Pulso Político

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Redacción


Marzo 14, 2014
Francisco Cárdenas Cruz Ante corrupción, cinismo Cuánta razón tuvo el ex presidente José López Portillo al rendir su segundo informe de gobierno y advertir desde la tribuna del Congreso de la Unión que “lo peor que puede pasarle a México es convertirse en un país de cínicos”, de lo que la cadena de fraudes de Oceanografía a instituciones bancarias y gubernamentales y el de la Línea 12 del Metro son hoy claros ejemplos de ello. Quienes públicamente han venido siendo señalados de haber participado directa o indirectamente en ambos casos no admiten, ni en un uno ni en otro, ser culpables de nada, en un peloteo de las “papas calientes” que están convertidos en escandalosos casos de corrupción en que de una u otra forma, están involucrados. En lo de la naviera propiedad de Amado Yáñez Osuna, favorecida primero desde el sexenio panista de Vicente Fox y después en el de Felipe Calderón, con la complicidad de funcionarios de ambos gobiernos al utilizar documentos falsos para obtener contratos de Petróleos Mexicanos y defraudar no solamente a Banamex por un monto de 585 millones de dólares sino también a instituciones gubernamentales como el Banco Nacional de Comercio Exterior, Seguro Social e Infonavit, en el caso de éstas por incumplimiento a ambas en el pago de cuotas de su personal, todo va quedando en investigaciones que cuando concluyan y se deslinden responsabilidades, seguramente ninguno de los culpables estará ya en México. Fox ha intentado deslindar a Jorge Alberto y Manuel Bribiesca Sahagún, hijos de su esposa, Martha Sahagún, que desde que gobernara al país, fueron mencionados públicamente de conseguir contratos multimillonarios para Oceanografía, lo que motivara indagatorias tanto por parte de una Comisión Especial de la Cámara de Diputados como de la Auditoria Superior de la Federación, cuyas conclusiones fueron ignoradas, hasta ahora que se acordaron de ellas. El ex mandatario asegura estar tranquilo, al igual que sus hijastros, quienes dicen que no tienen ninguna responsabilidad. En lo de las fallas técnicas que obligaron al cierre de la mitad de las estaciones de la Línea 12 del Metro, que cubre la ruta Tláhuac-Mixcoac, que dejó sin servicio a por lo menos medio millón de usuarios que expresan por igual indignación y coraje porque una obra en la que se invirtieron alrededor de 25 mil millones de pesos, tuvo que suspender su operación en aquellas por problemas que se presentaron a lo largo de su construcción, de los que, hoy, todos los que algo tuvieron que ver, niegan culpabilidad, fingen no haber sido informados en su momento de que hubiera dificultades en ella y ahora eluden responsabilidad y buscan endilgársela a otros. Desde los directivos de empresas que participaron en las distintas etapas para construir la llamada “Línea Dorada”, el grupo ICA, Alstom y Carso que fabricaron los rieles que resultaron incompatibles con los vagones; los anteriores y actuales directores del Servicio de Transporte Colectivo, Francisco Bojórquez y Joel Ortega y, por supuesto y sobre todo, el ex jefe de Gobierno del Distrito Federal, buscan a quién echarle la culpa. Enrique Horcasitas, director del Proyecto Metro-DF, quien se había rehusado a emitir alguna opinión, envió ayer un comunicado para señalar que el proveedor de vagones para la Línea 12 conoció los detalles del diseño de la vía por las que circularían y que fue su obligación haberla considerado para su diseño y construcción. Además, sostiene que entre los sistemas certificados estuvo el de las vías, con la observación de que cumplía con las especificaciones de ese organismo. Así, uno y otro, y otro, de quienes tuvieron alguna participación en esa obra, se han ido deslindado y niegan responsabilidad alguna, por lo que tendrá que ser una investigación exhaustiva, la que determine quiénes la tuvieron. www.pulsopolitico.com.mx [email protected] @MXPulsoPolitico
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