DE FRENTE Y DE PERFIL

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Redacción


Enero 23, 2015

RAMÓN ZURITA SAHAGÚN

Familia incómoda

El súbito enfrentamiento verbal y público entre dos chihuahuenses que se la traían sentenciada desde tiempo atrás reveló historias familiares escondidas de uno de ellos y el tono que se espera prevalezca en las futuras campañas políticas.

Javier Corral, senador por Acción Nacional quedó sorprendido cuando el gobernador de su estado natal le cuestionó su pretensión a desestabilizar su gobierno, por las afectaciones al grupo delictivo que opera en Ciudad Juárez.

Con un tono alejado del diálogo o de la civilidad que pregonan los partidos políticos, los dos personajes (César Horacio Duarte y Javier Corral) que se enfrentaron en las urnas en 2010 por el gobierno de Chihuahua, se lanzaron diversas acusaciones y puyas sobre en que destacan la corrupción, impunidad y delincuencia organizada.

Fue Corral quien lanzó las primeras acusaciones sobre la presunta corrupción del gobernante, a quien tachó de delincuente.

La historia versa sobre la presunta compra de acciones de un banco por parte del gobernador, haciendo uso de recursos públicos para negocios privados y la utilización de la institución financiera para todo tipo de transacciones gubernamentales.

Corral enarbola la bandera de la denuncia sobre ese y otros temas, donde tacha de delincuente al gobernador priista de Chihuahua

Pero Duarte no se quedó atrás y precisó que dos de los hermanos del senador panista han estado en la cárcel, por delitos distintos. Uno por narcotráfico y el otro por fraude financiero.

La respuesta del gobernador hacia el senador no gustó al segundo, quien la consideró una bajeza, sacar a colación esos temas familiares.

Pero el enfrentamiento verbal entre ambos políticos, uno priista y el otro panista, habla del nivel que mantiene la llamada clase política del país, la que acostumbra a lanzar denuestos, descalificaciones, acusaciones y golpes bajos, pero que no le gusta que le refresquen la memoria.

Es cierto que guarda razón el senador panista cuando expresa que esas son cuestiones de sus hermanos, a las que deben responder ellos, pero también lo es que resulta una pesada carga para un político contar con una familia así.

Xóchitl Gálvez Ruiz, la polémica y extrovertida hidalguense, vivió una historia similar, cuando su hermana, Jaqueline Mallinalli Gálvez Ruiz, fue detenida por pertenecer a una banda de secuestradores.

Colima es una entidad en la que cotidianamente se repiten esas historia de familiares de los políticos vinculados con la delincuencia.

Esmeralda Cárdenas Sánchez es una panista de esa entidad que sintió en carne propia como su ya asegurada candidatura a una alcaldía le fue retirada por los nexos de dos de sus hermanos con la delincuencia organizada.

René y Jaime Cárdenas Sánchez fueron detenidos y acusados de transportar 184 kilogramos de mariguana, afectando la trayectoria de la entonces diputada federal.

El propio gobernador de Colima, Mario Anguiano Moreno resintió que uno de sus hermanos, Humberto fue detenido y acusado de distribuir cocaína, mariguana y metanfetamina.

Leonel Godoy Rangel, ex gobernador de Michoacán, ex senador, ex diputado federal, ex jefe policíaco y otras cosas más, carga con la pesada losa de que su hermano, Julio César Godoy Toscano, se encuentra prófugo desde hace varios años, acusado de narcotráfico, lavado de dinero y delincuencia organizada, entre otros delitos.

Los muertos en los roperos de los políticos son muchos y los pecados cometidos por ellos mismos o familiares cercanos se multiplican y aparecen cuando se inician las campañas políticas y son exhibidos como una forma de detener el empuje que pudieran tener para un cargo de elección popular.

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