MAL ESTRATEGA

Ramón Zurita Sahagún Si algo demostró, entre otras cosas, el anterior Presidente de la República es ser un pésimo estratega en materia político-electoral. Felipe Calderón Hinojosa fracaso rotundamente en los dos principales intentos realizados para apoderarse del control del partido en que todavía milita. Pretendió primero que uno de sus más cercanos operadores (Roberto Gil Zuarth) quedará al frente del partido y sucumbió ante Gustavo E. Madero Muñoz. Luego impulsó a su delfín, Ernesto Cordero Arroyo, entonces secretario de Hacienda, como prospecto presidencial y también cayó derrotado, solamente que ante Josefina Vázquez Mota. El fracaso fue sumamente evidente y hubo de conformarse con sendos segundos lugares de sus prospectos. Hoy los dos personajes van de la mano, en un nuevo intento de los calderonistas por apoderarse de la estructura del partido. Ernesto Cordero Arroyo se juega su última carta, en su intento por trascender en el ámbito político, en la búsqueda del respaldo necesario para ganar la presidencia del comité Ejecutivo Nacional del Partido Acción Nacional. Dos tropiezos anteriores lo dejaron muy mal parado, ya que no logró la candidatura presidencial de su partido, al ser derrotado en forma contundente por Josefina Vázquez Mota y alcanzó como consuelo la coordinación de los senadores de su partido, aunque al poco tiempo fue removido del cargo. Cordero Arroyo trabajó muy de la mano Con Felipe Calderón Hinojosa, quien lo paseó por dos de las más importantes secretarías de cuantas componen el gabinete presidencial: la de Desarrollo Social y la de Hacienda y Crédito Público. Igual que su compañero de infortunio, Roberto Gil, el aspirante a la presidencia del partido disfrutó de diferentes cargos en la administración sexenal de Calderón Hinojosa. Tanto Cordero como Gil, fueron unos auténticos chapulines, saltando de un cargo público a otro, llegando hasta el Senado de la República, por supuesto que por la vía del consentimiento que da el carácter de plurinominales, aunque Gil también consiguió antes una curul por el mismo método, de la que salía y entraba, según las necesidades presidenciales. Ahora, obvio, con el respaldo del mismo Felipe Calderón, Cordero se lanza a la aventura de vencer en la contienda interna partidista a Gustavo E. Madero Muñoz, el mismo que derrotó a su compañero de infortunio Roberto Gil. Las cartas están echadas y en los próximos 60 días Cordero Arroyo en mancuerna con el ex gobernador de Guanajuato, Juan Manuel Oliva, deberán recorrer el país en busca del voto directo de los militantes que por vez primera podrán elegir a su dirigencia nacional. Para Cordero, su estratega electoral y los calderonistas, la tarea no es sencilla, ya que su contendiente no es solamente el presidente con licencia del partido, sino además su más acérrimo adversario, el mismo que le quitó la coordinación de la fracción senatorial de su partido y mostró que cualquiera podría estar como coordinador, ya que el actual, Jorge Luis Preciado, carece de todo para ostentar dicho cargo. La afrenta fue mayúscula, aunque en el virtual caso de ser vencido por Madero Muñoz, será todavía más dolorosa, ya que mostrará que sus dotes no son las políticas y tendrá que regresar a la burocracia de la administración pública o a la academia. Para Gustavo E. Madero, la victoria de mayo representaría su consolidación política, con miras a un futuro mejor, ya que en el camino tendría la candidatura al gobierno de chihuahua o, eventualmente, se convertiría en un sólido prospecto para la candidatura presidencial del 2018. Madero Muñoz solicitó licencia para separarse de la presidencia del partido, en un caso inédito, ya que ninguno de los otros dirigentes panistas que contendieron por la reelección lo había hecho. Sabe que a su favor tiene una militancia que votará por vez primera en forma directa por su dirigencia nacional y que ello se consiguió durante su presidencia, pero también cuenta con el respaldo de todos aquellos panistas que se sintieron agraviados por la concentración del poder en el grupo de los calderonistas que hoy tratan de aglutinarse alrededor de la candidatura de Ernesto Cordero Arroyo. De resultar ganador con su reelección Madero Muñoz, el golpe contra Felipe Calderón y sus cada vez más desgastados seguidores sería fulminante y terminaría con sus aspiraciones de convertirse en el Jefe Máximo del panismo. ÓSCAR Tres personajes nacidos en México fueron premiados por la academia del cine, con el mayor reconocimiento existente, un Óscar, durante la gala anual celebrada en Los Ángeles. Los ganadores lo hicieron en categorías sumamente disputadas, la de dirección, fotografía y coestelar femenino. Alfonso Cuarón, Emmanuel Lubezki y Lupita Nyongo, son los nombres de los tres personajes nacidos en la República Mexicana. Sus triunfos fueron considerados como de todos los mexicanos, cuando no es así, es producto de un esfuerzo individual de cada uno de ellos y resultado de sus respectivos trabajos desarrollados en la llamada meca del cine mundial. Tal vez por eso, para que no exista confusión de ninguna clase en ese sentido, Alfonso Cuarón fue sumamente claro cuando precisó que el Óscar no corresponde al cine mexicano, ya que fu un trabajo realizado en Estados Unidos, donde ni el cine mexicano, ni el país tuvieron nada que ver. Lupita Nyongo, fue también contundente, cuando expuso que el Óscar le corresponde solamente a ella y no a México, país en que nació o a Kenia, país del que proceden sus padres y donde vivió. Esos son buenos argumentos para todos aquellos patrioteros que se rasgan las vestiduras y lanzan vivas por el avance del país, cuando en realidad son triunfos de mexicanos, conseguidos en el extranjero, basados en su propio esfuerzo. Email. [email protected] Email: [email protected]

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