, luego de ser un reconocido académico constitucionalista. En la rectoría de la UNAM enfrentó graves problemas, por lo que decidió no reelegirse y optó por la carrera, donde destacó durante el gobierno de Carlos Salinas de Gortari. Durante la administración sexenal salinista, el campechano fungió como Ombudsman de Derechos Humanos, Procurador General de la República y secretario de Gobernación. También fue Ministro de la Suprema Corte de Justicia y director del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM, entre otros cargos. Su paso por la administración salinista generó polémica, aunque después de su salida, cuando se ventiló que supo de la reunión sostenida en la Nunciatura Apostólica entre los hermanos Arellano Félix y autoridades eclesiásticas, pero no ordenó la detención de los mismos, los que se deslindaron del asesinato del Cardenal Posadas Ocampo. Poco antes de su muerte, Carpizo presentó una denuncia en contra de una periodista que dejaba en duda el destino de una recompensa ofrecida por el gobierno federal. Lo contrastante en los sepelios de los dos abogados es que el ex Presidente fue velado en la biblioteca de su casa, mientras que el ex Rector lo fue en una capilla de los velatorios del ISSSTE. Email: [email protected] E mail: [email protected]
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