Moreno Valle: Un discurso como candidato, otro como gobernante
Rodolfo Ruiz R. En los últimos días de su campaña política por la gubernatura, como candidato de una inédita coalición opositora que logró sumar a partidos antagónicos para sacar al PRI de Casa Puebla, Rafael Moreno Valle Rosas hizo pública su Propuesta de Gobierno, bajo la consigna propagandística “¡Cumplo mis compromisos o me voy!”. Desde que la presentó y firmó ante el notario público René Meza Cabrera, de triste memoria en el sexenio piñaolayista, todos sabíamos que se trataba de un ardid publicitario y de un acto propagandístico y mediático. Cuando más de un pacto ético y moral que asumía con los votantes de Puebla, pero nada formal y legal que lo obligara a cumplirlo, so pena de dejar la gubernatura. En otras palabras: todos sabíamos que el “¡Cumplo o me voy!” era más una promesa de campaña que un compromiso serio de acatar la palabra empeñada, por lo que hoy nadie debe sorprenderse si Moreno Valle se desentiende o justifica el incumplimiento de aquella Propuesta de Gobierno. De cualquier modo no está de más revisar qué prometió como candidato y qué ha cumplido ahora que ha llegado a la mitad de su sexenio, y está por rendir -el próximo 15 de enero en el Auditorio de la Reforma- su tercer informe de gobierno. El examen podría arrancar por lo que sin duda es una de las fortalezas de su gestión, en comparación con pasadas administraciones estatales: la obra pública. Como candidato Rafael Moreno Valle prometió en el sexto eje de su Propuesta de Gobierno impulsar y detonar los siguientes proyectos estratégicos: reactivar los aeropuertos de Puebla y Tehuacán; construir un Puerto Seco en Huejotzingo, que sí funcionara a diferencia de la llamada Célula que se hizo en la gestión marinista en la región de Libres y Oriental; y poner en operación un moderno sistema de transporte público articulado en la zona metropolitana de Puebla denominado Metrobús. Como candidato a la gubernatura de la Coalición Compromiso por Puebla, integrada por el PAN, el PRD, Convergencia y el PNA, prometió además el rescate de la Presa de Necaxa; construir una Ciudad Verde en torno al lago de Valsequillo; y construir en coordinación con los gobiernos del Distrito Federal y el Estado de México una moderna autopista -alterna a la autopista México-Puebla- que fuera de Metepec, Puebla, a Milpa Alta en la Ciudad de México. Otras obras carreteras y de infraestructura que Rafael Moreno Valle ofreció aquél 31 de mayo de 2010 fueron: un Circuito Intermixteco, la reconstrucción de la carretera Interserrana, vincular mediante un plan carretero a hospitales y universidades, e impulsar un programa integral de reservas territoriales para planear los nuevos asentamientos humanos y polos de desarrollo de la entidad. A más de tres años de distancia, lo primero que llama la atención es que la mayoría de esas obras, que entonces parecían muy importantes o “estratégicas” -como incluso se asentó en aquel documento suscrito ante el notario público número 52 de la ciudad de Puebla- ni siquiera se han empezado o quedaron en el olvido. En cambio, se han hecho otras que si bien son importantes poco tienen de estratégicas, además de que nunca se plasmaron en aquella Propuesta de Gobierno, y algunas de ellas ni siquiera en el Plan Estatal de Desarrollo. Me refiero, por ejemplo, al semivacío Centro Integral de Servicios de Angelópolis, al inútil viaducto Capitán Carlos Camacho Espíritu, al puente del SAT, al entronque de la Udlap, a la cada vez menos concurrida la Rueda de la Fortuna, al cerrado Paseo del Río Atoyac, al inacabado Teleférico -que ahora irá de Los Fuertes al estadio Cuauhtémoc-, al rescate de la exfábrica La Constancia Mexicana (actualmente en comodato a Fundación Azteca) y a otras que están en proceso como el Tren Turístico Puebla-Cholula, el Museo Internacional Barroco, el museo Tesoros de la Catedral y las fuentes interactivas del CIS. Hay, por supuesto, obras no sólo estratégicas sino necesarias en materia de salud y vialidad como los hospitales de Cholula y Teziutlán, y otros que ha reconstruido o concluido en Izúcar, Tecamachalco, Cuetzalan, Zacapala, Tetela, Pahuatlán y Zacapoaxtla; el distribuidor vial de Santa Ana Chiautempan y el distribuidor de la autopista México-Puebla y la Calzada Zaragoza, el rescate del Centro Cívico 5 de Mayo y la remodelación del Auditorio de la Reforma que por años estuvieron abandonados. Ojalá en su tercer informe de gobierno nos dijera por qué aquellos proyectos estratégicos perdieron relevancia frente al Teleférico, el Parque Metropolitano, la Estrella de Puebla, el Tren Turístico Puebla-Cholula y la remodelación del Paseo Bravo y el estadio Cuauhtémoc. Correos: [email protected] y [email protected] Twitter: @periodistasoy |
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