¿QUÉ HACER CON NAVARRETE?

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RAMÓN ZURITA SAHAGÚN La casi segura aceptación de Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano de convertirse, nuevamente, en dirigente nacional del partido que fundó (PRD), transforma los sueños de Carlos Navarrete. De entrar Cuauhtémoc a la contienda, sería mediante una negociación en la que los demás aspirantes deberán retirarse, para ser electo por unanimidad. Eso dejaría a Carlos Navarrete fuera de la jugada, a no ser que el guanajuatense acepte cubrir con un interinato, como lo hizo anteriormente Guadalupe Acosta Naranjo. La solución pareciera ser esa, aunque no es tan conveniente para el grupo de Los Chuchos que detenta el control del Partido de la Revolución Democrática desde hace varios años, primero con el mencionado Acosta Naranjo, luego con Jesús Ortega y actualmente con Jesús Zambrano, cadena que pensaban continuar con el mencionado Navarrete. Cuando la cúpula perredista decidió invitar a Cuauhtémoc a presidir nuevamente el PRD, le allanó el camino, mediante el cambio en los estatutos que impedían la reelección de algunos de sus exdirigentes. La premura fue por los tiempos difíciles que vivía el partido ante los señalamientos de entreguista a su dirigente Jesús Zambrano, por su participación en el Pacto por México. También se corría el riesgo de un cisma, ante el abandono de militantes que encabezados por Andrés Manuel López Obrador decidieron fundar su propio partido. La urgencia de una figura que impidiera un mayor rompimiento hizo que voltearan lo ojos hacia el olvidado Cuauhtémoc, quien gustoso aceptó ser nuevamente esa figura emblemática. Claro que Cuauhtémoc condicionó su participación y encontró el sitio idóneo para encabezar las protestas contra la Reforma Energética. Fue una asociación de conveniencia, tanto para el grupo de Los Chuchos como para Cuauhtémoc. Los primeros necesitaban de una figura que los respaldará en sus acciones, mientras que el segundo requería de oxígeno, ya que desde 2006 había sido relegado como patriarca del PRD. Cuauhtémoc sabe que ya no será el santón de la izquierda y que los tiempos de gurú quedaron atrás, pero disfruta de los momentos estelares que puede vivir todavía como personaje político de primera línea. La relación de conveniencia entre Los Chuchos y Cárdenas Solórzano estará sostenida con alfileres, por lo que de concretarse la candidatura de Cuauhtémoc, habrá que seguirla de cerca, para ver por cuánto tiempo funciona. Con Cárdenas Solórzano a la cabeza, la izquierda perredista contará con una figura política al frente de sus protestas, donde podrá justificar su negativa a la reforma petrolera y sabe que mantendrá a raya a Andrés Manuel López Obrador, quien preferirá realizar sus propias protestas antes que unirse a las que convocan los perredistas con todo y las figuras de Cuauhtémoc y otros líderes de la izquierda que responden a la convocatoria del hijo del Tata. De convertirse Cuauhtémoc en el próximo dirigente nacional del PRD (del que fue el primero), a Carlos Navarrete Ruiz le tocará asumir nuevamente la derrota, ya que es poco probable que acepte la secretaría general del partido que aspiraba a presidir. Navarrete Ruiz es uno de los fundadores del grupo de Los Chuchos y como Jesús Ortega, Graco Ramírez y otros más se formó al lado de Rafael Aguilar Talamantes en el Partido Socialista de los Trabajadores que, posteriormente, se transformó en el Partido del Frente Cardenista de Reconstrucción Nacional, mejor conocido como el ferrocarril. Con la conformación del Frente Democrático Nacional que apoyaba la primera candidatura presidencial de Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano y el nacimiento del Partido de la Revolución Democrática, Los Chuchos abandonaron a su líder Aguilar Talamantes, para integrarse al partido del sol azteca. Desde entonces, Navarrete Ruiz ha disfrutado de posiciones de buen nivel, aunque las importantes se le escapan. Salvo la coordinación de los senadores del PRD en las legislaturas 60 y 61, en otros intentos el guanajuatense fracasó. Quiso ser gobernador de Guanajuato y no pudo, intentó ser candidato al gobierno del Distrito Federal y quedó frustrado, aunque negoció una posición de bajo nivel dentro del gobierno de Miguel Ángel Mancera Espinosa, la secretaría del trabajo del gobierno capitalino. Ahora quedaría nuevamente relegado, aunque le quedan las dos opciones mencionadas, un posible interinato en la presidencia del Partido de la Revolución democrática o aceptar ser el segundo de Cárdenas Solórzano en la presidencia del partido. Eso sí, antes de bajarse de la disputa por la presidencia del partido, Navarrete Ruiz negociaría una posición plurinominal a la Cámara de Diputados, ya que jamás competiría por una de mayoría. SIEMPRE SÍ Finalmente José González Morfín presidirá la mesa directiva de la Cámara de Diputados y lo hará en dos meses del periodo ordinario de sesiones y cuatro de receso. La incorporación de Ricardo Anaya a la campaña de reelección de Gustavo E. Madero Muñoz le abrió la posibilidad al michoacano y de esa forma, todos quedan contentos. Existía preocupación en el equipo de González Morfín acerca del cumplimiento de la promesa de que la mesa directiva sería dividida en períodos de seis meses cada uno, en favor de Ricardo Anaya y del propio González Morfín. Sin embargo, la ocasión se presentó propicia para ello y desde el primero de marzo, asume la presidencia de la Cámara de Diputados el michoacano, aunque en la mente queda el hecho de que el período importante fue el de Anaya, ya que le tocó presidir los debates de las reformas estructurales y el mes de septiembre, con las festividades Patrias, además de que fue el orador en la conmemoración de la Constitución, el pasado cinco de febrero. Email: r[email protected]

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