PICOTAZOS

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Redacción


Febrero 23, 2015
La línea del CEN hacia los diputados locales priistas La neurosis priista o la lucha por el control del estado Bye, bye Rafael Micalco… viene un morenovallista El Papa Francisco ordenó el fin de semana pasado, a un nuevo cardenal mexicano. Se trata de monseñor Alberto Suárez Inda, arzobispo de Morelia, quien luego de ser ungido en el cardenalato, hizo importantes declaraciones que recogió la Agencia EFE. Sostuvo que percibe “cierta manipulación política” en el caso de los 43 estudiantes desaparecidos en Iguala. “Una cierta tendencia política, de intereses que se aprovechan del dolor de los padres de familia para provocar insurrecciones”, afirmó Suárez Inda en una conferencia de prensa. Reveló el perverso propósito de alentar desórdenes, ir en contra de las instituciones de gobierno, tomando como bandera un hecho a todas luces, desafortunado… Eje de escándalos y demás, esta semana el secretario de Hacienda, Luis Videgaray Caso, aceptó en una entrevista con el influyente diario británico Financial Times que el gobierno mexicano pasa por una crisis de confianza. “Necesitamos abordar lo que realmente importa a la sociedad mexicana, que es no sólo la corrupción y la transparencia. Va más lejos: tiene que ver con la confianza”, dijo el encargado de las finanzas públicas. Videgaray Caso indicó al diario británico que las reformas no deberían ser las únicas prioridades de un gobierno al que le quedan casi cuatro años más. “No sólo se trata de reformar, reformar, reformar”, comentó… Luego de poco más de un año de estar “analizando las pruebas”, el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF), que preside la magistrada María del Carmen Alanís, resolvió que en el asunto de la presunta compra de votos por parte del Partido Revolucionario Institucional (PRI), con las tarjetas Monex, el tricolor no incurrió en algún delito. Lo anterior, luego de que los magistrados encontraran que la investigación realizada por la Unidad de Fiscalización del entonces denominado Instituto Federal Electoral (IFE), atendiera los criterios de idoneidad, proporcionalidad y necesidad, en el desahogo de las pruebas… Desde el inicio del presente sexenio quedó en evidencia que el Congreso del estado no sería el contrapeso político que la democracia poblana requería para incursionar a una verdadera alternancia. La sumisión pactada de los legisladores, en ese tiempo encabezados por el panista con raíces familiares priistas Mario Riestra Piña, el expriista y exelbista Guillermo Aréchiga Santamaría, la “diputada ciudadana” Josefina Buxadé, llevó a la 58 legislatura local a ser una oficina de trámite del gobierno local. Luego vino una legislatura más –la actual- que es controlada de cabo a rabo por el morenovallismo. Que una fracción partidista respalde las acciones de un gobierno emanado de su instituto no es sorprendente, pero que las fracciones opositoras no sean capaces de articular una mediana afrenta al gobierno en aras de cumplir con su papel de vigilantes y denunciar todas aquellas anomalías que existan no sólo es vergonzoso sino repudiable. Sin embargo, esto último es el triste papel que ha jugado el priismo en los primeros cuatro años de la era morenovallista. Timoratos, arrodillados, indignos de la investidura que portan, los militantes del Revolucionario Institucional mostraron que el oficio político, la negociación, el acuerdo y la crítica no representan nada en función del compromiso de construir una mejor entidad. En la actual legislatura –la 59-, los priistas, encabezados en un principio por Víctor Manuel Giorgana y ahora por José Chedraui Budib, el empresario metido a la política y cuya única virtud es su amistad con Enrique Peña Nieto, tampoco dan una en su objetivo de armonizar una oposición coherente y con un poco de dignidad. La patética postura asumida la semana pasada en la glosa del Cuarto Informe de Gobierno dejó entrever que el priismo poblano simplemente está condenado al fracaso en su intentona por regresar al poder. La muestra más evidente fue que desde el Comité Ejecutivo Nacional, que es controlado por César Camacho Quiroz e Ivonne Ortega Pacheco, ambos integrantes del grupo político del secretario de Gobernación federal y presidenciable, Miguel Ángel Osorio Chong, recibieron la línea de irse tersos, de no lastimar los intereses morenovallistas. Para sorpresa de pocos, la instrucción fue acompañada por una serie de preguntas sobre lo que se debía decir y preguntar, de ahí que los cuestionamientos agudos y que generaran un conflicto simplemente fueron sometidas a la tijera de la sumisión y el pacto a pesar de la leve inconformidad de uno que otro priista. Incapaces de actuar por decisión propia y sujetarse a la línea que les dicten, los legisladores poblanos no pudieron traicionar su ADN. Pero, el verdadero problema de esta situación no fue siquiera dictar una línea tan cómoda sino el descontrol que eso generará en la estructura priista real. En psicología existen estudios bastante profundos, los cuales advierten que cuando una figura de autoridad es capaz de enviar un mensaje contundente y sin vacilaciones, entonces, se produce una comunicación eficaz que permite la operación misma de la instrucción y resultados favorables, amén del fortalecimiento de los individuos que se encargaron de cumplir la instrucción; pero cuando el mensaje es acompañado de imprecisiones o acciones que demuestran lo contrario a lo indicado, el único resultado que se obtendrá es la total confusión, errores de operación y la creación de un estado similar al de la neurosis. Esta es la realidad de los priistas poblanos. La decisión del CEN expuso que Puebla se encontraría en medio de una pugna bastante aguda. Por un lado, existe un CEN priista que intenta poner orden pero actúa de manera contradictoria; y, por el otro lado, existe una dirigencia estatal, cobijada por el poderoso coordinador del grupo parlamentario del PRI en San Lázaro, Manlio Fabio Beltrones, que intenta crear una estructura opositora que haga frente a un morenovallismo desbordado y único dueño del poder en la entidad. Así pues, la indicación recibida por los diputados locales de callar en las comparecencias vendría en función de una lucha de poderes para intentar derrocar la estrategia de una posible reestructuración priista que favorezca a la corriente beltronista y eso fortalezca aún más su camino hacia el 2018. Al final de cuentas, Puebla puede ser una muy buena moneda de cambio, se ha hecho otras veces y dudo que sea diferente esta ocasión… Hace unos días, Rafael Micalco Méndez emitió una curiosa declaración en vías de la renovación de la dirigencia estatal del PAN, a efectuarse en octubre próximo. “Ni me apunten ni me borren”, fue la juguetona postura. Lo que el presidente estatal no sabe es que el morenovallismo ya lo borró de la lista y anda en busca de su reemplazo. De hecho, la decisión de no mantenerlo al frente, además de cobrarle las facturas políticas que le debe al morenovallismo por intentar hacerle contrapeso, es enviar un mensaje contundente a la Organización Nacional del Yunque que opera en la entidad: el PAN ya no les pertenece y es propiedad del actual grupo en el poder. Así pues, el próximo presidente del Comité Directivo Estatal será un soldado del gobierno del estado y no un doctrinario que, como se ha demostrado, no tienen cabida ni lugar en el nuevo juego de la política estatal… Y, hasta la próxima.
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