CONTRASTES

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Redacción


Enero 09, 2015

CARLOS GÓMEZ

Se desvanece indignación por normalistas de Ayotzinapa

Una vez más parece que la amnesia se apodera de la mente colectiva.

La indignación por la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa logró una movilización social que no se había visto en las últimas décadas en el país.

Sin embargo, las vacaciones de diciembre desvanecieron esa indignación.

Y en Puebla la situación no es distinta.

Durante septiembre, octubre, noviembre y la primera quincena de diciembre del año pasado se despertó un –hasta entonces desconocido– sentimiento de indignación que llevó a las calles a miles de jóvenes estudiantes de diversas universidades públicas y privadas.

La indignación pasó de las redes sociales a foros de discusión, paro de labores, marchas masivas y una organización real de jóvenes que hicieron un solo frente para exigir justicia por los estudiantes desaparecidos.

Hoy las cosas cambiaron de manera rotunda.

El síntoma más claro del desvanecimiento de esa indignación son las dos últimas reuniones de la Asamblea Universitaria –una realizada en diciembre pasado y otra en la actual semana- en las instalaciones del Complejo Cultural Universitario y en Ciudad Universitaria.

En ambas reuniones la respuesta a la convocatoria fue mínima.

Apenas llegaron un parte de decenas de jóvenes.

¿De quién es la culpa?

Absolutamente de nadie.

Es un proceso normal ante un hecho que tuvo sus momentos de crecimiento impensable entre octubre y noviembre.

Pero tampoco nadie se debe equivocar.

Y el gobierno federal no puede cantar victoria por ese desvanecimiento (que no es olvido) de la indignación.

Oficialmente siguen desaparecidos 42 de los 43 estudiantes de la normal rural de Ayotzinapa.

En las redes sociales la protesta sigue viva y el tema aún es vigente en la medida en que no se haga justicia.

Enrique Peña Nieto apostó al olvido antes que la justicia.

Y ese será uno de los más graves errores de su sexenio debido a que desde el 26 de septiembre del 2014 su administración cayó en un profundo bache por su ineficiencia ante un crimen reprobable.

Se equivoca el gobierno federal si piensa que la indignación se terminó.

Los jóvenes universitarios encontraron un camino inédito para ellos y no perderán tan fácilmente la memoria de la organización.

En cualquier momento volverán a salir a las calles.

Los jóvenes reencontraron en el 2014 y con la desaparición de los normalistas de Ayotzinapa su espíritu de protesta y demanda social.

Ese espíritu está en sus venas.

Ayotzinapa no se ha olvidado.

No mientras no haya justicia.

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@gomezcarlos79

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